La trayectoria de Jesús Martínez Linares (Chiclana, Cádiz, 55 años) es, cuanto menos, curiosa. Doctor en Física Cuántica, su trayectoria académica y sus investigaciones le llevaron a Alemania y México, antes de poder volver a Andalucía gracias a un programa de retorno. Entre medias, decidió dar un giro de 180 grados a su carrera y dedicar todas sus fuerzas al activismo ambiental tras visitar un bosque de mariposas monarca en el país latinoamericano. Un momento que cambió su vida: «Es un auténtico espectáculo de la naturaleza que convive con la tala ilegal y la deforestación. Ahí me di cuenta, como científico, de lo irracional de la soberbia y la codicia humana. Y decidí que dedicaría toda mi energía a la divulgación de la ciencia ambiental«. Desde entonces, vive a caballo entre Cádiz y allí dónde sea que se celebre la Cumbre del Clima de la ONU, donde es observador internacional.
Linares acaba de publicar Planeta Titanic (Ed. Última Línea), una road movie literaria en la que el autor repasa, de manera autobiográfica y recorriendo 15 países, sus veinte años de trayectoria ambiental, al tiempo que desgrana los problemas más acuciantes a los que hace frente el planeta y dibuja el panorama general del activismo climático en el siglo XXI. «Contar el cambio climático es difícil, ya que no es lineal y los científicos no hacen grandes esfuerzos de divulgación. Como hombre de ciencia y a la vez comunicador, me sentí casi obligado a encontrar la forma de enviar este mensaje al corazón», explica el autor, que se plantea un solo objetivo: «llegar a la gente y convencerla».
Y es que, según Linares, la situación del cambio climático es «dramática». «La situación no es grave, es gravísima. Ya no hablamos de cambio o de crisis, ahora estamos directamente en una emergencia climática«, aclara el autor, que cree para lograr un mayor apoyo social hay que hacer un equilibrio entre la advertencia y el optimismo. «En las charlas no cuento todo lo que sé porque la gente se vendría abajo, es fundamental no perder la esperanza. Los científicos tenemos que hacer funambulismo. Sabemos que con mensajes alarmistas lo único que vamos a conseguir es que la gente desconecte, por lo que es casi una obligación ser optimista», explica.
«Hay un vacío de liderazgo a nivel mundial, todos se miran el ombligo en una carrera hacia el tribalismo»
Porque el autor opina que, si la sociedad no empuja a los políticos para que actúen rápido contra el cambio climático, la humanidad perderá la batalla. «Debemos ser un ejemplo en nuestro propio entorno y seguir la máxima de Gandhi, ‘ser el cambio que quieres ver en el mundo’. Aunque los políticos deben liderar, en realidad son reactivos, van por detrás. Hay un vacío de liderazgo a nivel mundial, todos se miran el ombligo en una carrera hacia el tribalismo. Pero si la sociedad les exige acuerdos, no tendrán más remedio que darse cuenta», opina el también Embajador Climático de Al Gore.
Ese vacío de liderazgo a nivel mundial explica para Linares el surgimiento del activismo juvenil, personificado en la figura de Greta Thunberg. «Hace un año nadie la conocía, pero dio un discurso rompedor en Katowice. A mi se me cayeron los palos del sombrajo. Lo primero que pensé es que era una locura, una chica haciendo huelga del colegio por el clima. Pero en seguida recapacité y me di cuenta de que el que está loco es el mundo: como tiene que ser el vacío de liderazgo a nivel mundial para que tenga que ser una niña de 16 años la que se levante y tome ese liderazgo. Greta es una respuesta a ese vacío«, lanza el doctor, que ha ganado el Premio Andalucía de Medio Ambiente 2019.
Falta de líderes
La falta de un liderazgo real en la lucha climática actual es un tema recurrente en el libro de Linares. Él lo justifica en su experiencia como observador internacional de la ONU, gracias al cual ha participado en las cumbres de Copenhague, París, Marrakech, Katowice y Madrid. «Desde dentro es complejísimo, porque hay que poner a todo el mundo de acuerdo desde el paradigma del multilateralismo. No se puede pretender que la ONU arregle todos los problemas del mundo por sí sola si falta un factor fundamental: liderazgo político», insiste.
