Las gentes del campo de toda España denuncian que los productores llevan ya más de dos años “poniendo dinero para trabajar” porque los precios que perciben en origen por los alimentos no cubren los costes de producirlos.
Pedro Barato, presidente de la Asociación Nacional de Jóvenes Agricultores (Asaja) y vicepresidente de la CEOE, ha querido analizar para El Ágora en qué situación se encuentra el sector agropecuario español y qué retos de futuro tiene por delante y nos lo resume con una frase: “muchos nubarrones llenos de incertidumbre y poca agua”.
En la parte positiva, Barato destaca que, gracias a la unión de todo el campo, han logrado concienciar a la sociedad, a la clase política, a las distintas administraciones y al Gobierno de la necesidad de buscar soluciones a los problemas de un sector estratégico que necesita ser prestigiado y reconocido en la figura de los profesionales del campo, “unos empresarios que quieren futuro para una actividad rentable que es la de producir alimentos, gestionar el territorio y mantener vivo el mundo rural”.
Para el presidente de Asaja la subida del Salario Mínimo Interrofesional «fue la puntilla del sector». Considera sin complejos que el gobierno no midió la repercusión que esta subida, un 35% de incremento de los costes laborales para el empresario agrario en apenas dos años, tendría para los agricultores y para los jornaleros y que se ha traducido en la pérdida de 50.000 empleos en 2019 y más e 2.800 en los dos primeros meses del año.
«Es imposible afrontar el reto demográfico sin agricultura y ganadería»
«Estamos inmersos en políticas llenas de transversalidades, prioridades como la transición ecológica, la cuestión de género, el reto demográfico, pero nadie pone al sector agropecuario en el centro de las políticas porque no valoran su importancia socioeconómica y ambiental».
“Los agricultores y ganaderos son los custodios del medio rural, gestionan el 85% del territorio, conservan el paisaje y nos dan de comer, y sin embargo nos vemos demonizados y acusados casi de provocar el derretimiento del Ártico”, recalca Barato.
La PAC solo es el 30% de la renta agraria
Para Pedro Barato la Política Agrícola Común, con todos sus defectos es imprescindible, pero no se la puede entender como un mecanismo de subsidios para mantener un sector productivo sino como un servicio al conjunto de la sociedad por su función social y ambiental.
La agricultura ha evolucionado de una manera increíble en los últimos 30 años, según Barato que la ve como «un sector híper regulado y muy complejo desde el punto de vista de la gestión de las ayudas y sin embargo nunca se ha reconocido el esfuerzo de este sector por adaptarse» al mejor estándar mundial de sostenibilidad, calidad y seguridad alimentaria.
En este sentido insiste en que los que más critican los fondos agrarios son los países ricos que más se benefician del mercado europeo, y, a pesar de que es fundamental mantener el presupuesto para los próximos años debemos entender que la PAC solo es el 30% de la renta agraria, el resto tiene que venir del mercado.
Y aquí es donde entran las movilizaciones y las reclamaciones del sector que han desembocado en una negociación con el Gobierno que ha supuesto un paquete de medidas conocido ya como el Plan Planas, cogiendo el apellido del Ministro de Agriculltura, Luis Planas, “que con gran conocimiento del sector, adolece de excesiva diplomacia y le falta apoyo en el Gobierno para ejecutar todas esas propuesta con carácter de urgencia, al margen de tanto teatro”.
Más allá de estas medidas en la agricultura «tenemos tarea que hacer, es fundamental concentrar la oferta», pero para Pedro Barato hay que ir más allá y lograr que sean las cooperativas las que lleven el producto a los lineales, solo de esta manera podremos cubrir los costes de producción.
Un modelo cooperativo como el holandés o como el francés nos permitiría asumir esa concentración de la oferta y conservar valor en el primer eslabón reduciendo intermediarios al tiempo que mantenemos cohesionado el territorio. “Somos 900.000 agricultores; 30.000 industrias agroalimentarias y apenas una docena de agentes en la distribución, debemos lograr ser el eslabón fuerte”.
En este sentido ha reiterado que la cadena alimentaria necesita transparencia y no es necesario subir los precios: hay muchos eslabones entre los que repartir los márgenes comerciales para que se retribuya al productor en origen sin penalizar el consumo.
El agua y la digitalización condicionará la agricultura del futuro
Pedro Barato no concibe el reto demográfico sin agricultores y denuncia que “prestamos mucha atención a medio ambiente, a la biodiversidad, al bienestar animal, pero nadie presta atención a los agricultores y los ganaderos que son los que están en peligro de extinción”.
Si queremos que la agricultura tenga futuro necesitamos agua y necesitamos que la digitalización, la conexión llegue al medio rural.
Después de toda una vida defendiendo los intereses del sector agropecuario al más alto nivel y llevar al sector primario hasta la vicepresidencia de la CEOE, Barato aún se emociona con el olor al campo mojado, un buen vio, un buen queso y un buen pan con jamón y no se quisiera ver salpicado nunca por la traición.
