Los humanos son 11 veces más destructivos en las islas que el clima

Los humanos son 11 veces más destructivos en las islas que el clima

Un trabajo publicado en Science que ha analizado polen fosilizado ha llegado a la conclusión que los humanos han propiciado cambios en la vegetación de las islas 11 veces superiores con respecto a los impactos climáticos. Para algunos, este dato debe tenerse en cuenta para desarrollar estrategias de conservación a largo plazo


Los vikingos vieron en Islandia una tierra perfecta para colonizar por las materias primas y recursos que ofrecía la remota isla del ártico. Tal fue su interés por el territorio que su explotación dio la vuelta la economía del norte de Europa, eso sí, dejando en el entorno una huella ambiental irreversible que aún se puede apreciar 1.000 años después de su llegada.

“En Islandia, si bien la vegetación muestra cambios en el clima previos a la llegada humana, a partir del año 920 la actividad de los primeros pobladores aceleró cambios en la vegetación, intensificó la erosión y destruyó bosques a favor de los pastos”, señala un estudio publicado en la Revista Science que aborda este tema.

Sin embargo, el caso de los vikingos no fue el único ya que otras civilizaciones también dejaron otras huellas de distinta complejidad y características en otras islas del mundo, aunque con resultados similares, tal y como arroja el estudio. En concreto, los autores afirman que los cambios en la vida vegetal del ecosistema de una isla producidos por la colonización humana son 11 veces mayores que los debidos al clima o a efectos como erupciones volcánicas previos.

El estudio, que ha investigado la evolución de 27 islas repartidas por todo el mundo -entre ellas Tenerife y Gran Canaria-, supone una de las primeras oportunidades de la ciencia por cuantificar el impacto humano en un paisaje con detalle ya que hasta ahora en las masas continentales era difícil separar los efectos del clima y otros impactos ambientales de los provocados por los primeros humanos.

“Las islas son laboratorios ideales para medir el impacto humano porque la mayoría fueron colonizadas durante los últimos 3.000 años cuando los climas eran similares a los actuales. Saber cuándo se colonizó un territorio aislado facilita estudiar científicamente los cambios de la composición de su ecosistema en años anteriores y posteriores, y aporta una dimensión de su magnitud”, señala Sandra Nogué, de la Universidad de Southampton, Reino Unido, y primera autora del estudio.

En este sentido, los primeros colonizadores llegaron a las islas Canarias hace entre 1.800 y 2.000 años, mientras que a Cabo Verde, considerada la primera colonia europea tropical del Atlántico, los europeos desembarcaron hace 370 años.

Para comprender los cambios sucedidos, el equipo de expertos estudió polen fosilizado de hace 5.000 años extraído de sedimentos en las 27 islas. Gracias a él, pudieron entender la composición de la vegetación de cada una y cómo cambió desde las muestras de polen más antiguas hasta a las más recientes.

La investigación se ha llevado a cabo en 27 islas de todo el mundo, de ubicaciones geográficas y climas tan diversos como los del Océano Pacífico Sur, el Índico, el Atlántico Sur o el Océano Ártico, entre otros | Foto: Sandra Nogué, CREAF

“Las islas ocupadas antes del siglo XVI recibieron poblaciones más primitivas, que desarrollaron una vida más ligada al ritmo natural y más sostenible y, por tanto, el territorio fue más resiliente a la colonización”, comenta la investigadora principal del trabajo.

Los expertos señalan que los cambios pueden ser debidos a varios factores naturales, aunque ninguno de ellos causó tantos estragos como los realizados por el ser humano. Por ello, aconsejan que las estrategias de conservación tengan en cuenta el impacto a largo plazo de los humanos y el grado en que los cambios ecológicos actuales difieren de los de la época prehumana.

“Este estudio científico puede ayudar orientar los esfuerzos de restauración y entender la capacidad de respuesta del territorio al cambio”, aclara Josep Peñuelas., investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF).



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