La XXV Conferencia de las Partes sobre el cambio climático de Naciones Unidas, COP25, que se celebra estos días en Madrid, ha sido el escenario en el que Manuel Menéndez, director general del Agua del Ministerio de Transición Ecológica ha compartido con El Ágora su visión de la gestión de los recursos hídricos en un contexto de cambio climático.
Sequía, escasez e inundaciones
Menéndez afirma que el cambio climático es ya una realidad con impactos directos y constatables en algunas regiones españolas. Si bien los informes del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) apuntan a una reducción media del 20% de la disponibilidad de los recursos hídricos, en España algunas cuencas hidrográficas ya sufren, como en la cabecera del Tajo, descensos en torno al 25% de los caudales disponibles.


Estos nuevos escenarios «donde las sequías serán más extremas y las precipitaciones reforzarán su torrencialidad plantean la necesidad de buscar soluciones innovadoras para afrontar la necesaria adaptación de la gestión y las infraestructuras a la nueva realidad del agua», afirma el responsable de Agua del Ministerio para la Transición Ecológica.
«Una de las prioridades será aprender a gestionar la escasez de agua y, en este sentido, las fuentes alternativas deben ser una cuestión estratégica, tanto la desalación como la reutilización del agua regenerada para diferentes usos».
El director general de Agua explica que España, a principios de los años 60, apostó por los trasvases. Sin embargo, hoy ya comprobamos, tomando como ejemplo el del Tajo-Segura, que los caudales de las cuencas cedentes ya no son cómo en su proyección y las previsiones de mayores reducciones de recursos hídricos nos obligan a buscar fuentes alternativas.
«Lo vimos claro en el año 2018, cuando en el mes de marzo terminaba un periodo de sequía extrema de más de 10meses y no se pudo trasvasar desde la cabecera del Tajo para todos los usos. Ahí la desalación fue estratégica para garantizar el suministro de agua a las poblaciones de las cuencas deficitarias».
España tiene una capacidad de desalación de 700 hectómetros cúbicos de agua al año, una cantidad que ha requerido importantes inversiones, cercanas a los 2.000 millones de euros. Sin embargo nunca se ha desarrollado todo ese potencial de desalación y generamos apenas 400 hectómetros cúbicos anuales porque el elevado coste y precio de ese agua hace que los usuarios opten por fuentes alternativas más baratas cuando disponen de ella. «Hablamos de un precio de 60 céntimos el metro cúbico de agua desalada que no es nada atractivo para los usuarios, pese a que desde el Gobierno se subvenciona en parte este coste hasta dejarlo alrededor de los 30 céntimos.


Uno de los retos que se debe afrontar para fomentar el uso de estas fuentes alternativas es sin duda alcanzar un precio atractivo para los usuarios, especialmente para los regantes que utilizan el 80% de los recursos hídricos.
El uso de aguas regeneradas es otra alternativa que requiere de la aprobación final del reglamento de la Unión Europea sobre el uso de aguas regeneradas. «Ha sido un reglamento complejo, con muchas implicaciones que ha liderado España y que solo está pendiente de decisión en el nuevo Trílogo: Parlamento Europeo, Comisión Europea y Consejo», afirma Manuel Menéndez.
En esta nueva regulación es importante establecer las nuevas exigencias de calidad de las aguas para que su retorno al medio a través de otros usos, ya sean para riego o industria, garanticen la seguridad alimentaria y la salubridad. De otra manera podrían incluso que se llegara a cuestionar la calidad de las producciones en las que se utilizara este recurso.
Por otro lado, es importante lograr unos costes de regeneración de agua competitivos para que los usuarios opten por él frente a otras fuentes más comprometidas, insiste Menéndez; unos costes que en general para el agua deben ir acompañados del coste ambiental de esa fuente respecto a las tradicionales de aguas continentales, ríos o subterráneas,de manera que el precio final sea más realista.
«Para impulsar el desarrollo del agua regenerada tenemos que trabajar operadores, usuarios y Administración para repartir competencias, responsabilidades y costes, incluyendo los ambientales y otras medidas como una posible limitación del uso de los pozos que estén cercanos a los niveles de sobreexplotación», afirma el director general del Agua.
«Si el sistema va a depender de diversas fuentes hídricas con diferentes precios para distintos usos, es conveniente plantearse una interconexión entre ellas y estas infraestructuras de interconexión son ya un elemento de adaptación a ese estrés hídrico que nos trae el cambio climático. Pero si el cambio climático ya nos está mostrando cómo serán de intensas las sequías y los periodos de escasez en el futuro, en los dos últimos años también nos ha enseñado que la torrencialidad de las precipitaciones aumentará las inundaciones«, explica.
«Lo hemos comprobado en la cuenca del Segura. Los modelos de dimensionamiento de las grandes infraestructuras, tradicionalmente encauzamientos, basados en series de datos históricos ya no nos sirven. Se ha desbordado dos veces en dos años consecutivos, y estos días lo estamos volviendo a ver en algunos puntos concretos».
«Si no podemos mitigar los efectos del cambio climático y hay que vivir con un nuevo clima tendremos que adaptarnos a él»
«En esta cuenca los periodos de retorno apuntaban a que la probabilidad de verse sobrepasadas por un fenómeno como la DANA del pasado mes de septiembre eran de uno cada 50 años, y llevamos dos seguidos. Esto nos lleva a darnos cuenta de que estas soluciones de encauzamiento tradicional ya no sirven y hay buscar nuevas fórmulas más basadas en la gestión del riesgo, previsión, adaptación y resiliencia» reflexiona Menéndez para El Ágora.


