La recuperación post-covid, una "oportunidad perdida" para el clima

La recuperación post-covid, una «oportunidad perdida» para el clima

Un estudio de la Universidad John Hopkins pone de manifiesto que la recuperación de la pandemia ha priorizado exclusivamente el crecimiento en vez de haber combinado a la vez objetivos económicos y climáticos


A pesar de haber pasado algo desapercibido por los problemas geopolíticos a nivel mundial, el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (conocido por el acrónimo en inglés IPCC) no puede ser más claro: el plazo para implantar medidas de alcance que ayuden a frenar las emisiones de gases efecto invernadero y por tanto el cambio climático se agota. Sin embargo, hablamos de una urgencia que, a pesar de estar respaldada por la ciencia y la comunidad internacional desde hace varias décadas, ni siquiera ha sido priorizada cuando una pandemia mundial ha trastocado seriamente nuestra forma de vivir y trabajar. Así de contudente es un estudio publicado por la Universidad John Hopkins (EEUU), que habla de «oportunidad pérdida» en la recuperación post-covid.

El estudio, publicado en la revista Nature, ha analizado más de 13.000 millones de dólares en paquetes de estímulo relacionados con el COVID-19 de 19 países y la Unión Europea, descubriendo que sólo el 6% del dinero se destinó a proyectos que probablemente reducirán los gases de efecto invernadero, mientras que la gran mayoría del gasto de recuperación no abordó el clima en absoluto. Es más: un 3% del gasto de estímulo se destinó directamente a proyectos que aumentan las emisiones.

«Estos paquetes de recuperación económica brindaron una oportunidad para que países, incluido Estados Unidos, imaginaran realmente cómo quieren que sean sus economías en el futuro», ha asegurado en un comunicado el coautor Scot Miller, profesor asistente de salud ambiental e ingeniería en Johns Hopkins. «La pandemia podría haber sido una oportunidad para empujar a los países hacia economías más verdes y muchos gobiernos no lo han hecho«, ha lamentado.

Los investigadores reconocen que el hallazgo no es especialmente novedosos: los gobiernos suelen dar prioridad al crecimiento económico frente a la protección del clima, especialmente durante las recesiones económicas. Sin embargo, esta normalidad no quita que el gasto de estímulo durante las recesiones ofrece una oportunidad para combinar los objetivos climáticos y económicos. De hecho, tras la recesión de 2009, por ejemplo, el 16% del gasto mundial de estímulo se destinó a actividades de reducción de emisiones, una situación que no se ha repetido este 2020 a pesar de la existencia de pactos internacionales como el Acuerdo de París y una sensación de urgencia generalizada en lo relativo al cambio climático.

«Aunque se trataba de una crisis de salud pública, en principio los gobiernos podrían haber intervenido en la economía de manera que todo cambiara, reuniéndose para hacer algo realmente grande para afrontar el reto climático «, señala el autor principal, Jonas Nahm, profesor adjunto de energía, recursos y medio ambiente en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de Johns Hopkins. Pero la gran mayoría del dinero gastado tiene una relación muy tenue con las emisiones, por lo que fue, en general, muy decepcionante», apunta.

Apenas un 6% dedicado al clima

Las cifras respaldan el concepto de «oportunidad perdida» que avanza la John Hopkins. De los 13.000 millones de dólares que las naciones prometieron para los esfuerzos de recuperación, sólo el 6% se destinó a actividades que reducirían las emisiones, especialmente inversiones en vehículos eléctricos, infraestructura de tránsito, hogares y oficinas energéticamente eficientes e investigación en energías renovables. Es más, los países gastaron menos de 1.000 millones de dólares en proyectos que reducirían las emisiones de efecto invernadero, ya sea directa o indirectamente.

El equipo descubrió que de las medidas de estímulo verde, sólo un 27% aproximadamente reduciría directamente las emisiones de efecto invernadero. El 72% restante tendría, en el mejor de los casos, un impacto indirecto, con proyectos como las subvenciones a los productores de biocombustibles en Brasil, o la financiación en Alemania para ayudar a la construcción de estaciones de recarga de vehículos eléctricos.

Por supuesto, hay importantes diferencias territoriales. Los países que más dinero de estímulo dedicaron a proyectos verdes son Corea del Sur y la Unión Europea, cada uno de los cuales dedicó más del 30% de sus paquetes a este tipo de medidas. Brasil, Alemania e Italia invirtieron más del 20% de su gasto de recuperación en proyectos verdes, mientras que Francia gastó poco más del 10%. Por otro lado, entre los países que apenas tuvieron en cuenta los proyectos relacionados con el clima en sus planes de recuperación, gastando menos del 5% de sus totales, se encuentran Estados Unidos, Japón, Rusia y el Reino Unido.

Los investigadores señalan que «los miles de millones de dólares gastados en todo el mundo, principalmente en cheques incondicionales para particulares y empresas, podrían haber cubierto las inversiones necesarias en tecnología, infraestructuras e investigación y desarrollo para cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París, todo ello creando puestos de trabajo y recuperación económica, señalan los autores». Y es que, como parte de este acuerdo, muchos países han establecido objetivos provisionales de emisiones para el año 2030, pero no han aprovechado la oportunidad para utilizar la recuperación post-covid para avanzar en sus deberes.

«Si alguna vez hubo una oportunidad de vincular la recuperación económica con estos objetivos climáticos que se acercan día a día, este habría sido el momento de hacerlo», subraya por su parte Miller. «En los próximos meses y años, no deberíamos olvidar los objetivos climáticos y de emisiones de gases de efecto invernadero a la hora de diseñar medidas de recuperación económica. Estos objetivos climáticos para 2030 llegarán más rápido y antes de lo que pensamos, y no podemos aplazar la reflexión sobre el cambio climático hasta que la pandemia haya terminado», ha apuntado.



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