Liubiana, Capital Verde Europea en 2016, tiene una larga historia de parques y zonas verdes que se ha traducido en un fuerte compromiso ambiental y mejoras concretas para la calidad de vida de sus habitantes a través del transporte, la eficiencia energética y el urbanismo



Liubliana no es solo la capital de Eslovenia, sino que es su centro político, administrativo, cultural y económico. Con más de 280.000 habitantes en un país que apenas supera los dos millones, esta urbe cristaliza a la perfección el espíritu de un país tan volcado con la montaña y la naturaleza que en su escudo nacional aparece el punto más alto de su orografía, el monte Triglav. Y lo hace a través sus impresionantes parques: con una asombrosa provisión de espacio verde per cápita de 542 metros cuadrados, Liubliana es la capital europea con mayor cantidad de zonas ajardinadas por habitante, que tienen el privilegio de pasear por espacios casi salvajes que cubren el 75% de la ciudad a apenas unos minutos del centro histórico. Sin embargo, ha sido especialmente en las últimas décadas cuando esta sintonía con la naturaleza se ha convertido en un auténtico proyecto integral de desarrollo sostenible que llevó a la Comisión Europea a designar esta urbe eslovena como Capital Verde en 2016.
Un proyecto que, sobre todo, ha pasado por la total transformación de la movilidad urbana. El transporte en Liubliana ha cambiado drásticamente durante la última década, pasando de ser una ciudad claramente dominada por el automóvil a un enfoque basado en alternativas ecológicas como las dos ruedas, con un sistema de bicicletas compartidas con más de 3 millones de viajes en 4 años y el transporte público. Todo comenzó en 2013, cuando las autoridades locales decidieron modificar el flujo de tráfico dentro de la ciudad para limitar los coches y dar prioridad a los peatones, ciclistas y el transporte público, un cambio que se evidencia sobre todo en la decisión de hacer que la arteria principal de la ciudad, la calle Slovenska, pasase a ser casi totalmente peatonal.


Como resultado, la pirámide de movilidad se ha invertido: el transporte público, el tráfico no motorizado y los vehículos privados representan actualmente cada uno un tercio de todo el transporte, cuando hace una década más de la mitad de los desplazamientos se realizaban en coche. Una tendencia que se explica desde luego por el reordenamiento urbano en favor del peatón y por la mejora de los servicios de transporte en común, pero en la que también tiene parte de culpa el hecho de que la impresionante cobertura verde de Liubliana nunca ha dejado de expandirse. Solo en la última década se han rehabilitado más de 80 hectáreas de zonas industriales degradas, uniéndolas a parques ya existentes e incluso dotándolas con equipos de entrenamiento para ayudar a las ciudadanos a ponerse en forma.
Esta apuesta ha tenido además beneficios para la salud de los habitantes de la capital, que han visto como mejoraba drásticamente la calidad del aire. En concreto, la contaminación atmosférica del centro urbano se redujo en un 70% después de cerrar gran parte de la arteria principal de tráfico en el centro de la ciudad, una espectacular caída que se ha ido reforzando con la progresiva reducción de los niveles óxido de nitrógeno (NOx) y partículas finas (PM10) en los últimos años y que hace que el prestigioso ránking IQAir sitúe regularmente Liubliana como una de las ciudades con mejor calidad del aire del mundo.


