La parálisis económica provocada por el confinamiento provoca un desplome del PIB entre enero y marzo sin precedentes en la historia reciente, a pesar de que el estado de alarma solo afectó a este último mes y el impacto real sobre la economía puede ser aún mayor



La crisis económica provocada por el coronavirus va camino de no tener precedentes en cuanto a magnitud. La pandemia ha provocado ya en el primer trimestre una histórica contracción de la economía: el Producto Interior Bruto (PIB) se ha desplomado un 5,2% en los tres primeros meses de 2020 en comparación con la evolución del último trimestre del año pasado. Se trata de una caída nunca vista desde que comenzó la serie estadística en 1970, ya que el punto álgido de la crisis financiera se marcó en el primer trimestre de 2009 con un desplome del 2,6%.
Este es el difícil panorama que dibujan los datos adelantados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El desplome tiene varias caras: el consumo de los hogares (el agregado de demanda con mayor peso en el PIB) cayó un 7,5 % trimestral, la mayor bajada de la serie histórica, mientras que la inversión bajó un 5,8%, el mayor descenso en casi once años, desde el segundo trimestre de 2009. Esta caída viene sobre todo motivada por la bajada de un 9,6% de la inversión en vivienda y edificación, aunque la inversión empresarial cayó solo un 3,5%.
Para encontrar datos similares fuera de la serie histórica del INE es necesario remontarse hasta el periodo de la posguerra civil y utilizar cálculos aproximados de historiadores especializados. En cualquier caso, el tamaño actual de la economía no es comparable con la situación española de principios y mediados del siglo XX. Si buscamos crisis más recientes, como la de 2008, los números registrados en la llamada Gran Recesión palidecen ante los que se han hecho públicos hoy.
Además, hay que tener en cuenta que el periodo analizado por el INE solo se vio en parte afectado por el confinamiento decretado por el Gobierno, que arrancó en la segunda mitad de marzo. Estas pocas semanas de parálisis económica han sido suficientes para provocar un auténtico colapso en la economía española, por lo que no es descabellado pensar que tras el confinamiento de este mes de abril y la lenta desescalada que prevé el Gobierno, las cifras podrían ser incluso peores en el próximo análisis trimestral.
El único sector de la economía española que creció fue el gasto público, que se aceleró más de un punto en el trimestre, hasta crecer un 1,8 %, lo que supone el mayor aumento en doce años, desde el primer trimestre de 2008. Esto indica que, ante la parálisis de la economía, el Gobierno se está viendo obligado a acelerar las inversiones públicas para paliar los efectos negativos, aunque esta subida no compensa el desplome del resto de indicadores económicos.
Caídas en empleo y renta
Aunque el impacto del COVID-19 sobre el empleo es mayor en las horas trabajadas, que descendieron un 5% respecto al trimestre anterior, que en los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, que cayeron un 1,9%, también en el trabajo parece que están por venir los peores datos derivados del confinamiento. En comparación anual se han destruido 102.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, en tanto que la productividad por puesto de trabajo equivalente bajó un 3,6 %.
El INE asegura que ha tenido que hacer un esfuerzo especial para poder captar el impacto de las medidas de confinamiento sobre la actividad durante la segunda quincena de marzo, ya que la mayoría de indicadores disponibles ofrecían resultados hasta febrero. El instituto ha intentado incorporar otras fuentes, como el gasto de tarjetas, para medir mejor el desplome, pero ha advertido que las futuras revisiones de estos datos puedan ser de una magnitud mayor que la habitual.
La demanda externa también se ha hundido, con una caída del 8,4% para las exportaciones y un descenso también del 8,4% para las importaciones, en línea con el hundimiento del consumo y la inversión nacional.
Desde el punto de vista de la oferta, las ramas de actividad con mayores caídas trimestrales de valor añadido bruto fueron las actividades artísticas, recreativas y otros servicios (11,2%), comercio, transporte y hostelería (10,9%), construcción (8,1%), actividades profesionales, científicas y técnicas (8%), información y comunicaciones (5,5%), industria manufacturera (3,2%), y agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (1,4%).
Si se compara el primer trimestre con el mismo periodo de 2019 la caída del PIB fue del 4,1%, con una contribución negativa de la demanda nacional (consumo e inversión) de 4,3 puntos y con una aportación positiva de la demanda externa de 0,2 puntos.
A pesar de la magnitud del desplome, el Gobierno considera que el dato es «normal» si se tiene en cuenta el «parón sin precedentes al que se ha sometido a la economía». Así lo ha asegurado el ministro de Transportes y Movilidad, José Luis Ábalos, quien ha señalado que es necesario un pacto para acometer un plan de reconstrucción que evite mayores caídas.
El producto interior bruto (PIB) de España podría registrar una caída de hasta el 22,6% durante 2020 como consecuencia de la crisis generada por el Covid-19, según ha pronosticado esta semana el banco de inversión estadounidense Morgan Stanley.
En concreto, la entidad financiera maneja tres escenarios. Su escenario principal y más probable es que la economía española se contraerá un 13,5% este año. El peor escenario previsto es una contracción del 22,6%, la segunda peor de las principales economías de la zona euro, solo por detrás de Italia, con un -22,7%. En cambio, el escenario más optimista estima una caída del PIB español del 5,8%.
Con respecto a los datos para 2021, para cuando se espera la recuperación, Morgan Stanley considera que el PIB crecerá un 6,7%. El alza podría ser del 7% en el mejor de los casos y del 3,8% en el peor de los escenarios.
