El Castañar de El Tiemblo: cuando el éxito se impone a la naturaleza

El Castañar de El Tiemblo: cuando el éxito se impone a la naturaleza

Mientras unos advierten sobre el «brutal deterioro» que sufre El Castañar de El Tiemblo, otros confirman su buen estado de salud. Entre tanto, miles de turistas acuden a este enclave sin apenas control e incumpliendo las normas del lugar, dejando entrever que, más que un problema de concienciación ciudadana, existen carencias en la gestión de este espacio natural teóricamente protegido

Carlos de Pablo
El Tiemblo | 16 octubre, 2020

Tiempo de lectura: 11 min



Colores dorados y anaranjados, junto con ese toque marrón que ofrecen los erizos y castañas, esbozan un paisaje que las palabras de este texto apenas pueden hacer justicia. Sin embargo, la cálida paleta es tan solo la antesala del verdadero escenario que os podéis encontrar allí. Un escenario conquistado por el tímido canto de las aves y el pasar del viento por las laberínticas copas de los árboles que, para muchos, sería como convertir un sueño en una completa realidad.

Por supuesto, tan solo es eso: un sueño, o más bien la sombra de lo que un día este paisaje llegó a ser. En la actualidad, el característico dorado da paso al marrón del barro y la tierra pisoteada, las castañas ceden el testigo a los plásticos y las mascarillas y, como no sería de otra forma, el cantar de los pájaros y el sonido del viento se ocultan bajo las voces de la especie que ha transformado este mundo.

“¡Castañas, castañas!”, es el ruido que más escucharás ahora, mezclado entre comentarios de personas sin juicio que debaten sobre “la belleza de este paisaje” mientras dejan corretear a sus hijos a su libre albedrío entre unos árboles centenarios.

Otros, simplemente, se envalentonan y sueltan al aire frases sin sentido como “no sigo las líneas en el Ikea, como para seguir las flechas del camino” o “el papel de aluminio sirve de hogar a los insectos y animales. No pasa nada porque lo tires al suelo, hija”.

Como si de una perfecta ironía se tratase, en esta especie de campo desnaturalizado se ha transformado El Castañar de El Tiemblo, que con apenas dos kilómetros cuadrados es uno de los enclaves de castaños más grandes del Sistema Central y desde 1997 parte de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León con la categoría más estricta de protección.

Un día en El Castañar

Como la experiencia es la mejor maestra, la mañana del 10 de octubre decidí volver a visitar este paraje durante una jornada que coincidió con el inicio del puente del Pilar y, a su vez, con un estado de alarma que restringía la movilidad en la Comunidad de Madrid, nuestro vecino más cercano y quien llena de vida con sus habitantes los pueblos de Ávila cada fin de semana.

Las condiciones dictadas por la pandemia apuntaron un día de poco tránsito hacia El Castañar, aunque la vida me propició una bofetada de realidad: más de 10 coches esperaban en el control de acceso mientras que un autobús se cargaba de familias aglomeradas y nerviosas por subir al bosque tembleño.

El control de acceso a El Castañar estaba muy concurrido aquel sábado | Foto: El Ágora

Tras unas indicaciones y un viaje en solitario bajo el amparo de los pinos que cobijan el paisaje, pude llegar a El Castañar, encontrándome allí de nuevo esa misma estampa que había presenciado 10 kilómetros atrás en el punto de partida, aunque, más si cabe, repleta de vehículos.

Si logras apartar a toda la gente, lo primero que puedes apreciar en el inicio de la senda no son los jóvenes castaños o sus frutos de cobertura espinosa, sino un enorme cartel que reza las normas del lugar: “¡Prohibido salir de las sendas, recoger castañas y o cualquier otro tipo de vegetación! ¡Respeta el sonido de la naturaleza y, sobre todo, cuídela! ¡Muchas gracias!”.

Pobre de ellas, pues tan solo son palabras vacías. Tan pronto como dejé mi huella en el camino pude ver cómo una muchedumbre casi se peleaba por recoger sus primeras castañas, a la par que otro grupo se salía del camino para sacar la mejor instantánea con la que sorprender a sus amigos. Al margen, los niños sin vigilancia arrancaban ramas para imaginar que eran espadas.

Tras sortear la aglomeración y dejar pasar a un grupo de seis ciclistas -que montaban bicicletas eléctricas que usaban como motocicletas, todo sea dicho- llegué a la zona de castaños más antiguos, presidida por el principal atractivo de El Castañar: el Abuelo.

