Indonesia construirá una capital alternativa a Yakarta

Indonesia construirá una capital alternativa a Yakarta, que se hunde en el agua

Indonesia construirá una capital alternativa a Yakarta, que se hunde en el agua

El parlamento indonesio ha aprobado el proyecto del Gobierno para la construcción de una ciudad totalmente nueva que pasará a ser la capital del país asiático. La urbe, que se llamará Nusantara, sustituirá como sede del poder civil a Yakarta que, con 10 millones de habitantes, niveles muy altos de polución y un suelo pantanoso donde los edificios se hunden, se ha convertido en un entorno problemático y poco operativo


Pedro Cáceres
Madrid | 21 enero, 2022


¿Qué hacer cuando la capital de tu país es una de las ciudades más contaminadas del mundo y, además, está construida sobre un terreno pantanoso que la hace propensa a inundaciones y al hundimiento de los edificios? Pues cambiar de capital. Y si es necesario, construir una totalmente nueva. Esa es la radical decisión que ha aprobado esta semana el parlamento de Indonesia, que el pasado martes 18 de enero votaba favorablemente, con el apoyo de ocho de los nueve partidos de la cámara, la decisión de levantar una ciudad construida desde cero, Nusantara, en la isla de Borneo, para que reemplace a Yakarta -situada en la isla de Java- como sede del poder civil en el país.

El presidente Joko Widodo ya había anunciado en 2019, justo antes de la epidemia mundial de coronavirus, que atrasó la decisión, que la capitalidad sería reubicada, exponiendo como motivo la preocupación por la sostenibilidad ambiental y económica de Yakarta.

La actual capital de Indonesia se levanta sobre un terreno pantanoso cercano al mar, lo que la hace especialmente vulnerable a las inundaciones. Además, esa cercanía al mar y la extracción de aguas subterráneas durante décadas ha generado un fenómeno de subsidencia, provocando la intrusión del agua costera bajo el subsuelo de la ciudad y el hundimiento consecuente del terreno.

Debido a ello, Yakarta es una de las ciudades que más rápido se hunde en la Tierra, según los estudios urbanos del Foro Económico Mundial.

A todo ello hay que sumar un problema de mala planificación urbanística y superpoblación, que ha hecho que vivan en ella 10 millones de personas y un total de 30 millones en las zonas cercanas, en condiciones de infradesarrollo en gran parte.

“Yakarta es una de las ciudades que más rápido se hunde en la Tierra por la intrusión de agua en el subsuelo”

Así las cosas, el gobierno indonesio ha puesto en marcha un plan para construir una nueva capital. Ya que Yakarta no es operativa, se construirá una nueva sede para albergar los poderes civiles. ¿Y qué ocurrirá con la actual Yakarta? Será desprovista de los organismos del Estado y sus trabajadores… pero no tendrá más remedio que seguir existiendo, pues pese a sus problemas sigue siendo el centro de la actividad económica del país asiático y será difícil que eso cambie a corto plazo.

«El traslado de la capital a Kalimantan se basa en varias consideraciones, ventajas regionales y bienestar. Tenemos la visión del nacimiento de un nuevo centro de gravedad económico en medio del archipiélago», ha afirmado Suharso Monoarfa, ministro de Planificación del Desarrollo Nacional del país, según la televisión del Parlamento de Indonesia.

 

Mapa de Indonesia. | Fuente: Ministerio de Exteriores

En las palabras del ministro se deja ver que la complejidad geográfica del país supone también un argumento de peso en los planes de creación de una nueva capital. Hay que tener en cuenta que Indonesia tiene una estructura enrevesada. Es un archipiélago compuesto por 17.000 islas que se extienden por una superficie de dos millones de kilómetros cuadrados, unas cuatro veces España.

Indonesia, con 255 millones de personas es el cuarto país más poblado del mundo, y el  primero con una población esencialmente musulmana. De Este a Oeste, su longitud es de 5.110 kilómetros, más que de Madrid a Moscú; y de Norte a Sur, 1.888 kilómetros, más que de Madrid a Marraquech. Dicho de otro modo, abarca toda la Europa continental y el norte de África, en una distribución dispersa que tiene 54.000 kilómetros de costa, más que el diámetro terrestre.

