Transición climática y finanzas: una oportunidad de inversión "histórica"

Transición climática y finanzas: una oportunidad de inversión «histórica»

El CEO de BlackRock, Larry Fink, asegura en una carta a los líderes empresariales que la sostenibilidad debe situarse en el centro de las estrategias financieras y anuncia una “importante reasignación de capital” para evitar riesgos climáticos


Larry Fink es sin duda uno de los hombres más poderosos del mundo financiero. El consejero delegado de BlackRock administra unos 9 billones de dólares en fondos de inversión, un enorme activo que le permite tener una gran influencia sobre las diferentes bolsas del planeta y las grandes empresas que allí cotizan. Sobre todo porque, desde hace ya varios años, Fink escribe una carta anual, dirigida al resto de líderes empresariales, que es esperada con impaciencia por todo el mundo por las claves que ofrece sobre las futuras tendencias económicas y de inversión. Y la misiva de este año no deja lugar a dudas: la sostenibilidad será la gran protagonista de las finanzas en los años venideros, ya que la transición climática es “una oportunidad de inversión histórica”.

“El cambio climático se ha convertido en un factor decisivo en las proyecciones a largo plazo de las compañías. En septiembre pasado, cuando millones de personas salieron a las calles para protestar contra el cambio climático, muchos enfatizaron el impacto significativo y duradero que tendrá en el crecimiento económico y en la prosperidad, un riesgo que, hasta la fecha, los mercados han sido lentos en reflejar. Pero la concienciación está cambiando muy rápido, y yo creo que estamos al borde de un cambio estructural de las finanzas”, asegura Fink en su carta, publicada en la página de su compañía.

No es la primera vez que Fink apunta al clima como el gran transformador de las finanzas mundiales. Hace justo un año, el CEO de BlackRock ya aseguraba que el calentamiento global sería «un factor definitorio en las perspectivas a largo plazo de las empresas» y advertía que el planeta estaba “al borde de una remodelación fundamental de las finanzas». Además, Fink no sólo explicaba los profundos riesgos que supone la crisis climática para la economía mundial, sino que anticipaba que la inversión sostenible sería una tendencia imparable en el futuro cercano por su mayor rentabilidad.

El presidente de BlackRock, Larry Fink, en una foto de archivo. | Wikimedia Commons

En este sentido, la crisis del coronavirus ha acabado por dar la razón a este veterano inversor. La importancia de la sostenibilidad en las finanzas no ha hecho más que acrecentarse con la pandemia, con cada vez más empresas poniendo énfasis en el cambio climático y desvelando planes para lograr la neutralidad climática en las próximas décadas. De hecho, las acciones de muchas empresas consideradas como sostenibles no han dejado de crecer, siendo la estadounidense Tesla el mayor ejemplo. Además, en apenas diez meses, los fondos de inversión han asignado 288.000 millones de dólares a activos sostenibles, lo que supone una subida del 96% frente a todo 2019.

Ante esta situación, el CEO de BlackRock ha decidido redoblar su apuesta. En su carta de este año, enviada el pasado martes, ya no habla en términos generales sobre la transformación “verde” que está por llegar, sino que recomienda ciertos pasos hacia un modelo más sostenible y asegura que la transición climática es «inevitable». En concreto, pide a todas las empresas «divulgar cuanto antes un plan sobre cómo su modelo de negocio será compatible con una economía neutral en carbono”.

El peso de un gigante

Lo cierto es que esta petición por parte de Fink, que aboga claramente por respetar el consenso científico y limitar el calentamiento global a no más de 2 grados por encima de la media preindustrial, es mucho más que una simple recomendación. Y es que el músculo inversor de BlackRock le confiere una enorme influencia: Fink gestiona activamente fondos en miles de grandes empresas, por lo que tiene la capacidad de tratar de destituir a directores de empresas que no respeten sus directrices e incluso deshacerse de las acciones de aquellas firmas que no apuesten por la sostenibilidad, hundiendo su valor en bolsa.

Según apunta Bloomberg, el año pasado, Blackrock ya actuó en contra de 69 empresas y 64 directores por razones relacionadas con el clima, mientras que puso a 191 empresas “bajo vigilancia” por su falta de planes sostenibles. Pero es que este 2021, Fink asegura que su empresa ajustará su proceso de inversión en fondos, adoptando lo que él llama un «modelo de escrutinio intensivo» para el riesgo climático que les ayudará a tomar decisiones a la hora de continuar invirtiendo en una empresa o no. 