El Castañar de El Tiemblo
Varias personas buscan las mejores castañas fuera de los senderos marcados. | Foto: El Ágora

Este ejemplar de castaño (Castanea sativa), catalogado como un espécimen de singular relevancia en Castilla y León, posee una altura de 19 metros y un diámetro de aproximadamente cinco metros. No obstante, lo que más impresiona de este castaño es el inmenso hueco de su tronco que conceden al árbol un aspecto moribundo, aunque la verdad es que sigue vivo. De hecho, algunas fuentes le atribuyen más de 1.000 otoños bajo su corteza.

Esta edad lo hace muy sensible a los impactos antropogénicos, aunque eso no es excusa para muchos que lo vean como si de un árbol cualquiera se tratase. En mi trayecto por El Castañar vi algunas personas merendado en sus inmediaciones con perros sueltos que catalogaron al castaño de su propiedad. Una de las mejores muestras de cariño, pues otros lo utilizan como soporte para realizar su rutina de ejercicios, entre otras atrocidades.

En el ecuador del trayecto me topé con una explanada rebosante de familias al acecho del mejor hueco en el que poder instalar su merendero particular. Muchas de ellas disponían de todo lo necesario para pasar una velada agradable, a excepción de un pequeño detalle: un recipiente personal en el que depositar todos los desechos que generaban. Tal vez por ello no fue una sorpresa descubrir que en aquel lugar se concentrase la mayor cantidad de basura en el suelo.

El Castañar de El Tiemblo
Dos familias disfrutan de un aperitivo en una de las explanadas de El Castañar. | Foto: El Ágora

Continué mi andadura presenciando los mismos actos hasta llegar al punto de partida. Allí pregunté a todo el que podía si conocían las normas del enclave, y en particular, si realmente sabían que las castañas no se pueden extraer el medio. Muchas de estas personas me afearon cuando les comenté esto pues “tan solo cogían una castaña”. Otros me confirmaron que los técnicos del ayuntamiento no les pusieron impedimentos para cogerlas, algo que pude comprobar más adelante.

Con indignación volví a mi vehículo, no sin antes realizar una contabilización aproximada de los coches que se encontraban en ese momento en El Castañar. Con ayuda del GPS móvil descubrí que existía una fila sin apenas huecos que se extendía hasta 750 metros por el camino de bajada -150 vehículos si estimamos que cada uno ocupa un espacio de cinco metros-, a los que se suman los 50 ubicados en el parking principal y 15 aparcados en un merendero por encima de El Castañar.

En total, unos 215 coches a los que no sumé los que me fui encontrando por los senderos o aparcados de mala manera en algunos caminos estratégicos en los que sus dueños se pararon a tomar un pequeño aperitivo visual y gastronómico.

El Castañar de El Tiemblo
Durante 750 metros solo se podían ver coches aparcados en la carretera sin apenas huecos. En algunos casos incluso a ambos lados de la pista. | Foto: El Ágora

¿Culpabilizar al ciudadano?

Aunque parezca que se trató de un día atípico por la coincidencia de un puente, lo cierto es que esa es la situación que sufre El Castañar de El Tiemblo principalmente durante los meses de otoño, fecha en la que, como se recogen en los propios folletos informativos, es “en la que se más se realza la belleza del lugar”.

El gobierno local, al haber tomado las riendas del municipio del pueblo recientemente, no pudo facilitar los datos de los turistas que visitaron El Castañar años anteriores, y menos los de esta temporada al no haberse concluido. Sin embargo, Ana Reviejo, miembro de la plataforma “Salvemos El Castañar de El Tiemblo” lo tiene claro:

«En ningún momento se pide que no vengan visitantes, sino que lo hagan de forma controlada. Ahí entra la gestión del enclave», explica Ana Reviejo

“Con datos proporcionados en informes internos, los responsables de la gestión de El Castañar reconocían una afluencia anual de 25.000 personas al año y que, principalmente, se concentraban en los meses de otoño. En el 2018, esas 25.000 personas se registraron en tan solo los dos meses que dura la regulación

Esa regulación a la que hace referencia es la ordenanza municipal nº24 en la que, entre otras cosas, se determina una tasa aplicada a todas aquellas personas que pretendan acceder a El Castañar de El Tiemblo. Una tasa que, según la plataforma a la que pertenece Ana, “se ideó para regular el acceso -sin mucho éxito- sin limitar el número de personas en ningún caso”.