Sin embargo, buena parte de la actividad está centrada en la isla de Java, sede histórica del poder colonial holandés, donde se encuentra Yakarta, y que con 1.000 habitantes por kilómetro cuadrado es uno de los rincones con más densidad de población del mundo.

La decisión del Gobierno es mover la capital a otra isla, Borneo, que no es cualquier isla. Es el tercer territorio insular más grande del mundo, que Indonesia comparte con Malasia y el petroEstado de Brunei, y es el epicentro de muchos de los grandes problemas ambientales del momento. Un gran pedazo de selva, poco poblado, donde en las últimas décadas se han destruido grandes extensiones de selva para plantaciones comerciales de aceite de palma y la extracción de recursos mineros y de hidrocarburos.

Cambiar todo el peso de un país desde Java a Borneo no es una decisión menor. Y en ello pesan no solo los problemas concretos de Yakarta, sino los equilibrios y estrategias de un Estado que tiene que asumir la complejidad de la gestión de un territorio que para una mentalidad peninsular y de espacios conclusos como la española tiene una dimensión difícil de asimilar.

También es una forma, no cabe duda, de asentar los reales indonesios en una isla compartida con otros estados y que es punto focal de grandes movimientos de extracción de materias primas y donde Indonesia no tiene una presencia sobre el terreno acorde a su peso poblacional.

Vista panorámica de la provincia indonesia de Kalimantán, en la isla de Borneo, región donde se quiere construir la nueva capital llamada Nusantara. | FOTO: Lucas Zeman

Así será la nueva ciudad

Según explica la Agencia Nacional de Planificación y Desarrollo, la superficie de influencia de la nueva capital será de unos 2.561 kilómetros cuadrados, si bien la zona urbana densa estará en los 400 kilómetros cuadrados.

El ministro de Finanzas de Indonesia Sri Mulyani afirmaba en una conferencia de prensa esta semana que habrá cinco etapas de desarrollo en la nueva capital.

Se prevé que la primera comience en 2022 y se prolongue hasta 2024, y que el desarrollo se prolongue hasta 2045. Según estimaciones anteriores, el ambicioso proyecto costará probablemente unos 466 billones de rupias (28.252 millones de euros), informaba CNN Indonesia.

La nueva capital indonesia de Nusantara se levantará 1.000 kilómetros al este de Yakarta. La idea es crear ex novo un territorio bajo en emisiones de carbono, que ofrecerá espacios para invertir en los sectores de farmacia, medicina y tecnología y que aspira a ser un centro de innovación económica enfocado a ramas de éxito del siglo XXI.

“Indonesia tendrá una capital nueva y será una ciudad construida de la nada”

Hace meses, el presidente Widodo anunciaba que el Estado asumirá un 19% del coste de construcción de la nueva capital y que el resto apelará a la colaboración público-privada y la inversión privada directa.

El presupuesto inicial incluye la edificación de las nuevas oficinas del Gobierno y residencias para alrededor de un millón y medio de funcionarios públicos que deberán reubicarse en Nusantara. El Gobierno aspira a trasladar a esos trabajadores para 2024.

“El objetivo es construir una ciudad inteligente, una urbe competitiva a nivel internacional, que sea la nueva locomotora que transforme nuestro país. Será el punto de partida para una Indonesia basada en la economía ecológica, a través de la innovación y la tecnología”, ha afirmado el presidente. El nombre elegido, Nusantara, es un antiguo término javanés que significa “islas exteriores” y con el que generalmente se conoce el archipiélago indonesio en el idioma local, recoge Inma Bonet Bailén para El País.

Para encontrar un precedente similar a lo que quiere llevar a cabo Indonesia hay que remontarse a 1960, cuando Brasil movió su capital a Brasilia, una ciudad totalmente nueva levantada lejos de los focos coloniales de poder y que fue diseñada con las mayores ambiciones de planificación moderna bajo la batuta del genial Oscar Niemeyer.

Pese a la excelencia formal del proyecto y las buenas intenciones racionalistas de quienes la impulsaron, Brasilia sigue percibiéndose como un proyecto fallido y ejemplo de urbe que nunca llegó a conseguir lo que pretendía. Posiblemente porque las ciudades siguen siendo algo orgánico y complejo que no reaccionan solo a los proyectos sobre plano. Está por ver lo que seis décadas después ocurra con la indonesia Nusantara.



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