Caminamos hacia un ser humano con el cerebro más pequeño, en una cabeza reducida, una estatura similar y la extremidades inferiores algo diferentes.
Así es cómo Eudald Carbonell, prehistoriador, arqueólogo, antropólogo, geólogo, paleoecólogo de vocación, además de sabio, padre y persona, adivina a la especie humana del futuro.
Pero no son los físiológicos los cambios más importantes que debe enfrentar la humanidad: “Estamos ante un cuello de botella evolutivo, una crisis cíclica, sistémica y de especie, un colapso de vida hacia la revolución científico-técnica”.
“Es un salto de la humanidad hacia un futuro más consciente de la propia especie que ayudará a metabolizar el conocimiento científico-técnico que hemos adquirido”.
Los más de 40 años estudiando la prehistoria desde el Yacimiento de Atapuerca, donde encontró el Homo Antecessor, le permite reflexionar acerca de estos colapsos, numerosos a lo largo de la prehistoria y la historia del ser humano, en los que la especie se ha ido reinventando y pagando un alto coste en descargas demográficas.
«Es la primera gran crisis que seremos capaces de intervenir y controlar, estamos dentro del torbellino del cambio»
«Somos responsables de nuestra incapacidad. Tengo el convencimiento de que esta catarsis ayudara a regenerar conciencia social»
El profesor afirma que en esta ocasión el colapso es diferente, por primera vez el hombre es consciente del cambio y, si no lo controla, puede ser partícipe del mismo, para bien y para mal.
“Nuestra esperanza está en el discurso crítico, entendido, compartido y consensuado por las hembras y machos de la especie basados en una era de conocimiento consciente de estos fenómenos termodinámicos y sociales”
La digitalización ha favorecido la globalización, somos un Homo sapiens que ha recogido mucha información durante 40.000 años, tenemos genes de poblaciones africanas mezcladas en Eurasia, África, EEUU, Iberoamérica. «Pero hay que favorecer la diversidad humana, hay que tener conciencia crítica de especie para volver a generar diversidad y buscar formas de adaptación distintas».
“La evolución genética ha propiciado esta singularidad humana, una especie con un conocimiento como ventaja evolutiva que nos ayudará a tomar conciencia”.
Greta Thumberg es un ejemplo de»espécimen singular» que nos da esperanza, forma parte de esa progenie que se ha generado en un entorno muy preparado para afrontar este embudo existencial que sólo se superará a partir de la conciencia crítica.
Agua para la vida
Para Eudald Carbonell el agua es un factor biótico fundamental, el cuerpo humano casi en un 90% es agua, así que es fundamental para sobrevivir.
«Lo sabemos las personas que hemos trabajado en desiertos y hemos pasado momentos duros cuando falta», además es el motor de todo tipo de vida para «generar ecosistemas vivos, ecotonos (zonas de transición entre dos ecosistemas diferentes) y todo tipo de medios sin los que no tendríamos alimentos», finaliza.