El anterior Gobierno local, encabezado por María del Mar Martín y que apenas duró un año, manifestó sus intenciones de aplicar durante todo el año la normativa y limitar el aforo a los 50 vehículos correspondientes que puede alojar el parking de El Castañar. Esto, que se aplicó en los meses de máxima afluencia y se trató de una novedad, no fue suficiente para evitar la arribada masiva de turistas. De hecho, Ana Reviejo comenta que entre octubre y noviembre se registraron cerca de 10.000 visitas, “demasiadas para el espacio natural del que estamos hablando”.

El Castañar de El Tiemblo
El Castañar de El Tiemblo acoge algunos de los castaños más longevos del país. | Foto: El Ágora

En la actualidad, María Henar González, alcaldesa de El Tiemblo, nos detalla que este año se está aplicando una medida similar con la que se pretende limitar, no solo en El Castañar sino en todo el monte, la entrada a un número máximo de 150 vehículos y a dos o tres personas por cada uno de ellos.

“Durante esta época los turistas no solo vienen a nuestro monte a ver El Castañar, sino a realizar otro tipo de actividades que no están directamente relacionadas. Por este motivo se regula el acceso a todos aquellos que quieran entrar en el monte en general”, aclara la alcaldesa.

En mi travesía por El Castañar tan solo vi una patrulla de guardias forestales que riñeron a unos visitantes subidos a un castaño centenario

En cualquier caso, para Ana Reviejo, este es tan solo la punta del iceberg del verdadero problema de gestión que sufre El Castañar porque, aunque exista masificación -algo que desde el consistorio aseguran que está controlado- «lo verdaderamente alarmante es que los responsables continúen explotándolo sin un aparente tipo de control». Y más sabiendo que, sobre el papel, El Castañar disfruta de todas las protecciones posibles.

Por poner otro ejemplo, según la alcaldesa del municipio, El Castañar goza de tres voluntarios de protección civil que “velan por el cumplimiento de las normas en el espacio” y de una persona adicional encargada de dirigir el tráfico.

Aunque así fuese, la realidad es que tres personas son más que insuficientes para vigilar que se cumplen las obligaciones de cada uno de los turistas en todo El Castañar. Por este motivo, una de las reclamaciones que emiten desde la plataforma es que haya un número máximo de visitas por día, que repartidos en varios grupos, conozcan El Castañar bajo la atenta mirada de unos responsables.

El Hayedo de Montejo, ejemplo a seguir

Las propuestas emitidas por la plataforma Salvemos El Castañar de El Tiemblo se vertebran en tres pilares fundamentales: conservación, desarrollo económico local e investigación y educación. Tres pilares que se palpan a la perfección en la gestión del Hayedo de Montejo, declarado en 2005 Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

“El Hayedo de Montejo, situado dentro de la Sierra del Rincón, en la Comunidad de Madrid, es un espacio que guarda enormes puntos en común con El Castañar de El Tiemblo que, al igual que nosotros, reconocen los propios gestores de aquel enclave. Por tanto, podría servir como un ejemplo a seguir para que nosotros podamos llegar a un nivel de conservación similar”, detalla Ana Reviejo.

El Hayedo de Montejo presenta paisajes prístinos gracias a las medidas de protección que posee.

En primer lugar, el hayedo recibe un cupo máximo de 200 visitas diarias que previamente deben haber pedido cita en la web habilitada para ello. Después, esos visitantes, divididos en grupos de 30 personas atendiendo a las preferencias de su cita, visitarán el enclave de la mano de un experto que les dará indicaciones en todo momento del valor del hayedo.

“Según nos han comentado desde el hayedo, ese método se aplica seis días a la semana, reservando un día para excursiones escolares u otros grupos específicos. Esto les permite acoger 200 personas todos los días del año que abren e, incluso, poseen lista de espera”, informa Ana Reviejo.

El Hayedo es causa directa de ocho puestos de trabajo directos y fijos, según Ana Reviejo

En segundo lugar, la entrada al hayedo es gratuita a diferencia de El Castañar. Sin embargo, ese matiz no les ha impedido que el hayedo haya servido de motor de desarrollo para los cinco pueblos a los que pertenece el enclave que, como detalla Ana Reviejo, “prácticamente viven de él”.

