Crew Dragon: un nuevo capítulo en la historia de los Estados Unidos

Crew Dragon: un nuevo capítulo en la historia de los Estados Unidos

Crew Dragon: un nuevo capítulo en la historia de los Estados Unidos

Estados Unidos ha comenzado un nuevo capítulo en su historia espacial gracias al lanzamiento de la Crew Dragon en dirección a la Estación Espacial Internacional. Se trata del primer vuelo tripulado diseñado y desarrollado por una empresa privada estadounidense para ser utilizado por un ente público de ese país


Carlos de Pablo
Madrid | 1 junio, 2020


Seguro que más de una vez, cuando éramos niños, no podíamos parar de repetirlo: “De mayor quiero ser astronauta. Iré al espacio y visitaré la Luna, Marte y mundos que jamás hemos visto”. Incluso, algunos fantaseábamos con poder ver vida extraterrestre o ir hasta el infinito y más allá y vivir esas mismas aventuras que ocurrieron en esa galaxia muy muy lejana.

A medida que crecíamos, el tiempo, implacable, nos enseñó que eso tan solo eran sueños y que solo muy pocos estaban destinados a traspasar esa última frontera. Tal vez era así, o tal ahora más que nunca estemos más cerca de cumplir ese sueño.

Gracias a este movimiento, esa tripulación se ha convertido en la expedición número 63 que accede a la estación. En la web de SpaceX teneis un videojuego para demostrar si sois capaces de acoplar la nave a la EEI

El motivo lo encontramos en el éxito de la última misión de la NASA que, junto a la empresa SpaceX, ha logrado acoplar la nave tripulada Dragon Crew a la Estación Espacial Internacional (EEI o ISS, por sus siglas en inglés).

Mucho antes que ella, otras naves espaciales han transportado personas a esa misma estación e, incluso, a la Luna. Entonces ¿Qué hace especial a esta misión? Según la NASA, la novedad radica en diversos aspectos, siendo el primero que esta travesía abre la puerta a futuros viajes comerciales a los que tu o yo podríamos acceder en un futuro.

«Es difícil expresar con palabras cuán orgullosa estoy de la gente que nos trajo aquí hoy», afirmó Kathy Lueders, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA (CCP, por sus siglas en inglés).

Desde sus inicios, la NASA se ha basado en modelo operático donde la agencia era dueña de todos y cada uno de los componentes de las misiones tripuladas, algo que le ha pasado factura todo este tiempo. Por ello, para esta misión ha apostado por un enfoque totalmente distinto donde la colaboración público-privada ha sido clave.

Para la NASA se trata de algo revolucionario ya que con el programa CCP, que acoge ese cambio de perspectiva, se pretende que empresas privadas tengan la oportunidad de “diseñar, construir, probar y operar sistemas de transporte humano espaciales seguros, confiables y rentables”. De este modo, no solo se “rejuvenece el sector” sino que se impulsa a empresas privadas a alcanzar sus objetivos.

Emblema de la misión Demo-2, que involucra a la nave Crew Dragon (clic para ampliar) | Foto: NASA

En esta última misión, la empresa seleccionada ha sido SpaceX, de Elon Musk. Desde su nacimiento en 2002, esta empresa lleva probando varios prototipos de naves espaciales, pero, sin duda, la oportunidad que le ha brindado la NASA ha sido el impulso necesario para demostrar su capacidad de alcanzar su objetivo de “llevar de nuevo personas a la Luna, de alcanzar Marte y más allá”.

Para la ocasión, SpaceX ha desarrollado una nave bautizada como Dragon Crew que, si bien ha sido probada en otros contextos, esta era la primera vez que transportaba a la Estación Espacial Internacional un cargamento humano.

El nerviosismo estaba muy presente en el ambiente. Tan solo tres días antes, un primer intento de lanzamiento se suspendió por una tormenta eléctrica. Daniel Marín, Astrofísico y divulgador científico, explicó que fue un movimiento totalmente justificado ya que, aunque la nave está diseñada a prueba de rayos, no había motivos para poner en riesgo la vida de los tripulantes.

“Incluso la lluvia, el viento o el granizo tienen la capacidad para desviar la nave espacial de su rumbo, trastocando así cualquier plan de éxito”, declaró el científico.

No obstante, y contra todo pronóstico, la Dragon Crew despegó el sábado a las 21:36 horas (hora española) desde la rampa 39A del Centro Espacial Kennedy (KSC) rumbo a la EEI, a lomos de un Falcon 9 de la empresa SpaceX.

No había motivos para preocuparse. La misión estaba preparada para realizarse de forma totalmente autónoma, pero cuando se habla de vidas humanas, cualquier situación es extrema.

Crew Dragon
La nave Crew Dragon momentos antes de su acoplamiento en la estación Espacial Internacional | Foto: NASA

A los 10 minutos del despegue aproximadamente y a una velocidad de 27.000 kilómetros por hora, la Crew Dragon alcanzó el espacio. La primera parte había finalizado.

