Von der Leyen defiende la ambición climática europea

Von der Leyen defiende la ambición climática europea

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado en su discurso sobre el estado de la Unión que los países del Viejo Continente deben «trabajar más y más deprisa para hacer frente a la crisis climática» y propone mejorar la ayuda al desarrollo


El Ejecutivo europeo está orgulloso de su apuesta por el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático, pero es consciente de que todavía queda mucho por hacer. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha pronunciado este miércoles su discurso sobre el estado de la Unión, uno de los momentos políticos clave del arranque del curso en la UE en el que se hace balance de los logros del año anterior y se presentan las prioridades para el año siguiente. La política alemana ha aprovechado la ocasión para situar en el centro de la actividad europea la reconstrucción sostenible de la economía tras más de dieciocho meses de pandemia, dejando claro el papel de liderazgo de la UE en el desafío de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero para combatir el cambio climático y la necesidad de ayudar a los países menos desarrollados en su adaptación y mitigación del calentamiento global.

«Voy a repetir algo que he oído hace poco: el calentamiento está aquí. Los responsables somos nosotros. Estamos seguros de ello. La situación es mala. Pero podemos mejorarla», ha asegurado Von der Leyen, que ha incidido en que el cambio hacia políticas más sostenibles «ya está en marcha» gracias a iniciativas como el Fit for 55, un gigantesco paquete legislativo que afectará a todos los ámbitos de la economía y la sociedad en la búsqueda de la neutralidad climática. «En el discurso que pronuncié el año pasado, anuncié nuestra meta: reducir las emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030. Desde entonces, hemos transformado, juntos, nuestros objetivos climáticos en obligaciones legales. Somos, además, la primera de las grandes economías que presenta un conjunto legislativo integral para conseguir nuestro propósito», ha defendido.

Von der Leyen es consciente de que ese esfuerzo legislativo todavía depende de la aprobación del Parlamento y los Estados miembros para ser realidad, razón por la que ha pedido a los países trabajar en el mismo sentido que la Comisión «para que se mantengan intactos tanto el paquete de medidas como la ambición que lo inspira«. Por el momento, la negociación se anuncia ardua: por mucho que el Ejecutivo europeo pida unidad, sigue habiendo varios países reticentes a realizar cambios de calado en su modelo productivo, especialmente en lo relativo al sector energético, como Polonia, Hungría o República Checa. Todos ellos tienen en común su alta dependencia de combustibles fósiles como el carbón y el gas, por lo que temen que el coste de la transición ecológica repercuta negativamente en su tejido económico y social.

En este sentido, Von der Leyen es consciente que gran parte del éxito de la ambición climática europea depende de convencer a estos países de que Europa no les va a dejar atrás en su camino hacia la neutralidad climática. «Nos aseguraremos de que la mayor ambición climática vaya acompañada de una mayor ambición social. La transición debe ser verde y justa. Por ese motivo, hemos propuesto un nuevo Fondo Social para el Clima que permita afrontar la pobreza energética que aqueja ya a 34 millones de europeos», ha anunciado la presidenta de la Comisión en su discurso.

Europa no puede sola

En cualquier caso, el discurso de Von der Leyen ha introducido una nueva dimensión al habitual optimismo europeo: el reconocimiento de que, por sí sola, la UE no puede frenar la amenaza mundial que supone el cambio climático. Tras un año en el que la elección de Joe Biden en Estados Unidos y las promesas de reducción de emisiones en gigantes asiáticos como China y Japón, el viento parece que vuelve a soplar a favor de una coalición mundial para la descarbonización que por fin va mucho más allá del ámbito europeo. Una oportunidad que no ha querido dejar pasar la líder europea, que ha celebrado en su discurso que «las principales economías» se hayan fijado objetivos para alcanzar la neutralidad climática.

Von der Leyen ha interperlado directamente al presidente chino, Xi Jinping, al que ha pedido demostrar «que es capaz de limitar las emisiones de aquí a la mitad de esta década, y de dejar de recurrir al carbón dentro y fuera de sus fronteras». Pero, sobre todo, ha evidenciado la nueva era en las relaciones climáticas entre Estados Unidos y la UE que ha abierto la presidencia de Biden. «Si entre los Estados Unidos y la Unión Europea lográramos colmar la laguna existente en la financiación de la lucha contra el cambio climático estaríamos haciendo gala a las claras de nuestra capacidad como líderes mundiales en materia de clima», ha apuntado.

El presidente estadounidense, Joe Biden, conversa con Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen el pasado mes de junio.

«Si bien todo país tiene una responsabilidad que le es propia, las principales economías tienen un deber especial para con los países menos desarrollados y más vulnerables, países para los que la financiación de la lucha contra el cambio climático es esencial, tanto en términos de mitigación como de adaptación», ha explicado. Para impulsar el cierre de esa brecha en ayuda al desarrollo, Von der Leyen ha anunciado «un aumento de la financiación de la lucha contra el cambio climático en unos 4 millones de euros de aquí a 2027″, que se verá acompañado de una duplicación de la financiación en favor de la biodiversidad que concede a terceros países, en particular los más vulnerables. Pero el verdadero momento de la verdad, según la Comisión, llegará en la inminente COP26 de Glasgow, que «marcará la hora de la verdad para la comunidad internacional».

Impulsar la era digital

Además de su apuesta sostenible, la Comisión ha aprovechado el discurso de su presidenta para proponer el Itinerario hacia la Década Digital, un nuevo plan que buscará lograr la transformación digital de nuestra sociedad y economía de aquí a 2030. El Itinerario hacia la Década Digital propuesto plasmará en términos concretos las ambiciones digitales de la UE para 2030, creando un marco de gobernanza basado en un mecanismo de cooperación anual con los Estados miembros para alcanzar los objetivos de la Década Digital de 2030 en toda la Unión, en lo que atañe a las capacidades e infraestructuras digitales y la transformación digital de las empresas y de los servicios públicos. También tiene por objeto identificar y ejecutar proyectos digitales a gran escala entre la Comisión y los Estados miembros.

En este sentido, otro de los puntos fuertes del discuro de Von der Leyen ha sido su atención a la crisis global de los semiconductores, esos chips minúsculos que hacen que todo funcione, desde los teléfonos inteligentes y los patinetes eléctricos a los trenes o las fábricas inteligentes, que son parte integral de la transición ecológica y digital de la UE. Actualmente, líneas de producción enteras ya están funcionando a medio gas, a pesar de la creciente demanda, por la escasez de semiconductores derivada en parte de los problemas hídricos de Taiwán. En concreto, el país asiático está experimentado la mayor escasez de precipitaciones de las últimas cinco décadas como consecuencia del cambio climático, un problema local que está provocando una crisis de componentes electrónicos global, porque Taiwán es el principal productor.

«Presentaremos una nueva Ley Europea de Chips. Necesitamos conectar nuestras capacidades de investigación, diseño y ensayo que se encuentran en la vanguardia mundial», ha anunciado Von der Leyen, que considera que «crear conjuntamente un ecosistema de chips europeo de última generación, que incluya su fabricación» servirá para garantizar la seguridad de suministro y desarrollar nuevos mercados para una tecnología europea pionera».



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