La falta de acción climática coordinada, el mayor riesgo para la humanidad

La falta de acción climática coordinada, el mayor riesgo para la humanidad

El fracaso a la hora de gestionar la emergencia climática, la meteorología extrema y la destrucción de la biodiversidad son los mayores riesgos a los que se enfrentará la economía en los próximos diez años, según el análisis realizado por el Foro de Davos, que pide más alianzas


A pesar de que la pandemia de coronavirus ha sido la gran protagonista de la política nacional e internacional en estos dos últimos años, los mayores peligros para la estabilidad social y económica de todo el mundo siguen siendo principalmente ambientales. Así lo pone de manifiesto el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial (WEF)también conocido como Foro de Davos por la localidad suiza en la que se celebra su reunión anual, que resalta que los tres principales riesgos globales, por probabilidad y por impacto, son todos de índole ambiental. En concreto, la mayor preocupación para la próxima década es la posibilidad real de que se fracase a la hora de gestionar de forma coordinada la crisis climática y se pase a un «sálvese quien pueda» en la carrera hacia la neutralidad de carbono, seguida de la meteorología extrema y la pérdida de biodiversidad.

Este es ya el decimoséptimo informe que elabora el WEF tras consultar a un millar de expertos en economía, sociología y medio ambiente de todo el mundo, pero sus responsables indican también que es uno de los más pesimistas. Solo el 11% de los encuestados piensa que el mundo se caracterizará por una recuperación global acelerada hacia 2024, mientras que el 89% percibía que las perspectivas a corto plazo eran volátiles y cada vez más catastróficas. El 84% de los encuestados expresaron sentimientos negativos sobre el futuro, con un pesimismo generalizado que según los autores del informe «podría crear un ciclo de desilusión que haga cualquier movilización aun más complicada».

¿El principal motivo de este pesimismo? La falta de coordinación internacional y alianzas en la lucha climática, que hace cada vez más probable el aumento continuado de los riesgos físicos que se derivan de los fenómenos metereológicos extremos como los huracanes o las sequías, que debido al cambio climático se producen cada vez con mayor frecuencia y severidad. «Una transición ecológica desordenada exacerbaría estos riesgos, impactando la capacidad de las empresas para realizar negocios, causando volatilidad económica y desestabilizando el sistema financiero», ha apuntado el director de riesgos de Zurich Insurance Group, Peter Giger, que ha participado en la elaboración del informe.

Y es que, a pesar de que muchos Gobiernos celebraron algunos de los importantes nuevos compromisos que se alcanzaron en la COP26, especialmente la obligación de revisar más regularmente los informes de reducción de gases de efecto invernadero (conocidos como NDC), a nivel global estamos aún muy lejos de alcanzar la meta de un calentamiento máximo de 1,5 °C establecida en el Acuerdo de París. Por ahora, si se cumplieran todos los compromisos realizados hasta el momento por países, ciudades y empresas, el calentamiento se limitaría a unos altísimos 2,4 °C, lo que tendría consecuencias catástroficas para no solo para los ecosistemas terrestres y marinos, sino para la vida y el bienestar humano en gran parte del planeta.

riesgos globales
Con las previsiones actuales, el mundo está muy lejos de cumplir con el Acuerdo de París.

«Solo quedan ocho años en esta década y, a menos que los gobiernos y las empresas tomen rápidamente medidas climáticas tangibles y efectivas en los próximos 12 a 18 meses, habrá presión para apresurar las acciones más adelante en la década, potencialmente con una serie de nuevas políticas. Esto podría derivar tal vez en duras intervenciones en toda la economía, para cumplir con sus plazos», ha asegurado el presidente del WEF, Borge Brende.

El informe también advierte contra esta transición climática desordenada porque «podría distanciar aún más a los países y dividir las sociedades», ya que, por ejemplo, el «abandono acelerado» de sectores con altas emisiones de dióxido de carbono puede desencadenar volatilidad económica y agravar el desempleo. De hecho, las opiniones de los encuestados sobre 15 áreas de gobernanza diferentes indican una gran decepción con la eficacia de los esfuerzos internacionales de mitigación de riesgos climáticos y piden una mayor apuesta por las alianzas entre diferentes actores para coordinar la respuesta a la crisis climática.

