El Tratado de Alta Mar no consigue su aprobación

El Tratado de Alta Mar no consigue su aprobación

La comunidad internacional, reunida en Nueva York y después de décadas de negociaciones, no ha conseguido sacar adelante un nuevo tratado del derecho de los océanos, el Tratado de Alta Mar, con especial atención a la biodiversidad marina


Las negociaciones multilaterales para cerrar el ambicioso Tratado de Alta Mar, pensado para proteger las aguas internacionales más allá de las territoriales, han concluido en Nueva York sin haber logrado un consenso final.

La última ronda de estas negociaciones, que llevan en marcha desde 2018, se desarrolló entre el 7 y el 18 de marzo en Nueva York, pero falta por acordar un buen número de asuntos clave, señaló Will McCallun, de Greenpeace y parte de la Alianza del Alta Mar, paraguas que agrupa a un decenas de organizaciones ambientalistas.

Los negociadores, entre los que se encuentran 48 países miembros, se dieron un nuevo plazo no preciso para volverse a reunir, que en principio será a lo largo de 2022, toda vez que el año actual es el plazo dado por los principales actores interesados para concluir un texto.

La nueva cita podría coincidir con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que tendrá lugar del 25 de junio al 1 de julio en Lisboa (Portugal) y brindará una oportunidad fundamental para movilizar alianzas y aumentar la inversión en enfoques basados ​​en la ciencia. También será el momento para que los gobiernos, las industrias y la sociedad civil unan sus fuerzas y tomen medidas.

«Nos estamos quedando sin tiempo. No había un punto particular que haya impedido el acuerdo final, sino más bien ha sido el ritmo de las negociaciones, muy lento, que ni siquiera ha permitido (poner sobre la mesa) el borrador del texto para ponerlo a discusión», dijo en un comunicado Liz Karan, de la organización Pew Charitable Trusts de Estados Unidos.

«Los países necesitan el tratado este año -prosiguió- para establecer zonas de protección marina y contribuir así a proteger al menos el 30% de la superficie marina global y garantizar así la salud de los océanos», razonó.

«Y aunque sea decepcionante que los países no hayan podido finalizar el tratado, nos animan los progresos que sí se han conseguido. Es esencial ahora seguir adelante y aprovechar este impulso para tener pronto otra ronda negociadora», concluyó Karan.

Aunque muchas de las cuestiones del tratado son técnicas, la mayoría gira en torno a la presión pesquera y a la contaminación marina, tanto la que generan los plásticos -muy poco biodegradables- como la de vertidos de líquidos altamente tóxicos, generados por centrales químicas o nucleares.

«El multilateralismo ambiental está en una encrucijada crítica para nuestro planeta. Los que toman decisiones tienen ahora una oportunidad clara para crear progresos significativos hacia la disminución de la contaminación transfronteriza», dijo por su parte Fabienne McLean, de Ocean Care.

Alta mar

La alta mar, que cubre casi la mitad de la superficie del planeta, es un verdadero bien común mundial que solo está protegido por una serie poco rigurosa de normas inadecuadas para hacer frente a las crecientes presiones sobre la columna de agua y el fondo marino, incluidos el cambio climático, la contaminación, la pesca y las actividades emergentes, como la minería en aguas profundas.

Las negociaciones, destinadas a alcanzar un acuerdo para la elaboración de un tratado jurídicamente vinculante que regule el uso sostenible de las BBNJ, comenzaron en 2006 y desde entonces se han visto favorecidas por la creciente concientización científica sobre la vida y los hábitats marinos de alta mar, así como sobre los peligros a los que se enfrentan a causa de las actividades humanas.



Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas