El proyecto Ecopuertos recoge y clasifica la basura encontrada en los fondos marinos de la costa de Granada gracias al trabajo conjunto de pescadores, académicos y empresas



Nuestro sistema de producción y consumo está destruyendo los ecosistemas marinos. Según apunta la ONU, cada año se lanzan más ocho millones de toneladas de residuos al océano, lo que quiere decir que cada minuto un camión repleto de basura se vierte en el mar. Un problema mayúsculo que afecta especialmente a las costas españolas: hace una semana, un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza revelaba que anualmente se tiran al Mediterráneo 229.000 toneladas de plástico.
Ante esta situación, cada vez hay más iniciativas a nivel nacional y europeo que buscan aportar su grano de arena en la solución. Sin embargo, muy pocos han comenzado como un proyecto puramente local para luego ir escalando posiciones y acabar situándose como un ejemplo internacional de colaboración y buenas prácticas. Esa es precisamente la historia de Ecopuertos, un proyecto que arrancó del improbable encuentro entre un pescador y un académico y ahora aspira a implantar su sistema de gestión integral de los residuos generados en el puerto pesquero de Motril en toda Andalucía.
Pero empecemos por el principio. Tras un estudio que realizó la Diputación de Granada en 2008 sobre la presencia de residuos plásticos en el puerto de Motril, el físico Enrique Montero, de la Universidad de Cádiz, decide desplazarse a esta ciudad granadina para ver la posibilidades de continuar y ampliar este trabajo de campo. Es allí, tras conocer a Ignacio López Cabrera, líder de la cofradía local de pescadores, cuando surge la idea de una colaboración entre profesionales del mar y de la ciencia para ayudar a resolver los problemas que plantean los residuos oceánicos.
“Queríamos hacer un proyecto de visibilización del estado de nuestros caladeros, nos pusimos de acuerdo y fuimos poniendo en marcha lo que hoy es el proyecto” explica orgulloso López Cabrera desde Motril. “No queríamos ser sólo otro proyecto de recogida, sino algo más ambicioso que tratara de resolver los problemas de la pesca y los caladeros con la contaminación con una recogida sistemática de datos”, puntualiza este pescador, que tuvo que esperar a 2012 para arrancar verdaderamente Ecopuertos a través de la financiación de la cátedra Relec de la universidad gaditana.


A partir de ese momento, el trabajo ha sido arduo y, sobre todo, meticuloso. Los pescadores de este puerto granadino no sólo debían recoger la basura que encontraran mientras faenaban, sino que además debían proporcionar a su contraparte académica datos suficientes para que se pudiera anotar el punto exacto en el que estaban los residuos y clasificarlos por origen, material y volumen. Y es que el objetivo de Ecopuertos no es solo recoger basura, sino mapear de forma precisa la presencia de residuos para poder determinar de dónde vienen y favorecer que se tomen medidas al respecto.
“Este proyecto trata de a partir de un muestreo en el fondo del mar, de donde vienen los residuos y quienes serían responsables de su gestión: saber si son objetos de consumo, un objeto agrícola… Nuestra prioridad es cortar el chorro, el flujo de residuos hacia el mar”, explica Montero, que a lo largo de la última década ha logrado que lo que surgió como una extraña alianza local sea ya todo un ejemplo de sostenibilidad que ha logrado sumar cada vez más colaboradores a su causa.
Buceadores y senderistas
“Durante el primer año de vida del proyecto se extrajeron del fondo del mar más de 47.000 objetos que se clasificaron según el caladero de origen y su tipología, con el objetivo de realizar un análisis posterior”, asegura el profesor Montero, que aclara que los pescadores de Motril son los únicos en toda España que recogen y seleccionan residuos a diario de una manera metódica y científica. Esto ha permitido descubrir que en esa zona, un gran componente de la basura son “residuos agrícolas y residuos de consumo”.
Gracias a este sistema, Ecopuertos ha conseguido dibujar un mapa de la basura marina en la costa de Granada, donde Motril está justo en el centro. “Hacia Almuñécar y Málaga el objeto es casi todo de consumo, mientras que de Motril hacia Almería empiezan a aparecer grandes cantidades de residuos agrícolas”, explica Montero.
Eso sí, en sus incursiones en la costa granadina, los pescadores se han encontrado de todo. “Hemos sacado desde una lavadora a 35 millas de la costa, que la habría tirado algún barco porque sino no nos explicamos cómo ha llegado allá, hasta un invernadero entero a dos millas, con sus alambres, plásticos, cuerdas, tuberías de regadío. Solo eso ocupaba un volumen equivalente al del volquete de un camión de 3.500 kilos”, relata López Cabrera, que asegura también que la crisis del coronavirus no ha supuesto “por ahora” un cambio en lo que encuentran.


Sin embargo, los responsables de Ecopuertos pronto descubrieron que necesitaban ir más allá de la pesca si querían completar su proyecto y mapear la presencia de residuos en toda la costa granadina. Primero, contactaron con una asociación local de buceadores para que les ayudara en los fondos marinos más cercanos a la costa, donde no pueden faenar los buques de arrastre. “Para los fondos someros hablamos con un grupo de buceadores de la universidad de Granada y hacen inmersiones puntuales y científicas en todo el litoral. Hay unos puntos en los que en épocas diferentes del año se sumergen y ven que en verano hay un tipo de basura y en invierno otro”, asegura López Cabrera.
Posteriormente, se empezó a colaborar también con Sierra Nevada Limpia, una asociación de montañismo que empezó a recorrer barrancos y acantilados de la costa de Granada para localizar puntos desde los que podía proceder la basura, como vertederos ilegales. “Lo que hacemos es buscar asociaciones especializadas y colaborar con ellos. Por ejemplo, una vez recurrimos al centro de espeleología de Motril para sacar más de 1000 neumáticos de un barranco. Hablamos con el Seprona, con la Guardia Civil.. Queremos ir creando una red de entidades en la que cada una mantenga su personalidad propia pero colabore con una metodología común”, explica por su parte Montero.
Desde la empresa al colegio
Aunque la actividad del proyecto Ecopuertos sufrió un pequeño parón en 2015, desde el año 2016 reanudaron el proyecto con fuerza renovada gracias a la financiación del gigante del reciclaje Ecoembes. “Nosotros no recogemos por recoger, para salir en el periódico, esto es un trabajo puramente científico y nuestra tarea es recopilar datos y tenerlos disponibles”, asegura Montero, que reconoce que el apoyo económico del sector privado fue importante para sacar adelante Ecopuertos.
Pero la red de alianzas que ha tejido Ecopuertos no se acaba aquí. Desde 2016 también han impulsado el “apadrinamiento de playas” por parte de colegios cercanos, con el objetivo de involucrar a los niños de la zona y sensibilizarlos para que aprendan a cuidar su entorno cercano. Según López Cabrera, los alumnos no solo hacen salidas puntuales para recoger residuos sino que se hace un trabajo continuo de concienciación para que “entiendan la importancia de no tirar nunca basura en el medio natural”.


Además, Ecopuertos también colabora con la ONG local SOS corales, cediendo los materiales y datos que recogen cerca de zonas de coral, o con el Centro de Investigaciones Metalúrgicas, a los que ayudan conocer la oxidación y corrosión de las latas u otros productos de acero en los fondos marinos. También ha habido intercambio de datos con la organización sin ánimo de lucro Cicloplast, encargada de la promoción del reciclado de los plásticos al final de su vida útil, con el objetivo de abordar el problema que suponen los residuos procedentes del sector agrícola, concretamente de los invernaderos. A todo esto se suma una alianza con al decana de las organizaciones ambientales en España, SEO/Birdlife.
Los responsables del proyecto resumen este importante espíritu colaborativo en la necesidad de tejer una red de alianzas lo suficientemente fuerte como para ayudar a resolver el problema de los residuos marinos. “El trato que le damos al medio natural deja bastante que desear. Cuídalo, para que tu disfrutes y otros también. Es cierto que cada vez hay más machaque en prensa, que ayuda a que haya gente que se sume a estos proyectos, pero la verdad es que hasta ahora no se ha reducido el aporte de residuos, luego hay gente que sigue sin concienciarse”, resume López Cabrera.
Por ahora, el próximo año de vida de Ecopuertos puede ser casi tan importante como todo lo logrado hasta ahora. Y es que los responsables de la iniciativa ya han presentado a la Junta de Andalucía el proyecto Ecomares, que pretende extender el proyecto a toda la costa andaluza y aplicar toda la experiencia acumulada al resto puertos pesqueros de la región. “También queremos incorporar basura de superficie, basura flotante, sobre todo en las zonas de especial conservación de Andalucía, para poder ver en qué estado están”, explica Montero. Objetivos importantes para un proyecto que ha demostrado lo lejos que pueden llegar las ideas locales si se tiene la suficiente ambición y se tejen buenas alianzas.