La segunda fase de la misión comenzó este domingo cuando la nave espacial realizó su maniobra de acercamiento a EEI. De nuevo, SpaceX recordó que estaba previsto que esta maniobra se realizase de forma autónoma, aunque los astronautas tomaron los controles e hicieron un pequeño pilotaje a menos de un par de cientos metros como parte del vuelo de prueba, antes de volver a ponerlo en automático.

A las 16:15 horas del domingo la nave se había acoplado.

“El programa demuestra el compromiso de la NASA de invertir en empresas comerciales a través de asociaciones público-privadas y se basa en el éxito de las empresas estadounidenses”, declaró la NASA cuando finalizó esta maniobra.

«Esta asociación de la industria gubernamental y privada tiene importantes beneficios económicos, con más de 1,000 proveedores que emplean trabajadores en los 50 estados para apoyar los sistemas de naves espaciales de la tripulación comercial», aclararon desde la NASA.

Un gran salto para los Estados Unidos

Los Estados Unidos de América habían abandonado todos sus proyectos de viajes tripulados en 2011, simbolizado con el aterrizaje de la nave STS-135 Atlantis.

Ahora, nueve años después, retoman esos esfuerzos por transportar a humanos a través de sus propios esfuerzos, un hito más que suficiente como para que este viaje represente, según la NASA, “un nuevo capítulo en la historia de los viajes espaciales del país”.

«Hoy comienza una nueva era en los vuelos espaciales humanos cuando lanzamos una vez más astronautas estadounidenses en cohetes estadounidenses desde el suelo estadounidense en su camino a la Estación Espacial Internacional, nuestro laboratorio nacional que orbita la Tierra», dijo el administrador de la NASA Jim Bridenstine.

Logotipo de la NASA de ‘gusano rojo’ utilizado hasta 1992 y rescatado para esta msión | Foto: NASA

Para conmemorar este momento, la insignia original de la NASA, el gusano rojo, se reutilizó para decorar algunas de las partes más visibles de la nave, así como los vehículos que transportaron a los astronautas a la plataforma de embarque.

Como explican desde la NASA, el actual logotipo conocido como la albóndiga era muy difícil de reproducir en la década de los 70 en la superficie de las naves espaciales, por lo que se eligió el diseño “más limpio y elegante” del gusano rojo para ese cometido.

Con los nuevos avances, en 1992 el gusano rojo se descartó, quedando solo en algunos materiales gráficos que se conservaron para el recuerdo. Sin embargo, con la llegada de esta nueva época se ha rescatado para “capturar la emoción de este nuevo capítulo en la historia espacial de los Estados Unidos”, según la NASA.

La tecnología usada

Para alcanzar el éxito de la misión, la empresa SpaceX hizo uso de una nave espacial y de un cohete que diseñaron ellos mismos y que “demostraron su fiabilidad en más de una decena de pruebas”.

El cohete utilizado se trata del Falcon 9, o Halcón 9, que debe su nombre al famoso Halcón Milenario de las películas de Star Wars. Según SpaceX, “se trata del primer cohete reutilizable del mundo” y consta de dos etapas:

Especificaciones técnicas del Falcon 9 | Foto: SpaceX

La primera de ellas incorpora nueve motores Merlin y tanques de aleación de aluminio y litio que contienen oxígeno líquido y combustible principal de queroseno (RP-1). La segunda etapa es la encargada de impulsar la carga útil en la órbita deseada.

Según SpaceX, este cohete mide 70 metros de altura y pesa 550.000 kilos aproximadamente. Gracias a la fuerza de sus cohetes, el Falcon genera 770.000 kilos de empuje. La gran característica de este cohete es que, una vez que se separa de su segunda fase, está diseñado para aterrizar en una plataforma en la Tierra. De este modo se puede reutilizar en futuras misiones.

A modo de curiosidad, solo dos cohetes de esta clase registraron un fallo en el momento de su lanzamiento, desencadenando una explosión que los dejó inutilizados. Un error mínimo para las 83 misiones con éxito en las que ha participado.

La nave espacial se trata de la ya nombrada Crew Dragon, un módulo compuesto por un maletero y una cápsula capaz de transportar hasta 7 pasajeros hacia y desde la órbita terrestre. Según SpaceX, se trata de “la única nave espacial con la capacidad de devolver cantidades significativas de carga a la Tierra y la primera nave privada en llevar humanos al espacio”.

Crew Dragon
Especificaciones técnicas de la Crew Dragon | Foto: SpaceX

El maletero de la Crew Dragon tiene una capacidad de 37 metros cúbicos y está rodeado con paneles solares que proporcionan energía a la nave espacial durante el vuelo y mientras está en la estación. Esta sección desaparece antes de entrar a la Tierra.

La otra parte de la que se compone la nave es la cápsula que permite el transporte de personas, así como otra carga ambientalmente sensible. Esta sección está equipada con ocho motores Draco que generan cada uno 40 kilos de fuerza en el vacío.