El científico cree que ahora es el turno de Europa. «Hace falta alguien que empuje y al que los demás sigan. París puso la brújula, fue el certificado de defunción de la economía fósil. Hasta las empresas y el sector financiero hablan ahora el lenguaje de la sostenibilidad. Pero falta la locomotora que lo impulse todo y es la UE la que debe tomar ese papel«.
«Hemos pasado de una época de advertencias a una de consecuencias. Ahora basta con abrir la ventana para sentir el cambio climático»
Linares considera que las bases ya están asentadas, sobre todo por el aumento de la «concienciación ciudadana». «Yo sigo el eurobarómetro desde hace 10 años y ha subido muchísimo la percepción de los peligros cambio climático. Y en España, la COP25 también se ha notado en la calle, le ha dado un empujón. Poquísima gente duda ya, y ya hemos pasado de una época de advertencias a una de consecuencias. Ahora basta con abrir la ventana para sentir el cambio climático», lanza con optimismo.
Pero, aún así, Linares cree que todavía hay trabajo por hacer, ya que él ve necesario «un cambio de mentalidad» que «despierte nuestra ecología interior«. El científico da un importante papel en su novela a los pastores de renos Samis, un pueblo aborigen nórdico con una cultura ancestral de respeto a la naturaleza al que acompañó en una expedición climática con la ONG que fundó en 2008, SUSTENTA. «Los Samis hablan de despertar a Beiwe, una diosa responsable de hacer salir los primeros brotes verdes de la primavera y de hacer entrar en razón a aquellos Samis que hayan perdido la cabeza durante el largo invierno. Todo el mundo debería despertar esa ecología interior y sentir esa conexión con la Madre Tierra», relata Linares.
España: clima sin política
Hay otro mantra que aparece en el libro y que Linares repite en varias ocasiones en la entrevista: sacar el clima de la política. Una idea que cree debería estar mucho más presente en España. «Un pacto de Estado [para la Transición Ecológica] es absolutamente necesario. Es esencial que se llegue a un acuerdo con el principal partido de la derecha, ya que no va a ser posible convencer a todo el espectro. El PP está en un momento histórico, por mucho que sea complicado ahora mismo hablar de pactos, aquí se tiene que mojar«, opina.
El acuerdo es imprescindible para este activista climático, porque sin él no se puede dar la suficiente seguridad jurídica a las empresas para que acometan unas transformaciones industriales y económicas de gran calado. «Tenemos que electrificar España y lo tiene que hacer la empresa privada. Ellos están dispuestos a hacerlo, pero no van a hacer un plan de empresa donde los retornos son para dentro de más diez años sin asegurar muy bien la inversión. Necesitan tranquilidad, seguridad jurídica: un proyecto de Estado a medio plazo en el que se sientan cómodos y, sobre todo, en el que sepan que no va a haber cambios bruscos en menos de una legislatura«, esboza Linares.
«La Transición Ecológica va a venir sí o sí, y España tiene la oportunidad de ser líder en este tema»
Para ello, apela a los políticos para que entiendan que la lucha climática no puede tener color político. «Yo digo siempre que la EPA [la agencia de protección ambiental estadounidense] la creó Nixon, porque el medio ambiente era y es transversal. Precisamente, como hablamos de conservar, este tipo de valores deberían ser cercanos al conservadurismo. Un ejemplo claro es la encíclica del Papa que apuesta por el medio ambiente de manera decidida», resume.
Para Linares, es simplemente una cuestión de oportunidad. «La Transición Ecológica va a venir sí o sí, y España tiene la oportunidad de ser líder en este tema. Es cuestión de si queremos estar en la locomotora, en cabeza, o simplemente empezar a dudar y quedar relegados al furgón de cola. Yo quiero a España y quiero que lidere este proceso. Tenemos recursos energéticos y razones estratégicas para querer este cambio, más allá de ser puente entre tres continentes. Podemos ser líderes, pero nos falta creérnoslo», concluye el embajador climático, que está seguro de que dentro de poco lo climático será una prioridad absoluta. «Si la sociedad exige a los políticos, no tendrán más remedio que darse cuenta«.
