El Fondo Monetario Internacional advierte en su nuevo informe sobre estabilidad financiera que las valoraciones bursátiles no están reflejando las variaciones previstas ni el riesgo de los escenarios de cambio climático y piden a los inversores más tests de estrés



El aumento proyectado de la frecuencia y la gravedad de los desastres provocados por el cambio climático mantiene en alerta al Fondo Monetario Internacional (FMI) por sus posibles efectos en la estabilidad financiera global. Sin embargo, a pesar de las advertencias del organismo, parece que los inversores no están tomando todo lo seriamente que deberían este riesgo real.
En su nuevo Informe sobre Estabilidad Financiera Mundial, señalan que, si bien las proyecciones de las variables climáticas y de su impacto están rodeadas de gran incertidumbre, las valoraciones bursátiles agregadas hasta 2019 «no parecen reflejar las variaciones previstas en el riesgo físico bajo distintos escenarios de cambio climático». Eso lleva a pensar que los inversionistas en estos mercados quizá «no estén prestando suficiente atención a los riesgos» del nuevo escenario climático mundial.
El FMI advierte de la importancia de sanear las cuentas de los países para poder responder a estas eventualidades, así como de incluir el riesgo climático en los test de estrés del sector financiero.
Durante la última década, el impacto negativo directo de los desastres naturales se estima en unos 1,3 billones de dólares (1,2 billones de euros) de media al año, lo que representa un coste anual de alrededor del 0,2% del PIB mundial.La entidad señala igualmente que la pandemia de Covid-19 ha demostrado la rapidez y el amplio alcance que pueden tener las perturbaciones para la actividad económica, subrayando la importancia de evaluar adecuadamente los riesgos y llevar a cabo un apropiada preparación. Además advierten de que la pandemia pasará, pero el cambio climático permanecerá y se agravará.
Y es que si no se produce un cambio radical en las políticas medioambientales a nivel planetario y continúa el aumento generalizado de las emisiones de gases de efecto invernadero, es decir si las acciones de mitigación no tienen éxito, las medidas de adaptación no serán suficientes. La temperatura media global ha subido en 1,1 grados desde los niveles preindustriales y si la Tierra no consigue enfirarse, los termómetros subirán hasta tres grados a finales de este siglo. Los fenómenos meteorológicos cada vez más extremos “pueden tornarse en desastres que provoquen pérdida de vida y de capital, así como disrupciones en la actividad económica”.
En este sentido, el FMI afirma que entre las entidades financieras, los grandes desastres naturales han tenido estadísticamente un efecto sustancial, en las cuentas de las aseguradoras del segmento no vida de los países avanzados, mientras que en las economías emergentes y en desarrollo el impacto en el precio de las acciones ha sido menor. Asimismo, la institución señala que entre los bancos de todos los grupos de economías la reacción del mercado ha sido pequeña.
«Una lección clave del análisis del impacto pasado en los mercados de renta variable y las acciones del sector financiero es que las características del país son importantes», ha apuntado el responsable del Departamento de Mercados Monetarios y de Capitales del FMI, Tobias Adrian, en la presentación del capítulo 5 del ‘Informe de Estabilidad Financiera Global’.
«Los países con más espacio fiscal son capaces de desplegar una respuesta rápida en forma de ayuda financiera y esfuerzos de reconstrucción, lo que limita el impacto en los precios de las acciones», ha defendido el funcionario del FMI, para quien, los mecanismos de riesgo compartido bien desarrollados, como los seguros, reducen o redistribuyen las pérdidas por desastres y ayudan a limitar el impacto adverso en la renta variable.
Medidas
De este modo, más allá de medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático, el FMI recomienda actuar para impulsar y mejorar la penetración de los seguros, así como para reforzar la solvencia de las cuentas publicas, ya que ambos elementos resultan claves para reducir el potencial impacto negativo de los desastres naturales.
Además, se necesita una mejor medición y divulgación de las exposiciones a estos desastres para facilitar la fijación de precios de los riesgos físicos relacionados con el cambio climático.
Asimismo, Tobias Adrian ha instado a intensificar las pruebas de estrés que incorporen el impacto del cambio climático como herramientas esenciales para la gestión del riesgo, ya que esto generará beneficios tanto para los supervisores del sector financiero como para las entidades.
En este sentido, el FMI destaca que en la última década, uno de cada cinco Programas de Evaluación del Sector Financiero (FSAP, por sus siglas en inglés) realizados incluían un examen de riesgos relacionados con el cambio climático. «Estamos planeando hacer más», ha añadido.