Cerro de Pasco, en Perú, es una de las ciudades más difíciles para vivir, no solo por su altitud y clima sino por su alta contaminación ambiental producida por la minería. Laura Grassi, científica ambiental, nos explica cómo la actividad minera está afectando tanto a la calidad medio ambiental como a la salud de sus habitantes que diariamente están expuestos a las graves consecuencias de los metales pesados



En el centro de Perú, a 4.380 metros sobre el nivel del mar y en el altiplano de la cordillera de los Andes se sitúa Cerro de Pasco. Esta ciudad es uno de los lugares más difíciles para vivir, no solo por su altitud y clima, sino también por la grave contaminación ambiental producida por la minería. Laura Grassi, científica ambiental, nos explica las condiciones de la calidad medio ambiental y la exposición humana a metales pesados que día a día sufren sus habitantes.
Desde principios de 1900, varias compañías mineras trabajan extrayendo metales a cielo o tajo abierto. Es decir, desarrollan su actividad en la superficie del terreno a diferencia de la minería subterránea. Esta práctica y posterior tratamiento del mineral son los responsables de la degradación continua del paisaje y el ambiente de Cerro de Pasco. Día tras días todos los seres vivos están expuestos a metales cancerígenos que además también se pueden encontrar en “los ríos, lagunas, acuíferos, aire, suelo e incluso la comida”, comenta Laura Grassi para El Ágora.
Mercurio, aluminio, arsénico, cadmio y cromo son algunos de estos metales que ya están afectando y deteriorando la salud de la población. Grassi explica que se han detectado “leucemias, enfermedades respiratorias, conjuntivitis, problemas de piel y hemorragias a causa de los metales pesados”. Además, añade que estas actividades extractivas “implican el deterioro en salubridad y reducen tanto el acceso como la disposición del agua para todos los seres vivos de la zona”.
Existe una forma de frenar el continuo desgaste de Cerro de Pasco y otras zonas que viven la misma situación, pero aún no se han investigado. Laura nos invita a influir positivamente en un cambio. Evitando el consumo en exceso de “todos estos bienes que implican el deterioro de los recursos naturales como el agua a través de la extracción de metales”. Como por ejemplo nuestro teléfono móvil, que está compuesto de varios metales.
Hay que “tratar de ser más sustentable en nuestras compras diarias porque nuestro consumo en nuestro mundo implica el deterioro y la destrucción de un ecosistema en otro lado del mundo”, nos advierte Laura. “Y el deterioro del agua implica la violación del derecho humano al agua, la vida y la salud”.