Las coladas de lava siguen saliendo de las distintas bocas del volcán de la Palma, llevándose por delante naturaleza e infraestructuras humanas por igual. No obstante, el agua se mantiene segura y apta para su consumo después del refuerzo en la vigilancia de su calidad



La lava del volcán de La Palma, que entró en erupción este domingo, sigue su curso hacia la costa, dejando tras ella un reguero de fuego, rocas y destrucción que, por ahora, deja sepultadas 154 hectáreas de terreno afectadas y a más de 6.000 personas evacuadas de sus viviendas.
Los últimos habitantes en despedirse de sus hogares fueron los vecinos del pueblo de Todoque, al encontrarse en la trayectoria de la lava. Para ellos, las esperanzas estuvieron depositadas en una maniobra arriesgada de los bomberos que intentará canalizar la inmensa colada de lava hacia un barranco cercano.
“Por intentarlo que no sea”, relataba anoche uno de los bomberos que participó en esta operación. El planteamiento requirió enfriar los flancos de la colada para intentar canalizar en el centro del río de lava. Esto permitiría “encaminar” a la colada hacia una zona acondicionada con excavadoras que culminaría en el barranco.“Las condiciones y la orografía del lugar lo están permitiendo a diferencia de otros lugares, pero no sabemos si servirá”, reconocen los bomberos. Y es que la tarea de encauzar un río de fuego, por lento que avance, es incierta.
La entrada del volcán en una fase más explosiva, por catastrófico que suene, ayudó en cierto modo ha ralentizar las coladas. Sin embargo, esta mañana muchas casas del municipio terminaron por ser engullidas por la lava dejando otras destinadas a seguir un destino parecido.
Además de los daños materiales, también preocupa la enorme cantidad de gases nocivos lanzados con la erupción. Por ahora, el Instituto Volcanológico de Canarias estima que el volcán ha emitido a la atmósfera entre 6.140 y 11.500 toneladas diarias de dióxido de azufre (SO2).
El dióxido de azufre es un gas irritante y tóxico cuya concentración durante cortos periodos de tiempo resulta muy perjudicial para los ecosistemas y para la salud, ya que puede irritar el tracto respiratorio, causar bronquitis, reacciones asmáticas, espasmos reflejos, parada respiratoria y congestionar los conductos bronquiales de los asmáticos.
Al mismo tiempo, los expertos se han concentrado en calcular el final de esta tragedia a través cálculos con los depósitos de magma que alimentan el volcán y estableciendo correlaciones con las últimas erupciones de la isla. Según exponen, el final podría oscilar entre 24 y 84 días, con una media de 55 días, o lo que es lo mismo, podría seguir expulsando lava al menos hasta noviembre o incluso llegar a diciembre.
También informan que la isla de registra una deformación de 28 centímetros en su corteza, aunque ante el temor de que la ladera se desprenda, como pudo haber ocurrido en otras islas, por colapso se desvanece y aseguran que la Isla Bonita es estable
El agua, apta para su consumo
A pesar de los temores porque los elementos tóxicos pudieran contaminar las reservas de agua, la Consejería de Sanidad informó que el agua se mantiene con una buena calidad y que su consumo es totalmente seguro.
Del mismo modo, anunció que la vigilancia se ha reforzado la vigilancia de la calidad del agua en las zonas adyacentes a la afectada por la erupción volcánica. Diariamente se utilizan parámetros e indicadores organolépticos (olor, sabor, color) y fisicoquímicos (pH, conductividad, temperatura y niveles de desinfectante) en agua consumo para detectar cualquier anomalía.
“Los controles se están realizando con medidas en depósitos de agua de consumo en su entrada de aporte y reforzadas con análisis de laboratorio», explicó.
Luna llena apareciendo tras el volcán La Palma en erupción. pic.twitter.com/b88YUQp0lJ
— El Profe Rural (@Ryffuentes) September 22, 2021
Estos controles se mantendrán de manera diaria hasta que se estabilice la situación y en función de la evolución del fenómeno eruptivo. Hasta ahora, se han planteado puntos de control centinela en cabeceras, principalmente en Hermosilla y Tajuya (Los Llanos de Aridane), La Montañita (El Paso) y Las Rosas (Tazacorte).
El objetivo de esta acción, dada la situación de emergencia, es “garantizar la calidad en el suministro de agua y complementar las medidas de control del Consejo Insular de Aguas en la captación y transporte del agua de aporte subterráneo”, clamaron.
Por otro lado, se ha establecido un contacto permanente con los servicios municipales y los gestores implicados (de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte) para la asistencia, asesoría, revisión y supervisión de cuantas medidas y actuaciones se planifiquen o planteen, especialmente en la instalación de suministros y abastecimientos alternativos por colapso de infraestructuras. Igualmente, se ha requerido el reforzamiento coordinado de sus controles.
Cualquier situación que pueda suponer un riesgo será evaluada y comunicada a la población de forma reglada y conforme a los procedimientos oficiales establecidos, afirmó la Consejería de Sanidad.
