Nueva Zelanda será el primer país del mundo en exigir al sector financiero el informe sobre los riesgos climáticos de cualquiera de sus operaciones de inversión, con el objetivo de situar la resiliencia en el corazón de la toma de decisiones económicas y comerciales



Nueva Zelanda se está convirtiendo en uno de los países del mundo más activos contra el cambio climático. Si hace apenas un año blindaba por ley sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para 2050, esta semana el país austral se ha convertido en el primero del planeta que obligará a sus empresas e instituciones financieras a informar sobre los riesgos relacionados con el clima de cualquier de sus operaciones de inversión.
«Actualmente, muchas grandes empresas de Nueva Zelanda no comprenden bien cómo afecta su actividad al cambio climático. Este cambio normativo llevará los riesgos climáticos y la resiliencia al centro de la toma de decisiones financieras y comerciales y garantizará que la divulgación del riesgo climático sea clara, completa y generalizada», ha explicado el ministro de Cambio Climático neozelandés, James Shaw.
Las empresas cubiertas por los nueva ley, que incluye insituciones financieras y bancos, deberán realizar divulgaciones anuales que cubran qué tipo de acuerdos de gobernanza, gestión de riesgos y estrategias están llevando a cabo para mitigar cualquier impacto del cambio climático. Si, por alguna razón, las empresas no realizan ninguna análisis de riesgos climáticos de sus inversiones o préstamos, deberán explicar el motivo o enfrentarse a sanciones, que aún tienen que ser concretadas.
“Lo que se mide, se gestiona, y si las empresas saben cómo les afectará el cambio climático en el futuro, pueden cambiar y adoptar estrategias bajas en carbono. La COVID-19 ha destacado lo importante que es que planifiquemos y gestionemos los choques económicos sistémicos, y no hay mayor riesgo que el cambio climático ”, ha asegurado Shaw, que ha resaltado que, en los últimos años, su Gobierno ha establecido algunos de los objetivos climáticos más ambiciosos del mundo y ha realizado cambios políticos e institucionales para ayudar a inclinar la curva de las emisiones de Nueva Zelanda hacia abajo.
Eso sí, está aún por ver como afecta esta normativa a un país como Nueva Zelanda, donde hay más vacas (seis millones) que habitantes (4,8) y la agricultura representa el 48% de las emisiones del país. Es cierto que el Gobierno y los granjeros se han dado hasta 2022 para crear todo un sistema de control de emisiones de las granjas, pero con la nueva ley sobre riesgos climáticos los bancos tendrán también un papel al deber analizar en sus préstamos a agricultores si la actividad que realizan contribuye al cambio climático
Según apunta Ivan Diaz-Rainey, profesor asociado de Finanzas en Universidad de Otago en un reciente artículo en The Conversation, «la divulgación aumentará y las empresas, los administradores de inversiones, las aseguradoras y los bancos por fin serán comparables en términos homogéneos«, lo que en principio servirá para que los consumidores tomar decisiones plenamente informadas sobre a dónde va su dinero. Eso sí, la ambiciosa normativa aún tiene que pasar por el Parlamento antes de ser aprobada y entrará en vigor, si todo sigue su curso habitual, en 2022 como pronto.
