El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado la creación del denominado Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad para ayudar a países con ingresos bajos o medios ante los efectos del cambio climático o la preparación ante futuras pandemias



El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aprobado la creación del denominado Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad (FFRS). Su intención es ayudar a países con ingresos bajos o medios ante adversidades a largo plazo como los efectos del cambio climático o la preparación ante futuras pandemias. La Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, declaró que «en un momento en que el mundo enfrenta shocks mundiales consecutivos, no debemos perder de vista las medidas críticas que son necesarias hoy para garantizar la resiliencia y la sostenibilidad a más largo plazo. Solo podremos triunfar colaborando».
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La subdirectora del Fondo para Estrategia, Políticas y Supervisión, Uma Ramakrishnan, explicó este lunes en una rueda de prensa que la junta directiva del organismo aprobó el nuevo fondo el pasado 13 de abril y que lo pondrá en marcha el próximo 1 de mayo. El objetivo del fondo es proveer a países vulnerables con bajos ingresos o con ingresos medios de financiación a largo plazo que les permita mejorar su resiliencia económica y ayude a equilibrar sus pagos de una forma estable.
Esta nueva herramienta complementará la ya existente de préstamos del FMI y se suma a la Cuenta de Recursos Generales y al Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza. Su principal característica diferencial es que se centra en retos estructurales a largo plazo, a diferencia del resto de programas, más enfocados en problemas inmediatos de liquidez. «En un primer momento, el fondo se centrará en mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la preparación ante pandemias, puesto que ambos son servicios de interés público, y puede que se añadan más objetivos en el futuro», indicó Ramakrishnan.
¿Qué países pueden acceder al FFRS?
Según el FMI, el acceso a este instrumento será voluntario, y tres cuartas partes de los países miembros son susceptibles de pedirlo. El dinero lo aportarán naciones con más recursos económicos con intereses en el extranjero y los beneficiarios serán aquellos «que más lo necesiten». En este sentido, el acceso dependerá de las reformas que lleven a cabo los potenciales receptores para fortalecer su economía y de la viabilidad de su deuda, indicaron en el FMI. Serán préstamos con un vencimiento a 20 años y un período de gracia de 10 años y medio, con una tasa de interés «modesta» y más baja para los países más pobres.
Las reformas respaldadas por el Fondo Fiduciario también pretenden movilizar más financiamiento procedente del sector privado, donantes y otras instituciones financieras internacionales (IFI). La estrecha colaboración con el Banco Mundial y otras IFI será crítica para el éxito del FFRS. «Nuestros países miembros nos han solicitado que reforcemos las herramientas de préstamo para atender una necesidad creciente de fortalecimiento de la resiliencia y la sostenibilidad actual para conjurar riesgos económicos futuros. Hoy, nuestros miembros se han aunado y han respondido», concluyó Georgieva.
Según el informe reciente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas todos los países, ricos y pobres, tienen que adaptarse al cambio climático. El documento del IPCC (por sus siglas en inglés) advierte de las graves consecuencias que tendría no frenar el aumento de la temperatura mundial y no adaptarse a un planeta más caliente. Los expertos arguyen que la adaptación debe abordar los riesgos derivados del cambio climático y de los fenómenos meteorológicos extremos, por ejemplo, salvaguardando la agricultura, gestionando el impacto del aumento del nivel del mar y mejorando la resiliencia de la infraestructura.
Según el FMI esto es especialmente cierto en el caso de África subsahariana, que soporta un tercio de las sequías mundiales y es particularmente vulnerable al aumento de las temperaturas y fenómenos meteorológicos extremos dada su dependencia de la agricultura pluvial. Según investigaciones del FMI, una sola sequía puede reducir el crecimiento económico potencial a mediano plazo de un país africano en 1 punto porcentual.
El FMI advierte que invertir en adaptación no es algo que reporte ventajas solo en África subsahariana; en todas las regiones a los países harían bien en adaptarse a un planeta más caliente. Pero esto no significa que la adaptación puede sustituir a la mitigación. Desafortunadamente la entidad admite que los países que más necesitan adaptarse suelen ser los que más carecen de los medios para hacerlo. El FMI admite que estos Estados por lo general no cuentan con el financiamiento ni la capacidad institucional para poner en marcha los programas de adaptación necesarios.
Además, algunos de los países más expuestos a olas de calor, sequías, tormentas y aumentos del nivel del mar a menudo enfrentan otras necesidades de desarrollo. Esto para el FMI significa que es más importante que nunca invertir en crecimiento resiliente, integrando plenamente la adaptación con otros objetivos de desarrollo. La solución es clara: apoyo financiero y contribuir a su desarrollo institucional. La organización financiera dice que los países en vías de desarrollo soportarán los efectos más devastadores del cambio climático a pesar de no ser sus causantes. Además, defiende que invertir en resiliencia climática es eficiente desde el punto de vista financiero, porque la inversión directa en protección puede ser menos costosa que la ayuda humanitaria y la reconstrucción después de un desastre.
