Unidos en la humanidad que compartimos: multilateralismo inclusivo - EL ÁGORA DIARIO

Unidos en la humanidad que compartimos: multilateralismo inclusivo

Unidos en la humanidad que compartimos: multilateralismo inclusivo

Resolver los grandes desafíos de la humanidad, cambio climático y pandemia, exige un nuevo multilateralismo adaptado a los nuevos tiempos, un multilateralismo inclusivo y en red, con la ciencia en el centro y la implicación de todos



Mañana, 24 de abril, celebraremos el Día Internacional del Multilateralismo y Diplomacia para la Paz. Un día que se instituyó hace apenas dos años con el propósito de promover los tres pilares de Naciones Unidas: el desarrollo sostenible, la paz y seguridad, además de la protección de los derechos humanos.

En los últimos tiempos la humanidad se viene enfrentado de manera global a retos que nos igualan y nos sitúan ante una vulnerabilidad de la que, hasta ahora, no habíamos sido conscientes.

Retos intrínsecamente vinculados como el cambio climático o la propia pandemia del coronavirus que han venido a confirmar la vigencia del multilateralismo. El reconocimiento de que los grandes problemas mundiales solo pueden ser abordados a través de la cooperación internacional y del trabajo conjunto entre todos los países.

Un multilateralismo reinventado que ha desplazado a los grandes poderes políticos y fuerzas comerciales para poner en el centro de las soluciones a la ciencia.

Como señala Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, “No basta con proclamar las virtudes del multilateralismo; debemos seguir demostrando su valor añadido. La cooperación internacional debe adaptarse al correr de los tiempos”

Y en estos tiempos que corren todos los países están aparentemente unidos en la búsqueda de una respuesta global coordinada, cooperativa, transparente y basada en la ciencia.

La crisis del COVID-19 ha demostrado cuan de cruciales son las instituciones multilaterales para la salud, la prosperidad y la seguridad colectivas. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) para liderar la respuesta de la salud pública universal, hasta Naciones Unidas y su Agenda 2030 como garante de los Derechos Universales, pasando por supuesto por el Banco Mundial (GBM) y otras muchas organizaciones regionales e internacionales que se han volcado para responder a los impactos socioeconómicos de la crisis.

El adalid del multilateralismo clásico durante esta crisis ha sido la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su protagonismo ha contribuido a colocar en un lugar protagonista el binomio científico-humanitario sobre el nuevo coronavirus, tanto en la definición de políticas sanitarias nacionales como para las expectativas mundiales en cuanto a los procesos de contagio, la vigilancia de los procesos epidémicos y del alcance de su propagación, y las opciones de su contención.

«La ciencia debe estar en el centro de las grandes decisiones y el intercambio de conocimientos ser el eje de la cooperación multilateral»

Este papel preponderante de la OMS se apoya en la red de vínculos que mantiene con los centros de excelencia de la investigación científica y las organizaciones sanitarias, que facilitan el intercambio de conocimientos y la cooperación médica internacional.

Y esa ha sido una gran lección de los dos grandes desafíos del siglo XXI: la ciencia en el centro de las grandes decisiones y el intercambio de conocimientos como eje de la cooperación multilateral, en aras a agilizar las respuestas y soluciones globales.

En este contexto la Unión Europea aspira a construir un multilateralismo más inclusivo, un nuevo multilateralismo que trascienda los poderes públicos e incorpore a la sociedad civil, el sector privado, los interlocutores sociales y otras partes interesadas.

Una inclusión que ha funcionado en la búsqueda de las vacunas con un sistema de alianzas entre empresas públicas, privadas y administraciones.

Unas alianzas que emergen como una gran oportunidad para la humanidad, una oportunidad en la que cada uno tiene el compromiso de aportar lo mejor de sí mismo para avanzar, sin perder la esencia del multilateralismo: el vehículo más eficaz para lograr los objetivos de paz, desarrollo sostenible inclusivo y derechos humanos para todos.

«Estamos ante un nuevo multilateralismo en red, en el que se tiene que reforzar la coordinación entre todas las organizaciones multilaterales mundiales»

Un desafío que los países no pueden afrontar solos, ni los Estados, ni los grandes poderes internacionales. Es tal el desafío que es imprescindible implicar a todas las personas para alcanzar una respuesta a la altura de la supervivencia de la especie que está en juego.

La coyuntura mundial actual demuestra inequívocamente que los países no pueden gestionar los riesgos por sí solos, nos necesitan a todos, y no sólo para afrontar amenazas compartidas; sino para aprovechar las oportunidades comunes, para reconstruir economías y sociedades inclusivas y sostenibles.

Como señala la Unión Europea, estamos ante un nuevo multilateralismo en red, en el que se tiene que reforzar la coordinación entre todas las organizaciones multilaterales mundiales y en el que las organizaciones regionales tienen que ser capaces de hacer su contribución esencial.

Y esa inclusividad ha de asentarse en una intensa interacción con la sociedad civil, las empresas, las autoridades locales y regionales y otras partes interesadas; un multilateralismo en el que la voz de las nuevas generaciones, la de los jóvenes, será decisiva para configurar el futuro de la humanidad.

Multilateralismo climático

2021 plantea varios escenarios en los que el modelo de cooperación internacional y multilateral definirán nuestro futuro.

Según el Real Instituto El Cano, uno de los escenarios que se abren, el que más nos gusta en El Ágora, contempla un mundo de pactos verdes interdependientes, en vez de una colección unilateral y desarticulada de pactos verdes individuales: el Pacto Verde de la UE, el Green New Deal por el que apuesta la Administración de Biden y Harris para EEUU, o el nuevo plan de infraestructuras de China. En estos escenario surgirían nuevas oportunidades derivadas de una concienciación por parte de la comunidad internacional de los riesgos que entrañan crisis globales.

El futuro de la agenda de descarbonización global tras la pandemia dependerá de la combinación adoptada de multilateralismo y políticas climáticas, y del papel de los actores implicados, de todos los actores implicados.

Y en materia de clima, todos somos actores en nuestro comportamiento cotidiano.


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