Investigadores españoles de la Universidad de Córdoba acaban de presentar una solución tecnológica que resuelve algunos de los grandes retos a los que se enfrenta la producción de materiales.
Por una parte, encontrar sustitutos naturales a los productos plásticos, que sean biodegradables y no afecten a los ecosistemas. Por otra, resolver un problema de gestión de residuos agrícolas y encontrar una segunda función a subproductos del campo que no encuentran aplicación.
En resumen, economía circular y bioeconomía, sacar el máximo de lo que ya tenemos, reducir impactos y convertir en un activo para la cadena productiva lo que antes era un residuo. Dicho en otras palabras, fabricar poliuretano, es decir, el famoso corcho blanco que todos conocemos, con residuos de trigo.


Todo lo que debes saber sobre los plásticos
Cada año se generan en el mundo cerca de 734 millones de toneladas de paja de trigo, un residuo abundante, barato y sin una aplicación bien definida hasta la fecha, señala la UCO en un comunicado.
Los grupos de investigación RNM-271 Ingeniería Química y FQM-383 NANOVAL de la Universidad de Córdoba han conseguido dar una nueva salida a este sobrante agrícola, utilizándolo como base para la elaboración de espumas de poliuretano.
También conocido coloquialmente como gomaespuma, este material plástico, fabricado a menudo a partir de productos derivados del petróleo, posee una gran versatilidad en la industria y tiene múltiples usos en el sector de la construcción y automoción como sellador, aislante térmico y acústico.
El nuevo trabajo, y en el que también ha participado el Centro de Investigación de Polímeros Avanzados (CIPA) de Chile, ha dado una segunda vida a estos residuos de trigo, a partir de los cuales, mediante un proceso de licuefacción, se ha conseguido obtener polioles, uno de los compuestos clave que participan en la reacción química que genera las espumas de poliuretano.
Cada año se producen unas 734 millones de toneladas de paja de trigo, residuo abundante, barato y sin aplicación definida
Hasta la fecha, el aceite de ricino ha sido uno de los principales candidatos en la carrera por la obtención de una espuma de poliuretano sostenible capaz de prescindir del petróleo, explican desde la UCO.
El problema, tal y como explica una de las autoras principales de la investigación, Esther Rincón, es que este aceite vegetal «no ofrece un endurecimiento y secado completo cuando se expone al aire», una de las claves para la correcta formación de la gomaespuma. Por otra parte, la producción de trigo es mucho más abundante en el mundo que la de ricino.


Por ello, el nuevo trabajo ha propuesto sustituir al 50% este aceite de ricino por paja de trigo, con unos resultados que ofrecen unas características muy similares a las generadas por los métodos convencionales de fabricación en los que se usan compuestos no renovables: «Hemos conseguido obtener parámetros muy deseables en la preparación de espumas, convirtiendo el 96% del trigo empleado con un rendimiento casi máximo», explica Esther Rincón.
Otras aplicaciones
Además, según subraya la investigadora, se han obtenido unos niveles de biodegrabilidad superiores a las que se alcanzan con los productos que se comercializan en la actualidad, por lo que el material tarda menos tiempo en descomponerse.
Si bien estas nuevas espumas de poliuretano podrían tener una gran infinidad de aplicaciones e incluso fabricarse con otro tipo de biomasa, el grupo de investigación, en una segunda fase del estudio, las empleará en viveros de plantas como soporte para el crecimiento de éstas. «En lugar de regar la planta, y con el objetivo de evitar problemas de sequía o exceso de riego, inyectaríamos el agua en la espuma para que la planta la tome conforme la necesite», destaca la investigadora.
