Un video marcó la vida de Elizabeth Sherr cuando era pequeña. Ahora utiliza el mismo formato para concienciar en Tik Tok sobre la basura cerca de los entornos marinos que tanto admira, hasta el punto de que su repercusión captó la atención del Parlamento Europeo



Cuando el químico Leo Baekeland creó la baquelita en 1907 no fue consciente de la verdadera envergadura de su invención. Ni más ni menos había traído a este mundo la primera sustancia plástica totalmente sintética que, gracias a sus cualidades, pronto se hizo un hueco dentro de los mercados.
Pero aquello solo fue el principio. A lo largo de los años la humanidad fue apoyándose más y más en estos productos hasta crear las más de 1.000 variedades que existen en la actualidad y que, aunque diferentes, destacan por una misma cualidad: su durabilidad.
Ahora, eso mismo que las hizo especiales está arrastrando a la sociedad actual hacia un pozo de contaminación sin precedentes. De las más de 350 millones de toneladas métricas que se fabrican al año, la mitad de ellas se destinan a productos de un solo uso que, tras desempeñar su efímera función, no son tratados en plantas especializadas.
El resultado es el que vemos todos los días a nuestro alrededor, con bosques llenos de plásticos, playas llenas de plástico e incluso seres vivos que se alimentan de los pequeños plásticos que se rompen en fragmentos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cree que para el 2050 habrá aproximadamente 12.000 millones de toneladas métricas de basura plástica en vertederos, vertederos abiertos y el medio ambiente natural. Y el plástico es solo el primero de muchos contaminantes.


Precisamente, la activista Elizabeth Sherr quedó impactada con una de estas estampas después de visualizar un video durante el Día de la Tierra cuando estaba en primaria. Después de ello, nos cuenta que llegó a casa y empezó a separar los contenedores para educarse y enseñar a su familia sobre las bondades del reciclaje.
Sin embargo, relata que lo que más le interesó fue lo poco que sabíamos de nuestros océanos y lo rápido que los estábamos destruyendo: “Veía documentales y leía libros como El Mundo Silencioso, que de la mano del explorador marino Jacques Yves Cousteau podía revivir muchos de los descubrimientos científicos en el Mediterráneo”.
“Una de sus citas capta realmente mi conexión con el medio ambiente marino. En ella dice que ‘el mar, una vez que te hechiza, te engancha en su maravillosa red para toda la eternidad’. Yo, aunque crecí lejos de él, me sentí hechizada por sus misterios”, nos cuenta Elizabeth Sherr.
Esta neoyorkina vio su oportunidad años después con un máster Erasmus en Ciencias Marinas que le permitió afincase en Barcelona, a las orillas de ese Mar Mediterráneo del que tanto leía. Aunque no fue como ella esperaba porque, aunque ese mar único estaba cerca, “entre ambos había un muro formado por basura”.
“Me entristecía y enfadaba ver que el lugar sobre el que escribió Cousteau era tratado sin ningún respeto: había montones de latas de cerveza y botellas de alcohol, pajitas, colillas interminables y mucho más. Me di cuenta que, en lugar de enfadarme, tenía que hacer algo para solucionarlo”.
@lizlivingblue##Beachcleanup in ##Barceloneta ? Join me in taking care of our oceans! ☺️?♬ She Share Story (for Vlog) – 山口夕依
Aquel vídeo que visualizó tiempo atrás le encendió ‘la bombilla de la creatividad’ y así trató de crear vídeos de Tik Tok con los que concienciar y transmitir sus conocimientos sobre el mar y la polución que en él reina.
“Creo que las redes sociales pueden ser una herramienta extremadamente poderosa para compartir tus pasiones y alcanzar el cambio entre el público. Mi enfoque fue positivo porque creo que la gente responde mejor cuando está motivada. De hecho, quería que la gente se animara a realizar pequeñas acciones para proteger la naturaleza”.
Desde ese momento no pararon de llegarle mensajes de personas de todo el mundo contando cómo habían empezado a hacer limpiezas, que habían dejado de tirar colillas o, simplemente, que se habían vuelto más conscientes de la basura de su entorno. Aunque el punto de inflexión lo marcó un vídeo en el que afirmaba que por cada seguidor recogería una pieza de basura de las playas.
Como cuenta, no esperaba que ese reto tuviese tanto impacto, pero lo cierto es que el vídeo de esa serie se hizo viral, con más de 1,3 millones de reproducciones y con más de 400.000 ‘me gusta’. Tal fue la repercusión que el Parlamento Europeo le pidió ayuda para realizar un desafío similar durante el Día Mundial de los Océanos, celebrado el 8 junio.
@lizlivingblueCrazy #trash day…each follow is another piece removed from nature!?? #beachcleanup #saynotoplastic #cigarettebutts #barcelona♬ She Share Story (for Vlog) – 山口夕依
“Nuestro objetivo era que la gente contribuyera a la limpieza los días antes de la efeméride. Yo propuse un objetivo ambicioso de 502.000 piezas de basura recogida, ya que los últimos datos mostraban que un europeo medio contribuye con 502 kg de residuos municipales al año”.
De nuevo, un nuevo existo cosechado. Tras la campaña en redes consiguieron recoger más de 800.000 piezas de basura en 33 países. “Nuestro mensaje era que cada trozo de basura cuenta, y no importa si no vives cerca de la playa porque la mayor parte de la basura marina procede de fuentes terrestres. Esto quiere decir que cada esfuerzo local supone una pequeña diferencia, por lo que juntos alcanzaríamos una mayor escala de impacto”.


Elizabeth Sherr nos explica que recogiendo los residuos te haces mucho más consciente de la basura que tienes delante, especialmente de los plásticos, y nos invita a involucrarnos en el camino que nos lleva a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En concreto, nombra el ODS 12, relacionado con la producción y el consumo responsable, pero también recuerda el decimotercero, sobre todo, porque el reciclaje “nos ayuda a ahorrar mucha energía, agua y nos evita acudir al petróleo”.
“Y por supuesto, las limpiezas ayudan en gran medida al ODS 15, Vida submarina, porque cada trozo de basura que recoges es uno menos que puede dañar la fauna marina. Muchos animales marinos mueren al confundir la basura con el alimento o al enredarse con la basura, como ocurre con las redes fantasma”.
Ella lo tiene claro: no hace falta ser un científico o un experto para marcar la diferencia. Su único consejo es cambiar el sentimiento de frustración por la acción y, por supuesto, la educación ambiental, porque cuanto mayor sea la conciencia, más rápido se podrá ayudar a que el mundo camine por la senda correcta.
