¿Cómo impactan las drogas en el medio ambiente?

¿Cómo impactan las drogas en el medio ambiente?

Un informe de la ONU alerta de que el cultivo y la producción de drogas puede provocar deforestación, agua contaminada, escasez hídrica y cultivos dañados. Los datos sobre la huella hídrica y de carbono del cannabis o la cocaína no dejan lugar a dudas


El consumo de drogas tiene un obvio impacto para la salud, pero según un nuevo informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (Onudd) también lo tiene para el medio ambiente. Esto podría parecer obvio, pero calcular la huella de carbono, la huella hídrica y la deforestación provocadas por el consumo de cannabis, cocaína y MDMA resulta un enfoque poco explorado.

Los datos son pocos, pero suficientes. Suficientes como para ameritar un capítulo entero en el Informe Mundial sobre Drogas de 2022 publicado este domingo por la Oficina de la ONU, la cual ha recopilados investigaciones externas y datos de otras Agencias de la organización internacional.

La Onudd analizó desde el impacto hídrico producido por los cultivos ilícitos de marihuana, hasta las consecuencias del MDMA en las aguas residuales. Las conclusiones fueron variadas, ya que el informe afirma que medioambientalmente la producción de drogas ilícitas tiene un impacto «relativamente pequeño» en comparación con el del sector agrícola o farmacéutico legal. Sin embargo, los efectos pueden ser significativos a nivel local, comunitario e individual.

Contaminación hídrica

El tratamiento de aguas residuales puede reducir el impacto ambiental de los desechos vertidos y descargados, pero la capacidad para tratar el agua se distribuye de manera desigual en todo el mundo. En cuánto a la contaminación hídrica entre las sustancias detectadas con mayor frecuencia en las plantas de tratamiento de aguas residuales en los países donde existe dicho control, se encuentran la anfetamina, la benzoilecgonina, el éster metílico de ecgonina, la MDMA, la metanfetamina y la morfina.

En Países Bajos y el Norte de Bélgica, la producción de drogas sintéticas ha tenido impacto en la contaminación del suelo y el agua. En dos ocasiones separadas, por ejemplo, se determinó que había presencia de MDMA en muestras tomadas de granos de maíz debido al riego de cultivos con agua contaminada.

Esto significa que los agricultores y gobiernos en esta zona geográfica relativamente pequeña ahora enfrentan los costos de limpiar sus tierras. De hecho, en los Países Bajos, los gobiernos provinciales proporcionan subsidios para limpiar suelos o aguas superficiales contaminadas por la producción ilegal de drogas sintéticas.

También se han encontrado graves daños de ecosistemas en Camboya y Myanmar causados por los disolventes usados para fabricar drogas sintéticas, un mercado de gran proliferación, con más de 1.00 nuevas sustancias psicocativas en los últimos años.

En cantidades suficientes, los compuestos químicos arrojados al mar y a los ríos pueden matar el crecimiento de bacterias que proporcionan un tratamiento natural de las aguas y provocar dependencia de sustancias adictivas en los animales que las habitan y que acabamos comiendo, advierte la Onudd.

Para la Onudd la ubicación es el aspecto clave diferenciador. Uno de esos aspectos diferenciadores claves del impacto ambiental de los cultivos ilícitos y la fabricación de drogas es la ubicación de dichos cultivos y producción. Los cultivos ilícitos generalmente se lleva a cabo en áreas remotas, escasamente pobladas, lejos de cualquier presencia gubernamental. Esas áreas pueden albergar ecosistemas muy diversos y frágiles, como los que se encuentran en reservas forestales y parques naturales.

Del mismo modo, la fabricación de drogas sintéticas suele tener lugar en lugares remotos y tiene como resultado el vertido o la descarga de desechos relacionados con las drogas en bosques, ríos o directamente en los sistemas de alcantarillado. La ubicación también puede determinar las oportunidades de mitigación de este impacto. Los efectos de las descargas en aguas residuales pueden, por ejemplo, ser mayores en países y comunidades sin sistemas de tratamiento de aguas residuales o con sistemas deficientes.

La huella hídrica

Con respecto al cannabis o marihuana se calculó que por ejemplo, en California EE UU, durante una temporada típica de crecimiento (150 días), el cultivo al aire libre la planta requiere hasta 22,7 litros de agua por día.

El informe también habla del agua empleada para cultivos ilegales en zonas dónde el agua no abunda, como Afganistán. El agua subterránea termina en cultivos ilegales de amapola, provocando una potencial escasez para otros usos. En la zona del Rif del norte de Marruecos, el cultivo ilegal de cannabis en las últimas décadas ha resultado en una mayor presión ambiental sobre un sistema ecológico ya frágil. Esto ha causado mayor deforestación, escasez de agua y pérdida de biodiversidad.

El impacto del cannabis

El cultivo ilícito de drogas de origen vegetal, a l igual que con otros cultivos agrícolas, puede afectar el suelo y el agua. El estudio concluyo que la huella de carbono del cultivo de cannabis en interiores es considerablemente mayor que la del cultivo al aire libre (de 16 a 100 veces mayor). Un factor determinante importante de la huella de carbono puede ser la deforestación u otras formas de cambio en el uso de la tierra.

Para el cultivo de cannabis en interiores, la huella de carbono está determinada especialmente por el uso de energía, incluidos los equipos HVAC para mantener la temperatura, la humedad y las luces requeridas por el cultivo. En conjunto, tales medidas de control del clima representan más del 80% de la huella de carbono del cannabis.

Su producción final, incluido el procesamiento químico y los desechos, también puede afectar el aire. Esto se debe a que el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas puede tener efectos negativos en el medio ambiente y en los organismos que viven en el agua y el suelo. Ciertos tipos de riego pueden acelerar la salinización del suelo, es decir, la acumulación excesiva de sales en el suelo.

La cocaína y el ambiente

La huella de carbono por kilogramo de cocaína fabricada es significativamente mayor que la de otros cultivos agrícolas lícitos, como el café, el cacao en grano y la caña de azúcar (por ejemplo, 30 veces mayor que la del cacao en grano y 2.600 veces mayor que la de la caña de azúcar). La huella está determinada principalmente por el cultivo de arbusto de coca (60%), la extracción de alcaloides (24%) y la disposición de desechos (14%).

deforestación
Selva tropical quemada en Colombia en la región del Amazonas.

Una nueva investigación que abarca la región amazónica occidental muestra que el cultivo ilícito de arbusto de coca provoca la deforestación. Según datos de dos regiones de Colombia, el cultivo ilegal de arbusto de coca podría causar directamente o estar asociado indirectamente con el 43 al 58% de toda la deforestación en esas regiones.

La Onudd alerta que el cultivo de drogas ilícitas también puede desencadenar la deforestación al proporcionar los recursos para expandir los asentamientos humanos y otras actividades agrícolas. El narcotráfico también puede conducir indirectamente a la deforestación cuando sus ganancias se lavan a través de la ganadería y otras actividades que requieren grandes extensiones de tierra.

Las emisiones totales de carbono estimadas de la fabricación mundial de cocaína ascienden a 8,9 millones de toneladas de CO₂ al año, lo que equivale a las emisiones medias de más de 1,9 millones de coches de gasolina conducidos en el transcurso de un año, o más de 3.300 millones de litros de combustible diésel consumido.



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