No son gigantes, son molinos - Editorial - EL ÁGORA DIARIO

No son gigantes, son molinos

No son gigantes, son molinos

El Relator Pedro Arrojo está empeñado en continuar su cruzada personal contra la gestión indirecta, cegado por una animadversión a las empresas que le impide ver su rol crucial en la reconstrucción económica y el desarrollo sostenible



En uno de los episodios más célebres de El Quijote, el inmortal Miguel de Cervantes relata cómo, en su obsesión por encontrar nuevas aventuras como las que él ha leído miles de veces en los libros de caballería que le han hecho enloquecer, el ingenioso hidalgo carga contra unos, cree él, malvados gigantes. Solo que, en realidad, como le recuerda Sancho, su formidable enemigo no son unas imaginarias criaturas colosales, sino los imponentes molinos de viento de Campo de Criptana, en Ciudad Real, por lo que Don Quijote sale mal parado de su desafortunado lance.

Este memorable capítulo de la literatura española parece haber encontrado su reflejo en las acciones que Pedro Arrojo, Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, ha llevado a cabo en los apenas seis meses que lleva en el cargo. Porque este profesor emérito de la Universidad de Zaragoza, a pesar de deber su actual puesto a Naciones Unidas y tener en principio que centrar su esfuerzos en los incontables problemas hídricos que asolan especialmente al mundo en desarrollo, solo tiene una obsesión: demonizar y atacar a las empresas de gestión del agua.

Arrojo lucha contra enemigos imaginarios en defensa de una ideología trasnochada que muchas veces va más allá de la razón y el sentido común. Su visión de la empresa como enemiga del desarrollo sostenible en general, y del sector del agua como freno al acceso al saneamiento en particular, es una visión del mundo tan delirante y poco basada en la realidad como confundir unos simples molinos de viento con criaturas mitológicas. Y es que la propia Agenda 2030, a cuyos Objetivos de Desarrollo Sostenible se debe ceñir el trabajo de un Relator de la ONU, fija en su objetivo 17 que las alianzas y la colaboración entre diferentes actores son la clave de bóveda de todo el proyecto en el que recaen gran parte de las esperanzas de la humanidad por un futuro sostenible.

A pesar de que el Relator debe centrar su esfuerzos en los incontables problemas hídricos que asolan especialmente al mundo en desarrollo, solo tiene una obsesión: demonizar y atacar a las empresas de gestión del agua

Aunque no tiene caballo o escudero como el ingenioso hidalgo, Pedro, como exdiputado de Podemos, cuenta con el apoyo inquebrantable de activistas anti-empresa, que él mismo asegura, “le han empujado” a su posición actual. Pero, al contrario de lo que pasaba con el prudente Sancho, los lazos del Relator con ciertos movimientos ideologizados no hacen sino reforzar su locura. No se entiende si no cómo, después de anunciar que iba a dedicar el primer informe especial de su mandato a las comunidades indígenas, Arrojo decida dar un volantazo y centrarse únicamente en un caso aislado que afecta a apenas 0,005% de la población mundial, como es la cotización del recurso en el mercado de futuros de California.

“Mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento”, replicaba Sancho. Una frase que quizás hace falta que escuche también Arrojo, porque las empresas del sector del agua no son enemigos por batir sino aspas que, con ayuda del viento proveniente de instituciones internacionales como la Unión Europea (UE), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o la ONU, hacen girar la piedra del molino de la sostenibilidad.

Si se molestara en salir de su cámara de eco, Arrojo podría comprobar por sí mismo como todas las señales van en la misma dirección. La pasada semana, la Comisión Europea ha puesto en marcha más de una decena de nuevas alianzas europeas con empresas para impulsar las inversiones en investigación e innovación y superar los principales desafíos climáticos y de sostenibilidad. Estos programas de colaboración público-privada, que van desde el acero hasta las baterías eléctricas, pasando por las manufacturas y el transporte marítimo, contarán con unos 22.000 millones de euros, que serán aportados casi a partes iguales entre la propia UE, los Estados miembro y las empresas participantes. Un camino que es precisamente el recomendado por la OCDE, que en su primer informe de Perspectivas Económicas de este 2021 recomendaba a los países que aprovechen los planes de reconstrucción económica tras la pandemia para avanzar en la transición ecológica “a través de la colaboración y las alianzas”.

Los mensajes de la ONU, la UE y la OCDE deberían hacer reflexionar a Arrojo sobre su cruzada personal que busca restar en vez de sumar, enfrentando a empresas y ciudadanos como si fueran incompatibles en vez de complementarios

La propia ONU, de la que depende el Relator, aunque Arrojo parezca empeñado con sus acciones en despojar el puesto de cualquier atisbo de independencia e imparcialidad, tiene muy claro que alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 depende sobre todo de la cooperación entre todos los sectores y todos los actores. La celebración de eventos como la CEM12/MI-6, la cumbre de energías limpias más importante del mundo que acabó a principios de este mes en Chile, lo demuestran a las claras, ya que cuenta con el impulso de la ONU para intentar abordar los “desafíos sociales, económicos y climáticos actuales en materia energética desde una perspectiva de alianzas globales”.

Es más, su Secretario General, António Guterres, reclamaba en un discurso publicado con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el pasado 5 de junio, la necesidad de “aunar a gobiernos, empresas, la sociedad civil y la ciudadanía en un esfuerzo sin precedentes por reparar el planeta”, ya que para él “todas y todos podemos contribuir” a alcanzar un verdadero desarrollo sostenible. Mensajes contundentes e inequívocos que deberían hacer reflexionar a Arrojo sobre su cruzada personal que busca restar en vez de sumar, enfrentando a empresas y ciudadanos como si fueran incompatibles en vez de complementarios. Es necesario que se quite la venda de los ojos cuanto antes y vea que en realidad no se enfrenta a malvados gigantes, sino a necesarios molinos.



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