La Comisión Europea ha evaluado positivamente el Plan de recuperación y Resiliencia de España, un paso importante hacia la llegada de unos 69.500 millones de euros en fondos europeos que desempeñarán un papel clave en la reconstrucción del tejido social y económico tras la pandemia



Los fondos de reconstrucción españoles para los próximos años ya tienen el visto bueno europeo. La Comisión Europea ha adoptado este miércoles una evaluación positiva del Plan de Recuperación y Resiliencia de España. Se trata de un paso importante hacia el desembolso por parte de la UE de 69.500 millones de euros en subvenciones con cargo al Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), ya que esta financiación sostendrá la ejecución de las medidas cruciales de inversión y reforma descritas en la hoja de ruta española y desempeñará un papel clave a la hora de facilitar que el país salga reforzado de la pandemia de COVID-19.
«En España la ciudadanía ha actuado durante la crisis con determinación, entereza y, sobre todo, con espíritu de solidaridad. Esos son también los valores de NextGenerationEU. Una respuesta excepcional a una crisis excepcional. Con ellos estamos transformando nuestro continente para las próximas décadas. Me complace anunciar hoy que la Comisión Europea ha dado luz verde al Plan de Recuperación y Resiliencia de España», ha explicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha aprovechado la noticia para reunirse en Madrid con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Aunque aún queda eso sí la aprobación del plan por parte del Consejo, el visto bueno de la Comisión asegura casi al completo un desembolso de 9.000 millones de euros a España en concepto de prefinanciación, lo que representa el 13% del importe total asignado a España. El próximo año, el Ejecutivo europeo autorizará nuevos desembolsos en función del cumplimiento satisfactorio de los hitos y objetivos indicados en la Decisión de Ejecución del Consejo, reflejando los avances en la ejecución de las inversiones y las reformas.
En cualquier caso, por el momento la evaluación de la Comisión ha concluido que el plan español dedica el 40% de su asignación total a medidas que apoyan los objetivos climáticos. Entre ellas se cuentan políticas para fomentar la movilidad urbana y a larga distancia sostenibles, aumentar la eficiencia energética de los edificios, descarbonizar la industria y reducir la dependencia energética, así como para desplegar nuevas tecnologías para el hidrógeno verde y las energías renovables. El plan también comprende medidas para contribuir a paliar los efectos adversos del cambio climático mediante la conservación de los espacios costeros, los ecosistemas y la biodiversidad, además de promover un impulso la economía circular mediante la mejora de la gestión del agua y los residuos. Sin embargo, tal y cómo ha denunciado el sector del agua, la inversión prevista en el sistema hídrico no llega a cubrir siquiera las importantes necesidades de infraestructura que tiene España, que está actualmente haciendo frente a cuantiosas multas de la UE por no depurar el agua correctamente en ciertas poblaciones y por no contar con un plan adecuado de inundaciones en territorios como Canarias.
Por otra parte, la Comisión ha constatado que el plan español dedica el 28% de su asignación total a medidas destinadas a la transición digital, incluyendo la digitalización de la Administración pública, la industria y las empresas además de un programa específico para la digitalización de las pymes. También habrá inversiones en equipos digitales para la educación y la mejora de las competencias digitales.
«Queremos un país moderno y líder en las grandes transformaciones. Este carácter reformista del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia prevé avances importantes en la modernización de la estructura económica y social de España. Vamos a dar el mayor impulso reformista de los últimos 40 años. La aprobación de los planes abre una nueva forma de entender la Unión Europea y de cooperar unidos», ha asegurado Sánchez, que ha agradecido a la Comisión el que la evaluación del plan se ha realizado en un tiempo récord, ya que España lo presentó el 30 de abril.
Reforzar la resiliencia
La evaluación de la Comisión ha considerado que el plan español incluye un amplio conjunto de reformas e inversiones que se refuerzan mutuamente y que contribuyen a abordar de manera eficaz la totalidad o un subconjunto importante de los retos económicos y sociales indicados en las recomendaciones específicas por país (REP) formuladas a España por el Consejo en el Semestre Europeo en 2019 y en 2020. Y es que la hoja de ruta no sólo borda medidas en los ámbitos del empleo para reducir la segmentación del mercado laboral y mejorar las políticas activas del mercado de trabajo, sino que también prevé intervenir en el ámbito de la educación y las capacidades y las políticas sociales, incluido el apoyo a la resiliencia y la capacidad del sistema sanitario.
Además, el plan da respuesta en gran medida a las REP en los ámbitos de la inversión en la transición ecológica y digital, la investigación, el desarrollo y la innovación, la producción y el uso limpios y eficientes de la energía, las infraestructuras energéticas, la gestión hídrica y de los residuos y el transporte sostenible. Por otro lado, incluye medidas para mejorar el clima empresarial, con actuaciones importantes para mejorar la regulación, reducir la morosidad y reformar el marco de insolvencia junto a la contratación pública. Por último, el plan también aborda las REP en el ámbito de las finanzas públicas, incluidas las reformas del sistema de examen del gasto, el sistema fiscal y el sistema de pensiones, por lo que la Comisión no duda en afirmar que «el plan español de recuperación y resiliencia contribuye de manera global y adecuadamente equilibrada a los seis pilares del Reglamento».
Y es que España propone proyectos en los siete ámbitos emblemáticos europeos, con proyectos de inversión concretos que abordan cuestiones comunes a todos los Estados miembros en ámbitos que generan empleo y crecimiento y que son necesarios para la doble transición. Por ejemplo, el plan de España prevé 6.100 millones de euros para invertir en tecnologías limpias y acelerar el desarrollo y el uso de las energías renovables, así como 7.800 millones de euros para mejorar la eficiencia energética de los edificios públicos y privados. Otras medidas sostienen la iniciativa emblemática europea «Recarga y repostaje» mediante inversiones en la recarga, el fomento de la infraestructura de vehículos eléctricos y la promoción de la movilidad sostenible.
La evaluación también constata que ninguna de las medidas incluidas en el plan entraña perjuicios graves contra el medio ambiente y que los sistemas de control establecidos por España se consideran adecuados para proteger los intereses financieros de la Unión. Además, el plan aporta datos suficientes sobre la forma en que las autoridades nacionales prevendrán, detectarán y corregirán los casos de conflictos de intereses, corrupción y fraude relacionados con el uso de los fondos.