Migraciones climáticas

A nivel social, el informe prevé que 51 millones de personas más que antes de la pandemia pasen a vivir en condiciones de pobreza extrema «con el riesgo de que crezcan la polarización y el resentimiento social» en un mundo que se cree crecerá en 2024 un 2,3% menos de lo que lo hubiera hecho sin pandemia. Por eso, los encuestados identifican la erosión de la cohesión social y la crisis de modos de vida como el cuarto y el quinto riesgo global más importante en los próximos diez años, por encima incluso de unas enfermedades infecciosas cuya percepción de peligrosidad ha bajado respecto al año pasado.

Y es que el aumento de la desigualdad es un problema global que exacerba las diferencias económicas y sociales entre una minoría privilegiada y una mayoría sin demasiados recursos y que, combinada con los efectos del cambio climático, está haciendo más frecuentes las migraciones. El informe recuerda que en 2020, último año del que se tienen datos, hubo una cifra récord de 34 millones de personas desplazadas, mientras que en 2021 4.500 personas fallecieron en diferentes rutas migratorias.

inundaciones
La inundaciones y las sequías suponen los principales motivos de migración climática.

En este sentido, uno de los mayores factores de las llamadas «migraciones climáticas» está en el agua, ya que, según el WEF, la escasez del líquido elemento en muchas zonas es un factor clave de la migración debido a su impacto en la salud y los medios de subsistencia, además de su capacidad para desencadenar conflictos. Así, el informe apunta que los países densamente poblados que dependen en gran medida de la agricultura, como India, Nigeria, Pakistán y Filipinas, son especialmente vulnerables a la inseguridad climática, tanto por las sequías como por las inundaciones que regularmente destruyen sus principales fuentes de alimentación.

En cualquier caso, los encuestados por el Foro de Davos tienen claro que este problema solo irá a peor. El empeoramiento del clima extremo provocará migraciones y desplazamientos a gran escala, un fenómeno que sumado la renuencia de la comunidad internacional a reconocer a los «refugiados climáticos» y los «migrantes ambientales» está ampliando la brecha de protección legal de las personas vulnerables.

«Se están creando tensiones en un momento en el que la colaboración entre sociedades, empresas y la comunidad internacional sería fundamental para asegurar una recuperación global más uniforme y rápida», ha asegurado la directora gerente del WEF, Saadia Zahidi, que insistió en la principal recomendación que hace este organismo para reducir el impacto de los riesgos globales más importantes: un enfoque más coordinado y multilateral.

Peligros vinculados a tecnología

Más allá de los riesgos globales climáticos y sociales, el informe del Foro de Davos identifica otro potencial peligro a medio-largo plazo: los llamados «avances tecnológicos adversos». El más evidente es la capacidad creciente de hackers y ciberdelicuentes para poner en riesgo infraestructuras críticas enteras, ya sean sistemas de agua urbana o la red eléctrica. «Las amenazas a la ciberseguridad están creciendo y superando la capacidad de las sociedades para prevenirlas o responder a ellas de manera efectiva. Los ataques a la infraestructura crítica, la desinformación, el fraude y la seguridad digital afectarán la confianza pública en los sistemas digitales y aumentarán los costes para todas las partes interesadas», apuntan los autores del informe.

Pero otro riesgo tecnológico es más soprendente. La exploración espacial, que se ha intensificado en los últimos años con la entrada de diversas empresas en este campo, plantea peligros como la creciente militarización de esta carrera hacia las estrellas o  el mayor riesgo de colisiones que podría derivar en una proliferación de desechos espaciales y afectar a órbitas que albergan sistemas clave en la Tierra o suscitar tensiones geopolíticas.

Crew Dragon
Despegue de la misión Demo-2 de SpaceX, el pasado junio.

«Las ciberamenazas están aumentando más rápido que nuestra capacidad para erradicarlas. A esto se suma que en nuestro planeta está literalmente rodeado de un vertedero de chatarra que incluye cohetes destruidos, depósitos de combustible vacíos o satélites estropeados, que amenazan a las comunicaciones globales y a nuestras ambiciones en el espacio» ha afirmado, Carolina Klint, de la firma de gestión de riesgos Marsh, que también ha participado en la elaboración del informe.

Eso sí, la clave aquí también está en colaborar más y mejor. Y es que, aunque el espacio representa otro ámbito en el que se desarrollarán las tensiones geopolíticas y comerciales, también hay importantes tradiciones de cooperación en este ámbito que ya han ayudado a mitigar las crecientes tensiones en el pasado. Según apunta el WEF, «Si bien esta tendencia podría continuar, se requerirá una gobernanza formal más sólida en un espacio más concurrido y competitivo». Es decir que, como con todos los riesgos globales, la principal recomendación es la misma: intentar poner de acuerdo al mayor número de actores posible.



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