En España tenemos planes de inundación y si comparamos los mapas de riesgo de zonas inundables en la cuenca del Segura, por ejemplo, con las imágenes del satélite Copernicus de las zonas inundadas durante la DANA vemos que las zonas de riesgo las conocemos. Por tanto, aquellas zonas donde haya edificaciones o núcleos de población tendrán que reducir su vulnerabilidad, explica el director general del Agua.
«Hemos visto localidades como Los Alcázares, en Murcia que se inundan habitualmente y sin embargo cuentan con garajes de hasta tres plantas subterráneas o multitud de edificaciones con sótanos que se inundan a menudo», añade Menéndez.
El responsable ministerial señala también que contamos con las nuevas tecnologías satelitales y la previsión meteorológica. En la última DANA estas herramientas alertaron con tres días de antelación, lo que permitió activar los avisos rojos, que son herramientas de gestión de los recursos hídricos que nos ayudan a adaptarnos al cambio climático.
Binomio agua y energía
Menéndez considera que el binomio agua-energía es fundamental. Uno de los hitos de nuestro ciclo del agua, por ejemplo, es que la desalación está toda electrificada y no se utiliza en ella nada de energía fósiles. El cierto, matiza, que hay que avanzar en el origen renovable de esa energía eléctrica. Para que la energía de las propias desaladoras sea renovable la tecnología nos permitirá en breve poder desalar con generadores fotovoltaicos, afirma.
El Gobierno tratará de impulsar la generación de energía hidroeléctrica, pero no abriendo nuevas instalaciones porque no hay disponibilidad de recursos ni ubicaciones donde llevarlas a cabo, sino optimizando sus rendimientos y capacidades.
Libro Verde del agua
Respecto a las iniciativas en marcha, Menéndez comparte con El Ágora lo avanzado que está el Libro Verde de la Gobernanza del Agua, un documento muy consensuado que estudia no sólo reformas legislativas sino incluso del régimen financiero del ciclo integral del agua y los recursos hídricos en España.
Además, señala que una de las herramientas más importantes para la gestión del agua en el los próximos años es el Plan Nacional de Depuración, Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR). Este documento estará listo para el verano de 2020 de manera que sirva de base para la elaboración de los planes de cuenca de tercer ciclo.
Con este Plan se podrán definir las inversiones prioritarias en materia de gestión del agua, se clarificará el reparto competencial y las responsabilidades. «Es un plan que contribuirá de manera decisiva al cumplimiento de las obligaciones de España respecto a la Directiva Marco del Agua y minorará la multa que abonamos por la mala calidad de algunas masas de agua», indica Menéndez.
Renovación y nuevas infraestructuras para el agua
El director general del Agua comparte con los operadores del ciclo urbano la necesidad de invertir en nuevas infraestructuras más adaptadas, más innovadoras, que incorporen la tecnología y experiencia que se aporta desde las empresas y el ámbito científico. Además, considera clave invertir también en el mantenimiento y renovación de las ya existentes para reducir las fugas y pérdidas en el sistema y avanzar en resiliencia.
También comparte el director general del Agua la visión de alcanzar un sistema tarifario más realista que permita cumplir con el compromiso de la recuperación de costes y el reto de la adaptación al cambio climático.