«Aunque todavía puedo recordar el tráfico denso en el centro de la ciudad y las zonas industriales abandonadas, hoy en día son un recuerdo muy lejano y parece que Liubliana siempre ha sido así de hermosa y ordenada. El centro de la ciudad, ahora abierto solo para peatones y ciclistas, es como una gran sala de estar y un entorno cultural y social, mientras que las antiguas áreas abandonadas se han transformado en numerosos parques, espacios verdes y áreas de juego, donde los ciudadanos se relajan y socializan», explicaba en la entrega del reconocimiento como Capital Verde el alcalde de la localidad desde 2012, Zoran Jankovic. Una político al que, por otra parte, su apuesta personal por el desarrollo sostenible le ha salido muy bien: este ex-jugador profesional de waterpolo es la primera persona en ser reelegida en la capital eslovena desde la II Guerra Mundial.
Uno de los mejores ejemplos de esta transformación de Liubliana está en su actual estatus de meca del turismo «verde». Algo que se puede observar en las renaturalizadas orillas del río Liublianica, que se han convertido en un lugar de paseo y ocio imprescindible para eslovenos y turistas por igual, o en el inmenso y frondoso parque Tivoli, una auténtica montaña cubierta de árboles que suele llenarse de estudiantes y familias que se reúnen para hacer picnic o practicar deporte al aire libre. De hecho, Eslovenia ha desarrollado el estándar integral de viaje responsable GREEN & SAFE, con el que garantiza que los viajeros permanezcan seguros al mismo tiempo que reducen al mínimo su huella de carbono durante su estancia allí.
Acción climática y economía circular
Sin embargo, el espíritu «verde» de la capital eslovena no se acaba ni mucho menos en sus parques y calles casi libres de coches. Adelantándose a los objetivos climáticos y energéticos de Europa, Liubliana tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% para finales de este mismo año, un reto para el que ya se han alcanzado logros importantes de la acción climática como conseguir que dos tercios de los apartamentos se calienten de manera central con calefacción urbana y redes de gas natural, lo que ha aumentado la eficiencia energética en un 30% en una década. Además, las continuas modernizaciones sistemas operativos de alumbrado público han dado como resultado una reducción del consumo de energía, que ha pasado a suponer menos de 3MW frente a los 9MW en 2000.
Esta acción climática ha venido por otro lado acompañada de una constante concienciación pública a través de sitios web y redes sociales, campañas, eventos y otras herramientas de comunicación. Una de las más llamativas es sin duda la dedicada a las abejas: a lo largo y ancho de Liubliana se tiene muy en cuenta la supervivencia de estas polinizadoras, con tejados verdes en paradas de autobús o céspedes sin cortar para asegurar su alimentación, que van acompañados de carteles que explican la importancia de las abejas para los ecosistemas y visitas escolares a granjas de miel urbanas. «Creo que ha aumentado la conciencia de los ciudadanos de Liubliana, que son más conscientes de su derecho a vivir en un medio ambiente sano y que están dispuestos a participar en su co-creación», explica en Gorazd Trušnovec, presidente de la Asociación de Apicultura Urbana de Liubliana, en el informe de Capital Verde.


Por otro lado, ha habido también una importante apuesta por la economía circular. Liubliana se comprometió en 2010 a limitar la producción de residuos y utilizar los residuos reciclados como recurso, convirtiéndose en la primera capital europea que contaba con una estrategia de Cero Residuos. Una década después, es la urbe europea con mayor cuota de residuos recogidos por separado, gracias en gran medida al Centro Regional de Tratamiento de Residuos, el proyecto medioambiental más grande y completo del país, que facilita el sistema de tratamiento de residuos mixtos y orgánicos más moderno de Europa. De hecho, en toda Eslovenia existe un sistema de recogida puerta a puerta de cuatro tipos de residuos (envases, papel, residuos orgánicos y mixtos) que, acompañado de fuertes multas para los que no cumplan con las normas de reciclaje, garantiza una eficiencia enorme de todo el entramado de recogida de basuras.
«En el futuro, nos mantendremos firmemente anclados en nuestro compromiso de transmitir a las generaciones venideras al menos un medio ambiente tan bien conservado como el que tenemos bajo nuestro cuidado. Es por eso que la ciudad de Liubliana seguirá ejecutando numerosos proyectos, y al planificar cada uno de ellos, tendremos en cuenta a nuestros ciudadanos y al entorno en el que vivimos», aseguraba el alcalde de la capital eslovena poco después de salir reelegido. Por el momento, el ayuntamiento está trabajando en una nueva estrategia de desarrollo, esta vez hasta 2045, con el que espera mantener a la urbe en su trayectoria sostenible.
