El mundo se envuelve en llamas: cientos de focos se reparten por el sur de Europa, norte de África y Estados Unidos. También en Rusia, donde los humos emanados por las llamas de Sakha han viajado 3.000 kilómetros al norte para convertirse en los primeros que llegan al Polo Norte



Yakutia, la capital de la República de Sakha, se ha ganado el apelativo de la ciudad más fría del mundo. No es para menos, porque a tan solo 450 kilómetros del Círculo Polar Ártico esta urbe es capaz de registrar en invierno temperaturas que rozan los -50 grados Celsius y medias de 18 °C en pleno verano.
Pero al igual que otras poblaciones extremas, como Oymyakon, que ostenta un récord por ser el único asentamiento de este planeta en alcanzar los -72°C, el clima ya no es lo que era. No hay que olvidar que, de acuerdo con los expertos, el Ártico es una zona muy sensible al cambio climático que se calienta a un ritmo dos veces superior que cualquier parte del mundo.
Sin ir más lejos, las pruebas de este fenómeno se materializaron en las temperaturas medias árticas del año pasado, que fueron 4,3 grados Celsius por encima del promedio de 1981-2010, lo que supone la anomalía más elevada registrada, y más de 2°C con respecto a la media observada en el 2019.
Al mismo tiempo, esa región fue sacudida por una ola de calor que no se puede explicar sin la existencia del cambio climático y que elevó los termómetros de esas ciudades por encima de los 30°C. Si bien la situación de este año no es tan dramática, no se aleja de esa norma. Ya en mayo, las temperaturas traspasaron la barrera de los 25°C en muchas partes del país, vaticinando una temporada de incendios de infierno.
El origen de los incendios
De acuerdo con distintos estudios, aproximadamente la mitad de los incendios en la región son causados por rayos, mientras que las personas son artífices de un tercio de ellos con cigarrillos desechados, chispas de vehículos, negligencia con fogatas e incendios provocados. Otras causas comunes incluyen fallas en las líneas eléctricas, incendios de cultivos y tala.
Sin embargo, desde los últimos años se ha estado comprobando que los incendios «no muertos» de temporadas pasadas podrían estar detrás de algunos focos. Estos incendios zombie se originan en condiciones de altas temperaturas, cuando el calor y la baja humedad conservan las cenizas lo suficiente hasta que los vientos las levantan de su ataúd de ceniza y masa forestal.
Un análisis de los incendios pasados en Sakha indica que el número total de incendios ha disminuido en las últimas décadas a pesar de que su violencia se ha incrementado. Según la NASA, es posible que esta tendencia se deba a los cambios demográficos y a la forma en la que se gestionan los bosques de la región.
Porque Rusia, debajo de toda la capa de nieve y permafrost que acumula, posee el combustible idóneo para alimentar a los incendios forestales. Incendios que, tras la desaparición de esa barrera helada por el exceso de calor, han visto en Rusia y Siberia su nuevo campo de juego.
De acuerdo con la última actualización del servicio forestal federal de Rusia, al comienzo del 11 de agosto existían 193 incendios activos en el territorio de la Federación de Rusia que están cubriendo un área de 1,590,083 hectáreas. Curiosamente, 114 de ellos (1.416.768 hectáreas) se encontraban en la República de Sakha.


Cada día en esa región se extinguen de media seis incendios que engullen cuatro mil hectáreas, requirriendo ya desde la semana pasada 2.633 personas y 380 equipos de extinción. Las columnas de humo de esta hecatombe son evidentes para la NASA, que desde sus satélites es capaz de observar como ese desecho del fuego convierte el día en noche y colapsa los servicios aéreos del país.
De hecho, tal es la magnitud de las nubes de hubo liberadas por los incendios que ha sido capaces de viajar 3.000 kilómetros hacia el norte, siendo estos humos los primeros en la historia en alcanzar el Polo Norte.
Asimismo, Mark Parrington, científico del Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos a Mediano Plazo, explica los incendios forestales de Sakha en 2021 han establecido un récord de emisiones de carbono estimadas para el período comprendido entre el 1 de junio y el 1 de agosto, superando ampliamente las 100 megatoneladas de carbono.
«Según los informes oficiales actuales sobre áreas quemadas, Sakha está en camino de tener un año extremo de incendios, pero no superará los años extremos anteriores si los incendios se extinguen a fines de agosto», comenta, aunque advierte que, si continúan hasta octubre, es posible que veamos una nueva temporada de récord, del mismo modo que lo hizo el 2020.
Un mundo en llamas
En una línea similar se encuentra el sur de Europa en la que, con u terreno allanado por las altas temperaturas, los incendios no han parado de sucederse. Turquía, una de las más afectadas, lleva más de 13 días luchando contra su particular infierno en vida que ya ha arrasado más de 160.000 hectáreas.
La provincia de Mugla es, por suerte, el último bastión en el que sobreviven las llamas después de que Bekir Pakdemirli, Ministro de Agricultura, anunciase que se habían terminado de controlar los focos de Milas y Bodrum.
Su vecina Grecia también lleva más de una semana luchando contra estos incendios que incluso llegaron a poner contra las cuerdas a su capital Atenas. En total, más de 500 incendios que han devorado más de 50.000 hectáreas, sobre todo, en la isla de Eubea. Allí, las llamas alcanzaron tales dimensiones que pudieron ser captadas por el satélite Copernicus.
#ImageOfTheDay 1/2
A massive #wildfire?is raging in #Evia Island, #Greece??
Thousands of people have been evacuated
As this @CopernicusEU #Sentinel2 ???️image (acquired at 9:19 UTC on 8 August) shows, fire has swept across the island from one end to the other#φωτια_ευβοιας pic.twitter.com/8sVAtDuGPe
— ?? DG DEFIS #StrongerTogether (@defis_eu) August 9, 2021
Por suerte, la situación empieza a ser más esperanzadora, principalmente después de que las densas nubes de humo remitiesen y dejasen a los medios aéreos trabajar tras días de inactividad por falta de visibilidad. Mejoran también los incendios en las unidades periféricas de Élide y Arcadia, en la península del Peloponeso, donde ayer tuvieron que ser evacuadas preventivamente veinte poblaciones.
En Argelia, al menos 42 personas, entre ellas 17 civiles y 25 militares, perdieron la vida en los incendios que azotan el norte del país y que están aderezados con temperaturas de hasta 47°C. Los fuertes vientos y la difícil orografía, muy montañosa, están dificultando el trabajo de los bomberos. Además, Argelia no posee aviones cisterna, imprescindibles para contener las llamas en este tipo de situaciones.
Al otro lado del mundo, en California, el incendio Dixie, el segundo incendio forestal más grande en la historia del Estado, se encuentra ahora controlado en un 68%. Este megaincendio fue capaz de arrasar en 25 días más de 180.000 hectáreas, tragándose por el camino poblaciones enteras, como Greenville.


Las autoridades temen que pueda ser el sucesor del August Complex Fire, el mayor incendio de la historia de California y que, desde su nacimiento en agosto del 2020, se llevó por delante 417.000 hectáreas y necesitó hasta tres meses para poder ser controlado al 100%.
Las conclusiones emitidas por el informe por el Grupo de trabajo I (WGI) del Sexto Informe de Evaluación (AR6) del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) señalan con un nivel de confianza alto que muchos eventos extremos, como lo son los grandes incendios forestales, prometen ser más comunes en un escenario de altas emisiones como el que se está dirigiendo la Tierra en estos momentos. Según informan, de seguir con el actual ritmo de contaminación, nos dirigimos a un planeta 2,7 grados más caliente a finales de siglo con respecto a la media de la era preindustrial.