Esta nave de ocho metros de altura ha participado, según SapceX, en 21 misiones a la Estación Espacial Internacional, siendo la penúltima de ellas la Demo 1, la antesala de la Demo 2 (nombre con el que se conoce a esta actual misión espacial).

Los astronautas y sus trajes

Los astronautas seleccionados para esta misión han sido Robert Behnken y Douglas Hurley, ambos entrenados bajo unas estrictas directrices.

Robert Behnken está licenciado en física e ingeniería mecánica y, antes de ingresar en la NASA, fue ingeniero de pruebas de vuelo en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.

Por su parte, Douglas Hurley es el comandante de la nave espacial y, como tal, es el responsable de actividades como el lanzamiento, el aterrizaje y la recuperación de la nave. Fue seleccionado como astronauta en el año 2000 y, desde entonces, ha completado dos vuelos espaciales. Además de ingeniero, sirvió como piloto de combate y piloto de pruebas en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos.

Los dos astronautas de la misión con sus trajes. A la izquierda, Robert Behnken. A la derecha Douglas Hurley | Foto: SpaceX

Una de las curiosidades de esta misión, según Daniel Marín, es que carecía de tripulación de reserva por lo que, si alguno de los dos seleccionados hubiese caído enfermo, la NASA se hubiera visto obligada a posponer la misión.

Bajo el contexto de pandemia que estamos viviendo, esta opción era más que posible, por lo que se decidió que ambos astronautas realizasen una cuarentena estricta y que, en el momento del lanzamiento, el aforo estuviese limitado para limitar el contacto con los astronautas.

Otra de las curiosidades de esta misión son los trajes que portan los astronautas ya que difieren de los modelos convencionales.

Como bien apuntan muchas personas, más bien parecen sacados de una película de ciencia ficción y eso se debe, en parte, a que el José Fernández fue el artífice de su diseño. Cabe recordar que este mejicano es el responsable el vestuario utilizado en películas como Wonder Woman, Wolverine, Batman vs Superman y Capitan América: Civil War, de ahí ese estilo tan disruptivo.

Sin embargo, lejos del aspecto visual, los trajes fueron diseñados para maximizar la seguridad de los astronautas, aunque como destaca Daniel Marín, no son aptos para salir al espacio, sino para blindar a la persona en caso de que haya una despresurización o por si aparecen sustancias tóxicas dentro de la cabina (humo o propergoles hipergólicos, por ejemplo).

 

Por otro lado, están equipados con guantes totalmente aptos para hacer funcionar todo tipo de pantallas táctiles. Esto se debe a que se ha querido dar una apariencia más moderna al interior de la capsula que, en vez de estar repleta de botones, está equipada con pantallas táctiles.

Sin duda, son todo un ejemplo de la unión de la funcionalidad y del estilo: “Es importante que los trajes sean seguros, cómodos e inspiradores”, resaltó Benji Reed de SpaceX, uno de los directores de la misión en una entrevista.

¿Qué ocurrirá ahora?

Según la NASA, esta misión tiene una duración máxima de 119 días, aunque, como parte de uno de los requisitos impuestos por la agencia espacial americana, podría alargarse unos 100 más (momento en el que empezarían a degradarse los paneles solares del maletero). En cualquier caso, una vez que los astronautas se acomoden en la EEI, la NASA determinará el tiempo exacto de la misión.

En su estancia en la estación espacial, los astronautas realizarán labores científicas y análisis de la misión y, cuando llegue el momento, volverán a la nave espacial, que se desacoplará de forma automática de la estación.

 

Después de eliminar el exceso de peso, en un proceso que dura aproximadamente 12 minutos, la Dragon Crew volverá a entrar en la atmósfera de la Tierra y se dirigirá a la costa Atlántica, frente a Florida. Allí, los astronautas serán recuperados rápidamente por el buque de recuperación Go Navigator de SpaceX y regresarán a Cabo Cañaveral, tal y como detalla SpaceX.

Si todo sale según lo planeado, se dará por finalizado el proyecto, comenzando así una nueva etapa en los viajes espaciales. Tal vez llegamos demasiado tarde para vivir la emoción de los primeros viajes, o tal vez demasiado pronto para viajar con facilidad a otros planetas, pero tal vez estemos a tiempo de presenciar el primer paso para convertirnos en esa especie intergaláctica con la que tanto soñamos.

Un tercer pasajero

Una de las fotos que se ha hecho virales del lanzamiento es aquella en la que se muestra en los asientos un dinosaurio de peluche, clasificado por muchos usuarios como el tercer pasajero de la misión.

Sin embargo, no se trata del primer “dinosaurio” en viajar al espacio. Para remontarnos al primer caso debemos retroceder a la expedición número 37, en el 2013. Allí, la astronauta Karen Nyberg, esposa de Douglas Hurley, confeccionó en la Estación Espacial Internacional un peluche usando restos de bolsas de alimentos y una camiseta



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