Hablar de Peñíscola es hablar del clásico español de turismo de sol y playa, una actividad económica que, si bien presenta uno de los principales sustentos del municipio, también supone un enorme desafío para sus habitantes e instituciones.
Por un lado, porque Peñíscola no deja de ser un municipio de 8.000 habitantes que debe soportar cada verano la venida de más de 100.000 personas, y por el otro, porque con sus escasos recursos no solo tiene que hacer frente a toda esa masa de turistas, sino que también tiene que construir un municipio atractivo que la siga atrayendo.
Para Andrés Martínez, alcalde de Peñíscola, la clave para sobrepasar todos esos obstáculos la han encontrado en la apuesta por la sostenibilidad:
El ayuntamiento de Peñíscola también ofrece una amplia oferta cultural para atraer turistas durante el resto del año. El castillo es su principal baza, que solo en diciembre recibió a 11.000 personas
Esta inversión, por ejemplo, ha supuesto que sus dos playas principales, la Playa norte y la Playa sur, obtengan la bandera azul, sinónimo de calidad ambiental, por no hablar, además, del resto de certificaciones de calidad que poseen las calas del municipio.
Además de la mejora del entorno, Peñíscola ha trabajado en otros aspectos de gran importancia ambiental, como en el sellado de su vertedero. En este caso fue “la Generalitat Valenciana quien puso sobre la mesa un millón de euros de inversión, mostrando la necesidad de cooperación con los organismos supramunicipales”, destaca Andrés Martínez.
Acciones como estas son las que evitan desgracias como la acontecida este año en Zaldibar, Vizcaya, donde el derrumbe de un vertedero arrebató la vida a dos personas y amenazó con desencadenar una catástrofe ambiental de gran envergadura.
El agua, como no podía ser de otra forma, también entra dentro de los planes del edil que, aprovechando el concurso con la empresa actual se acaba, quiere poner sobre la mesa nuevos criterios más estrictos para conservar este recurso limitado, como elevar los costes de lo que él denomina “un producto casi regalado”.
“Podemos decir que el agua es el bien más preciado que tenemos. Por suerte, estamos rodeados de ella, aunque queremos transmitir la idea de su conservación y seguir trabajando en ella”.
Asimismo, baraja incrementar la inversión en unas infraestructuras hídricas que cree que siempre se pueden mejorar para adaptarlas a los nuevos tiempos que corren y volverlas más eficientes, además de pensar que esos recursos se podrían destinar para reparar las posibles averías que se pueden generar en su uso.
En este sentido, Andrés Martínez ha aprovechado para resaltar la labor de la empresa contratada, la cual cree que es “totalmente necesaria” para ofrecer este servicio a la ciudadanía: “No conozco en la zona ningún ayuntamiento en la zona que gestione por sí solo el agua. De hecho, pienso que la experiencia que poseemos los consistorios en la materia no nos permitiría gestionar el recurso adecuadamente”.
Peñíscola, acechada por el cambio climático
No obstante, toda esta inversión puede verse comprometida en el futuro próximo por un fenómeno que, aunque parece que solo era una simple teoría, ya ha afectado de forma notoria al municipio valenciano: el cambio climático.
En concreto, el fenómeno extremo que afectó la localidad fue una DANA, que durante los días 20 y 23 de enero arrasó la costa del municipio, anegando el paseo y las viviendas y comercios que se encontraban en la primera línea de playa.
«Nosotros ya hemos gastado 200.000 para arreglar en la medida de lo posible el paseo. Imagínate ese gasto en un municipio afectado más pequeño que el nuestro. Sería su ruina»
“Cuando vino Pedro Sánchez, prometió que iba a estar del lado de los municipios. Sin embargo, el gobierno al final destinó en la provincia de Castellón 4,1 millones de euros para sufragar las pérdidas, cuando los municipios declararon más de 17 millones en daños. Con esto vemos que el gobierno nos ha dado la espalda, o que no ha dado toda la cara que tenía que dar”.
Este paquete irrisorio de ayudas ha conducido al ayuntamiento de Peñíscola a pedir un crédito bancario por valor de 2.000.000 de euros que destinarán, sobre todo, para dejar el municipio preparado para el verano y para arreglar la carretera que comunica la zona sur del municipio y que, debido al derrumbe de un acantilado, quedó seriamente dañada.
“Hemos hipotecado la legislatura, pero esperamos que para verano todos los servicios de la playa vuelvan a estar operativos. Lo que nos preocupa ahora es el estado del acceso a la zona sur, que procuraremos que esté en las mejores de las condiciones hasta que se pueda llevar a cabo su total recuperación. Frente a la inacción del gobierno, ahora debemos ser los primeros en estar al pie del cañón».
A pesar de que la borrasca ya pasó hace dos meses, su alcalde reconoce que sienten cierto respeto por este tipo de temporales que prometen ser más habituales de lo esperado de cara al futuro. Por ello, explica que desde el 2001 llevan reclamando una serie de medidas de protección para mitigar en la medida de lo posible los efectos de estos fenómenos:
“Sería injusto culpar al gobierno por lo sucedido, pero él es quien tiene la llave para salvar el litoral. Mediante la inversión en adaptación se podrían reducir los efectos de estos nuevos temporales en las costas que, por otro lado, son la imagen del España al exterior”.
El virus no perdona
Por suerte, que el temporal sucediese en enero permitió al sector turístico salir bien parado ya que Peñíscola en esos momentos se encontraba fuera de temporada: “Si hubiésemos sufrido la borrasca en abril, posiblemente hubiésemos notado consecuencias en el turismo”.
Esto posibilitó también a los empresarios y al consistorio trabajar a pleno rendimiento para devolver a Peñíscola a su estado habitual en un tiempo récord, creyendo que así podrían estar preparados para la primera gran campaña turística que representa la Semana Santa.
Sin embargo, con lo que ellos no contaron fue con el comienzo de su segundo gran calvario, el coronavirus, que ahora amenaza seriamente la economía del municipio a corto plazo.
“El coronavirus está fuera de nuestras competencias. Solo podemos esperar que se actúe de forma sensata y que las buenas temperaturas de las que gozamos sean más que suficiente para frenar el número de cancelaciones hoteleras que se están produciendo”.
Sin embargo, de momento, “este mal sueño” no les ha dado tregua. Sus esperanzas por la Semana Santa se han terminado por hundir al conocer la noticia del cierre total de los hoteles en España por el coronavirus. Ahora, todas sus ilusiones se encuentran depositadas en el verano y esperan que para aquel entonces despierten de esta pesadilla.