Con 161 votos a favor y ocho abstenciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce el acceso a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible como un derecho humano universal



Vivir en un lugar donde no se superen los niveles de ozono que afectan la salud o que esté limpio de basura ya es un derecho. Con 161 votos a favor y ocho abstenciones, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución histórica este jueves, declarando el acceso a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, un derecho humano universal.
La resolución, basada en un texto similar adoptado en octubre del año pasado por el Consejo de Derechos Humanos, insta a los Estados, organizaciones internacionales y empresas comerciales a intensificar los esfuerzos para garantizar un medio ambiente saludable para todos.


El secretario general de la ONU, António Guterres, acogió con beneplácito la decisión ‘histórica’ y dijo que el hito demuestra que los Estados miembros pueden unirse en la lucha colectiva contra la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
«La resolución ayudará a reducir las injusticias ambientales, cerrar las brechas de protección y empoderar a las personas, especialmente a aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, incluidos los defensores de los derechos humanos ambientales, los niños, los jóvenes, las mujeres y los pueblos indígenas», dijo en un comunicado difundido por Naciones Unidas.
Agregó que la decisión también ayudará a los Estados a acelerar la implementación de sus obligaciones y compromisos ambientales y de derechos humanos. «La comunidad internacional ha dado reconocimiento universal a este derecho y nos ha acercado a hacerlo realidad para todos», dijo.
Guterres subrayó que, sin embargo, la adopción de la resolución «es solo el comienzo» e instó a las naciones a hacer de este derecho recientemente reconocido «una realidad para todos, en todas partes».
Acción urgente
En una declaración, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, también elogió la decisión de la Asamblea y se hizo eco del llamamiento del Secretario General a tomar medidas urgentes para implementarla.
«Hoy es un momento histórico, pero simplemente afirmar nuestro derecho a un medio ambiente sano no es suficiente. La resolución de la Asamblea General es muy clara: los Estados deben implementar sus compromisos internacionales y aumentar sus esfuerzos para cumplirlos. Todos sufriremos efectos mucho peores de las crisis ambientales si no trabajamos juntos para evitarlas colectivamente ahora», dijo Bachelet.
Bachelet explicó que la acción ambiental basada en las obligaciones de derechos humanos proporciona barandillas vitales para las políticas económicas y los modelos comerciales. «Enfatiza el apuntalamiento de las obligaciones legales de actuar, en lugar de simplemente una política discrecional. También es más efectivo, legítimo y sostenible», agregó.
Un acuerdo casi universal
El texto, presentado originalmente por Costa Rica, Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza en junio pasado, y ahora copatrocinado por más de 100 países, señala que el derecho a un ambiente sano está relacionado con el derecho internacional vigente y afirma que su promoción requiere la plena aplicación de los acuerdos ambientales multilaterales.
También reconoce que el impacto del cambio climático, la gestión y uso insostenibles de los recursos naturales, la contaminación del aire, la tierra y el agua, el manejo inadecuado de productos químicos y desechos, y la consiguiente pérdida de biodiversidad interfieren con el disfrute de este derecho. Además reconoce que el daño ambiental tiene implicaciones negativas, tanto directas como indirectas, para el goce efectivo de todos los derechos humanos.
Según el relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medio ambiente, David Boyd, la decisión de la Asamblea cambiará la naturaleza misma del derecho internacional de los derechos humanos. «Los gobiernos han hecho promesas de limpiar el medio ambiente y abordar la emergencia climática durante décadas, pero tener derecho a un medio ambiente saludable cambia la perspectiva de la gente de ‘rogar’ a exigir a los gobiernos que actúen», dijo recientemente a Noticias ONU.
Un logro maratónico
En 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente en Estocolmo, que finalizó con su propia declaración histórica, fue la primera en colocar los temas ambientales al frente de las preocupaciones internacionales. Aquella Conferencia marcó el inicio de un diálogo entre países industrializados y en desarrollo sobre el vínculo entre el crecimiento económico, la contaminación del aire, el agua y el océano, y el bienestar de las personas en todo el mundo.
Los Estados miembros de la ONU declararon entonces que las personas tienen el derecho fundamental a «un medio ambiente de una calidad que permita una vida digna y de bienestar», llamando a la acción concreta y al reconocimiento de este derecho.
El pasado mes de octubre, tras décadas de trabajo de naciones en la primera línea del cambio climático, como el archipiélago de las Maldivas, así como de más de 1.000 organizaciones de la sociedad civil, el Consejo de Derechos Humanos finalmente reconoció este derecho y pidió a la Asamblea General de la ONU que hiciera lo mismo.
«Desde un punto de apoyo en la Declaración de Estocolmo de 1972, el derecho se ha integrado en constituciones, leyes nacionales y acuerdos regionales. La decisión de hoy eleva el derecho a donde pertenece: el reconocimiento universal», explicó la jefa de ONU Medio Ambiente, Inger Andersen, en un comunicado publicado este jueves.
Se espera que el reconocimiento del derecho a un medio ambiente saludable por parte de estos organismos de la ONU, aunque no sea legalmente vinculante, lo que significa que los países no tienen la obligación legal de cumplir, sea un catalizador para la acción y empodere a la gente común para que haga que sus gobiernos rindan cuentas.
«Entonces, el reconocimiento de este derecho es una victoria que debemos celebrar. Mi agradecimiento a los Estados Miembros y a los miles de organizaciones de la sociedad civil y grupos de pueblos indígenas, y decenas de miles de jóvenes que abogaron sin descanso por este derecho. Pero ahora debemos construir sobre esta victoria e implementar el derecho», agregó. Andersen.