Además, Fink también pide un estándar de divulgación global de riesgos climáticos único para todas las empresas. Y es que su carta también expone el hecho de que la mayoría de las empresas, incluso aquellas que son líderes en sostenibilidad, hacen un “mal trabajo” en la contabilidad de sus emisiones de carbono, algo que puede ser «contraproducente» en la transición climática. De hecho, el administrador de activos más grandes del mundo no duda en afirmar que, si las compañías quieren de verdad satisfacer sus expectativas “deben medir el carbono con el mismo rigor que sus finanzas”.

inversiones
La mayoría de los inversores creen que las compañías que integran criterios ESG pueden ser mejores inversiones a largo plazo.

En cualquier caso, según apunta en la carta, este tipo de acciones no provocarán un bajo rendimiento de la inversión, ya que el año pasado los fondos sostenibles crecieron a mayor ritmo que cualquier otro, especialmente durante los peores momentos de la recesión pandémica. «Cuanto más se considere que sus empresas adoptan la transición climática y las oportunidades que ofrece, más recompensará el mercado a sus empresas con valoraciones más altas«, escribe Fink, que además insta al sector privado a actuar rápidamente para compensar sus emisiones en lugar de esperar a que los reguladores les impongan nuevas normativas.

“Sin duda, la carta de este año es una llamada de atención urgente y una advertencia para que los líderes corporativos mejoren su capacidad para gestionar el carbono. Fink tiene toda la razón al señalar al cambio climático como el evento externo que impactará a todas las empresas y en pedir que éste se incorpore a las estrategias comerciales, tanto para minimizar el riesgo como para generar nuevos negocios”, asegura Tim Mohin, un consultor que ha asesorado en materia de sostenibilidad a empresas como Intel, Apple y AMD.

El problema de los pasivos

La única piedra en el zapato de la estrategia de BlackRock es que aproximadamente dos tercios de su capital está en fondos de seguimiento de índices pasivos, que no dan apenas control al gestor al depender su rentabilidad de un índice bursátil completo, como puede ser el IBEX35 o el Dow Jones. Básicamente, por ello su rentabilidad no depende de las decisiones del gestor, sino del comportamiento general del mercado concreto: si éste sube, el fondo aumenta su valor. Estos índices pasivos son versiones en miniatura de una determinada bolsa,

Esto significa que cualquier fondo de seguimiento de índices pasivos incluye todas las empresas representadas en un índice bursátil, por lo que se tiene que contar también con empresas contaminantes, como aquellas que producen combustibles fósiles. Al ser además fondos indexados en su mayoría a largo plazo, BlackRock tiene muy difícil realizar de forma inmediata una verdadera revisión ambiental de todos sus fondos. De hecho, según un informe publicado este mes por los grupos de activistas Reclaim Finance y Urgewald, la empresa todavía tiene unos 85.000 millones de dólares en activos conectados al carbón.

España es el séptimo país del mundo en volumen de emisión de bonos verdes.

Por supuesto, BlackRock ha admitido el hecho de que no puede vender acciones que formen parte de índices, pero también afirman que están tratando de trabajar entre bastidores con las empresas de carbón para alentarlas a adoptar tecnologías más limpias. Y es que, tal y como advierte Fink en su carta, “la transición climática tomará décadas”, por lo que es muy importante planear políticas que “no dejen a nadie atrás”, ya que, a pesar de los rápidos avances recientes, “todavía no existe la tecnología para reemplazar de manera rentable muchos de los usos esenciales que tienen hoy los hidrocarburos”.

En cualquier caso, Fink tiene claro que esta transición climática justa exige de la colaboración de todos para salir adelante. “Los gobiernos y el sector privado deben trabajar juntos para llevar a cabo una transición justa y equitativa, porque no podemos dejar atrás a partes de la sociedad en vías de desarrollo, mientras caminamos hacia un mundo con bajas emisiones de carbono”, asegura. “Todavía no sabemos cuáles de las predicciones sobre clima serán las más acertadas, ni cuáles de los efectos hemos dejado de considerar. Pero no podemos negar la dirección en la que avanzamos. Todos los gobiernos, las empresas y los accionistas deben enfrentar el cambio climático”, concluye.



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