Esto lo han conseguido con diferentes estrategias que versan, por ejemplo, en la elaboración de ofertas atractivas en las que no solo se incluye la visita al hayedo , sino otros tipos de actividades para potenciar esos mismos pueblos, como pases de hostelería con pernocta incluida en alguno de los municipios o simplemente conocer su cultura y gastronomía.

En tercer lugar, pero no menos importante, han estimulado el estudio y la educación sobre el enclave con el fin de contribuir al su conocimiento y conservación. Según la web del hayedo, en este sentido mantiene relaciones con distintas escuelas de ingenieros y universidades que, además de investigar, son pieza fundamental para mantener el estatus de Reserva de la Biosfera.

“Nuestras propuestas se basan en este ejemplo y otros muchos con características similares a El Castañar. Las medidas que puedan tomarse en nuestro caso pueden variar para adaptarse a las necesidades de El Castañar, pero lo que está claro que no son un experimento”, detalla Ana Reviejo.

“Con ellas pretendemos iniciar un camino de colaboración en el que se priorice la conservación de El Castañar de El Tiemblo a través de una gestión sostenible de los recursos naturales y donde se posibilite la puesta en marcha proyectos que impulsen un desarrollo económico sostenible y generador de empleo”

“Que las personas caminen a su anchas por El Castañar y sin ningún tipo de control lo único que favorece es la degradación de este espacio único. La gente sigue recogiendo castañas y abriendo nuevos caminos, entre otros muchos impactos”, relata Ana Reviejo.

En este sentido, durante los primeros años de vida de la plataforma, Juan Fernando Gallardo Lancho, profesor de investigación jubilado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en este tipo de ecosistemas, se mostró voluntario para realizar un estudio sobre el estado en aquel momento de El Castañar.

Entre otros aspectos, en el documento advirtió “de la degradación visible del suelo, la desaparición sin más de la necromasa de amplias zonas y la depauperación del arbolado”. Además, en él Gallardo señaló que la gestión que se realizaba -en aquel momento abanderada por el actual director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León- solo atendía al turismo y en ningún modo a la conservación del enclave natural. Ante esta situación, el experto pidió un estudio formal sobre el tema, una petición que fue remitida a las autoridades competentes y que nunca fue contestada.

La recogida masiva de castañas impide la regeneración de un medio ya de por sí amenazado por el apelmazamiento de la tierra que no favorece a la germinación de nuevos castaños. | Foto: El Ágora

En la actualidad, María Henar González asegura que El Castañar, a pesar de lo que expone la plataforma, se encuentra en “un buen estado de salud, algo demostrado por informes del 2017 realizados por los ingenieros de la Junta de Castilla y León”. Por lo tanto, por ahora no vislumbran ningún plan de conservación del enclave a corto ni medio plazo.

No obstante, que afirmen esto no significa que no estén abiertos a cambiar lo establecido. Tal es así que María Henar González confirma sus planes de reunión con la plataforma “con el fin de escuchar sus demandas, compartir ideas y valorar lo que puede ser correcto o no”.

En este sentido, durante los últimos años se han escuchado algunas de sus peticiones, como vallar completamente el Abuelo y la instalación de cartelería. Incluso, desde el consistorio han abandonado esa estrategia de promocionar El Castañar como una mera zona de aprovechamiento de castañas, como se había estado haciendo hasta ahora en contra de las normas del lugar, para iniciar otra en la que ya se advierte sobre la delicadeza del medio y el necesario respeto por la naturaleza, además de alargar los meses de regulación.

Este año se han  instalado carteles para recordar las normas sanitarias. | Foto: El Ágora

Medidas y hechos que, aunque ejecutados con insistencia e insuficientes para portavoz de la plataforma, son fruto de esa colaboración que quieren potenciar desde la entidad que representa y que, sin lugar a duda, es fuente de beneficio. Porque El Castañar, al fin y al cabo, es un tesoro de todos y en nuestras manos queda que sus colores dorados y anaranjados se conserven vivos para las generaciones posteriores que, por otro lado, lidiarán con los impactos del cambio climático

Como dice Ana Reviejo, “el Abuelo terminará muriendo de viejo, pero es nuestra responsabilidad que esa vejez dure otros cientos de años más”, para que sus historias perduren en la eternidad.



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