La Hora del Planeta: un necesario respiro para la Tierra

La Hora del Planeta: un necesario respiro para la Tierra

Este sábado se celebra la Hora del Planeta, un evento en el que miles de ciudades se apagarán con el objetivo de dar un necesario respiro de aire fresco a este planeta y reflexionar sobre el futuro que al que queremos aspirar


Despertamos, trabajamos y vivimos encerrados en bucle de constantes presiones externas que colman nuestra paciencia hasta que nuestro cuerpo termina explotando con un estrepitoso “¡Basta!”. En ese momento, nuestro sentidos y nuestra mente no nos piden otra cosa que parar el tiempo y desconectar de todo aquello que nos perturba para reunir las fuerzas necesarias con las que continuar esta aventura que es la vida.

Ahora bien, imaginemos por un segundo que ese botón del pánico no existe y que no tenemos ningún medio a nuestra disposición para librarnos de esos impactos ajenos a nuestra persona. Todas las horas del día, todos los días de la semana y todas las semanas de año afrontando sin descanso una presión sin igual que nos extenúa y destruye poco a poco hasta el punto de amenazar seriamente nuestra integridad y nuestra misma existencia

¿Qué creéis que podría pasar llegado a ese punto? Con mucha probabilidad, uno de las desembocaduras de ese estilo de vida es el desfallecimiento y la muerte, y eso es justo el camino que está escogiendo un ser vivo que es único en su especie: la Tierra.

Hora del Planeta
Nuestro planeta aguanta constantemente nuestras presiones

Desde la Revolución Industrial, el ser humano ha actuado como un potente agente destructor de vida, arrasando con todo aquello que veía a su paso y contaminando cada sorbo de aire tan solo con la excusa de alcanzar un beneficio que ahora se vuelve en su contra.

Las pruebas de esta transformación hacia la nada quedan reflejadas en las distintas investigaciones de los expertos que informan sobre incrementos de temperatura en tiempo récord, desertificación sin precedentes y una extinción masiva que solo se puede comprar a la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años.

Dado nuestro papel como potente agente de transformación no es de extrañar que un sector de la sociedad se plantease en el 2007 precisamente utilizar ese poder para otro fin y construir el primer botón que parase el tiempo de este planeta.

Aquella iniciativa se conoció como “la Hora del Planeta”, un sencillo gesto en el que por una hora algunas personas desaparecieron del mapa apagando sus aparatos eléctricos y parando sus vehículos. El objetivo no fue otro que entrar en comunión con el planeta para así otorgarle ese necesario respiro del que le hemos privado.

La Hora del Planeta nació en 2007 en Australia por parte de WWF

Con los años, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), como principal artífice de la idea, ha continuado construyendo ese peculiar botón con el apoyo de cada vez más personas hasta solidificar la idea en un movimiento en el que participan miles de ciudades de casi 200 países.

Este sábado, el botón se volverá a presionar entre las 20:30 horas y las 21:30 horas (GMT+1) bajo el lema “conéctate con la naturaleza”. La elección de este eslogan no se ha hecho al azar, ya que se pretende que actúe como un recordatorio de cómo se ha originado esta pandemia y las consecuencias que ha tenido sobre nuestra sociedad, obligándonos a permanecer en casa durante meses en busca de refugio.

“Conservar el equilibrio de nuestro planeta es vital para salvaguardar nuestra propia salud y bienestar. Ahora tenemos el reto de escuchar a la naturaleza y actuar en consecuencia dentro de un año con dos momentos clave para su futuro y el de la humanidad”, señalan desde WWF haciendo referencia a las dos cumbres internacionales sobre el clima que tendrán lugar este año: la COP26 y la COP15 sobre biodiversidad.

“Un símbolo con el que queremos recordar que la naturaleza es el sistema de soporte vital del planeta, que nos brinda todo lo que necesitamos, desde el aire que respiramos hasta el agua que bebemos y los alimentos que comemos y que debemos defenderla ahora para salvaguardar la salud de nuestro planeta y, a su vez, nuestra propia salud y bienestar”, añaden desde la ONG.

La Hora del Planeta también está pensado para concienciar a los más pequeños de la casa, por lo que, por décimo año consecutivo, Pocoyó será el «embajador mundial infantil» con vídeos, canciones, manualidades, rompecabezas y juegos en red.

El director de conservación de WWF España, Enrique Segovia, asegura que esa conexión puede ser, de todas formas, «de múltiples maneras» -con un paseo por el bosque, reverdeciendo nuestro hogar y cambiando la alimentación o la forma de desplazarse, entre otras- pero, en todo caso, imprescindible al ser la Naturaleza «esencial para la existencia», además de «aliada clave contra el cambio climático y las pandemias».

«2020 iba a ser el gran año de la biodiversidad y se convirtió en el gran año de lo que supone su pérdida», así como «un punto de inflexión a la hora de valorar las consecuencias de nuestras acciones en el planeta», añade.

Precisamente, debido a las restricciones, la Hora del Planeta de este año tendrá lugar no solo en la naturaleza, sino también en las entrañas de internet a través distintas actividades digitales que pasan, según WWF, por documentales, recetas o listas de reproducción de canciones.

De hecho, la Hora del Planeta de 2020 ya se celebró de forma virtual con miles de destellos de linternas de los ciudadanos desde sus balcones acompañando al apagado de monumentos emblemáticos como las catedrales de Burgos, Zamora o León, la coruñesa Torre de Hércules, el Teatro Real de Madrid o las Murallas de Ávila.

Gestos sencillos, pero que con la crisis del coronavirus han dejado patente su potencial como conjunto. Tan solo hace falta remitirse a aquellos análisis que indicaron que nuestro momentáneo parón desde marzo hasta junio logró reducir la contaminación humana hasta un 50% en muchas ciudades, dejando cielos más limpios, entornos más limpios y, curiosamente, una naturaleza más llena de vida.

El tiempo del planeta se acaba y el nuestro también. Puede que esta acción solo dure una hora, pero será suficiente para hacernos reflexionar y decidir qué camino conviene escoger para este mundo: uno en el que las perturbaciones continué estresando la vida del mundo hasta la extenuación u otro en el que giremos 180 grados y apostemos por un futuro sostenible.



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