En agosto de 2018 Suecia vivió una ola de calor sin precedentes que afectó a varios países del norte de Europa. Las elevadas temperaturas hicieron que Greta Thunberg, de apenas 15 años, cogiera su bicicleta ataviada con una pancarta y se plantara frente al parlamento sueco, en pleno centro de Estocolmo, para reivindicar una acción clara de las instituciones frente al cambio climático.


Al principio fue todos los días. Después entendió que no podía dejar las clases y eligió los viernes para continuar su protesta, según pasaban los días eran más los que decidían acompañarla. Nacía el movimiento Fridays for Future.
Este pequeño gesto de Greta caló pronto entre una generación llamada a salvar el planeta de la inacción de los líderes mundiales ante la gran emergencia climática que compromete el futuro de la propia humanidad.
Seis meses después de su primera manifestación millones de jóvenes de 1.209 ciudades en todo el mundo, 47 de ellas españolas, tomaron las calles en la primera Huelga Mundial por el Clima, promovida por estudiantes de distintos puntos del planeta, que no pretendía sino concienciar a la sociedad sobre un «problema urgente y global» que amenaza seriamente el porvenir de las nuevas generaciones, de su generación, la Generación Z.
La determinación de esta joven, característica de sus coetáneos, y las redes sociales globalizaron una acción de tal impacto que dejó estupefactos a políticos e instituciones que no daban crédito a cómo una ciudadana de apenas 15 años había conseguido instalar su mensaje en el centro de la agenda política internacional. Había puesto en evidencia la incapacidad de todos los líderes mundial de crear conciencia e iniciar la acción para preservar el planeta para las generaciones venideras.
La Generación Z representa el 25% de la población mundial y sale de las aulas para reclamar su papel en el mundo
Núria Vilanova, coautora del libro ‘Generación Z’, afirma que lo que “obsesiona a los Z es transformar la realidad”, por lo que los valores y las creencias se colocan entre las prioridades de este grupo social.
Son impacientes y tienen claro que no es lo mismo un jefe que un líder. Y lo que “frustra” a la Generación Z es la falta de líderes que den respuestas rápidas, a ritmo de banda ancha de internet, a los problemas que se les plantean.
Medio ambiente, derechos humanos, justicia social… los temas que preocupan a los Z son variados y condicionan su vida de manera más intensa que en el caso de otras generaciones. Tienen la información, toda, a su disposición en la red. Este compromiso los guía y anima a buscar entre las herramientas digitales que manejan a la perfección las soluciones para cambiar el mundo.
La Generación Z cuenta con un coeficiente intelectual que sobrepasa a las anteriores generaciones según un estudio realizado en la Universidad de Stanford (EE UU), debido a la transferencia cultural o generacional, y aplica parte de sus habilidades orientadas al futuro tecnológico.
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Esa conectividad y acceso a información casi en tiempo real con todo el planeta permite que esta generación sea tan consciente de los retos ambientales, culturales y sociopolíticos, si bien esa accesibilidad necesita contar con herramientas adecuadas para abordar el cambio climático.
Aún así Pablo González cree que al haber crecido en un mundo más global su generación es más tolerante y más proactiva y positiva ante la diversidad.
El Foro Económico Mundial afirma que los cambios generacionales surgen a partir de las respuestas evolutivas de individuos en concreto. Así muta el comportamiento humano.
Adaptación, darwinismo y psicología evolutiva
Este Fridays for Future que cada viernes alza la voz para actuar frente a la emergencia climática es “la reacción de la Generación Z ante el servilismo y la incapacidad de reacción de la clase política frente al cambio climático: es la respuesta evolutiva de la especie”.
Así lo afirma el profesor Eudald Carbonell, uno de los paleontólogos más prestigiosos del mundo, codirector del yacimiento de Atapuerca, que insta al despertar de una nueva conciencia en el ser humano, un pensamiento crítico que permita evitar el colapso hacia el que, según él y muchos otros científicos, nos dirigimos como especie.
Una reacción que nos permita seguir avanzando evolutivamente sin poner en riesgo las condiciones que hacen posible nuestra vida en este planeta.
Es ahora o nunca y la Generación Z tiene la última oportunidad para contagiar con su compromiso y su ilusión a los dirigentes actuales, para que su inacción no deje pasar ese último tren cargado de medidas científicas y concretas de contención de este cambio climático que amenaza con el colapso de la Tierra.
La generación Z tiene y asume esa responsabilidad de ser el Plan B del planeta.
Aquí puedes ver la entrevista con Manuela Martín, una joven madrileña de 16 años que participa en el movimiento Jóvenes por el Clima.
1. También se les conoce como ‘postmillennial’, ‘centennial’, generación K o ‘posbieber’.
2. Son los verdaderos nativos digitales. No conciben un mundo sin Wi-Fi, YouTube o Instagram.
3. Pueden usar hasta cinco dispositivos a la vez (la media millennial está en tres) y son muy dependientes de la tecnología.
4. Son más recelosos con su intimidad, saben que no deben compartirlo todo. Si el boom de las redes sociales propició que los jóvenes compartiesen hasta los detalles más escabrosos de su intimidad, los que vienen después “son más conscientes de los riesgos e inconvenientes que esto conlleva”.
5. Están habituados a hacer múltiples tareas y procesar al mismo tiempo varias fuentes de información.
6. Son más autosuficiente, autodidactas y están muy preparados debido a la época de inseguridad laboral, de crisis económica y extremada competencia.
7. Demuestran mayor activismo social o se prestan a mayor número de voluntariados.
8. Buscan trabajos con flexibilidad de horarios y desde casa que les permitan la conciliación con el resto de ámbitos de su vida. Aunque prefieren carreras de ciencias –tecnología, ciencia, ingeniería o matemáticas–, les gustan los ambientes de trabajos creativos.
