El 11% de las muertes en España tienen su origen en la contaminación

El 11% de las muertes en España tienen su origen en la contaminación

Científicos de distintas universidades advierten que las muertes ocasionadas por la quema de combustibles fósiles son más elevadas de lo que se pensaba. Tan solo en España unas 44.600 personas mayores de 14 años mueren al año debido a este problema


En España, unas 44.600 personas mayores de 14 años mueren debido a la contaminación atmosférica provocada por el uso de combustibles fósiles, representando casi el 11% de las muertes anuales de este grupo de edad, de acuerdo con un informe elaborado por científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, el University College de Londres y la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, entre otras instituciones.

De forma globalizada, este estudio, publicado en Environmental Research, concluye que cada año mueren en todo el mundo más de 8.000.000 de personas por la contaminación atmosférica derivada de la quema de combustibles fósiles como el carbón y el gasóleo.

Asimismo, expone que las mayores concentraciones de fallecidos por la contaminación derivada del uso de los combustibles fósiles se localizan en el este de Estados Unidos, Europa y el Sudeste Asiático, que concentran las mayores tasas de mortalidad. Por países, en China y en India se dan los mayores casos, aunque los autores subrayan que “todos los países sufren los efectos de la contaminación atmosférica por la combustión de combustibles fósiles”.

Los datos de fallecidos arrojados en el estudio suponen un «gran aumento» respecto a las estimaciones anteriores, según sostiene el estudio, ya que la investigación anterior más reciente afirmaba que la contaminación del aire, incluido el polvo y el humo de los incendios forestales y las quemas agrícolas calculaba esta cifra de muertos en 4,2 millones.

Para los autores este notable incremento se debe a que no solo han tenido en cuenta las observaciones realizadas con satélite y en superficie para calcular la media global de concentraciones de partículas PM2.5. En este sentido, Loretta J. Mickeley, coautora del estudio, comenta que fue todo un reto para los satélites distinguir entre los tipos de partículas que abordaron mediante la creación de unos modelos globales en tres dimensiones con los que modelaron los químicos en la atmósfera y, así, analizar el impacto en la salud de cada una de las partículas en superficie.

Con esta estrategia también dividieron el globo en pequeñas cuadrículas de 50 por 60 kilómetros y para estudiar en cada una de ellas los niveles de contaminación.

Con esta investigación pormenorizada van más allá del hecho conocido de que las partículas en suspensión son un peligro para la salud pública puesto que hasta ahora ha habido pocos estudios epidemiológicos para cuantificar los impactos en la salud de niveles elevados de exposición tales como los encontrados en China o India.

Los investigadores advierten de que el riesgo para la salud de respirar partículas PM2.5 en China o India está subestimado ya que en esta zona presentan mayores niveles de concentración de contaminación.

Los profesores de Epidemiología Ambiental de la Universidad de Harvard en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan Alina Vodonos y Joel Schwartz, desarrollaron un nuevo modelo para calcular el riesgo que vincula las concentraciones de partículas con las emisiones procedentes de los combustibles fósiles.

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Vista de la boina de contaminación que muchas veces cubre Madrid

Este nuevo modelo halló mayores tasas de mortalidad en la exposición a largo plazo a las emisiones derivadas de los combustibles fósiles, incluso en bajas concentraciones. Los investigadores encontraron que a nivel global la exposición a partículas por combustibles fósiles provocó la muerte al 21,5% de las personas en todo el mundo en 2012, una cifra que cayó al 18% en 2018 debido a los mayores controles a la contaminación del aire implantadas en China.

«A menudo, cuando discutimos los peligros de la combustión de combustibles fósiles, en un contexto de CO2 y de cambio climático y se pasa por encima de los impactos potenciales en la salud de los contaminantes co-emisores de gases de efecto invernadero«, señala Schwartz. «Confiamos en que cuantificar las consecuencias en la salud de la combustión de fósiles, puede enviar un claro mensaje a los actores políticos y decisores públicos sobre los beneficios de una transición hacia fuentes de energía alternativas«, añade.

«Nuestro estudio añade a las evidencias que la contaminación del aire dependiente de los combustibles fósiles va en detrimento de la salud global», destaca la investigadora del departamento de Geografía de la University College London, Eloise Marais. «En conciencia no podemos seguir emitiendo combustibles fósiles cuando sabemos que existen tales efectos severos en la salud cuando existen soluciones alternativas viables y limpias», concluye.



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