Llega el horario de verano y nos quita una hora de confinamiento -

Llega el horario de verano y nos quita una hora de confinamiento

Llega el horario de verano y nos quita una hora de confinamiento

El horario de verano ha llegado este año para quitarnos una hora de confinamiento este fin de semana, ya que, quizá por penúltima vez a las dos de la mañana del domingo 29 de marzo tendremos que adelantar los relojes a las tres


María Santos
Madrid | 27 marzo, 2020


Desde hace más de 30 años los españoles mantenemos el ritual de cambiar el uso horario al verano o al invierno, como el resto de los europeos, a pesar de que el 80% de los ciudadanos preferiría mantener el horario de verano todo el año.

Y en esta ocasión, además de cambiar a nuestro horario favorito, el reloj nos quitará una hora de confinamiento, ya que a las dos de la madrugada del domingo 29 de marzo tendremos que adelantar las manillas hasta las tres.

¿Qué fue de esa propuesta de la Comisión Europea de mantener el uso horario definitivo en el de verano?

Bruselas propuso que en 2019 se realizara el cambio horario definitivo, después de una consulta pública europea en la que participaron 4,6 millones de personas de las cuales el 80% se pronunció a favor de suprimir el cambio de hora y mantener el horario de verano durante todo el año.

Los Estados miembros de la UE ya se rigen por tres husos horarios distintos

No hubo consenso entonces y se pospuso la decisión hasta el año que viene, 2021, para que los diferentes gobiernos nacionales del continente tuvieran tiempo para decidir si se quedan con el horario de verano o el de invierno.

Según el plan inicial del entonces jefe del ejecutivo comunitario Jean Cloud Juncker, cada Estado miembro tendría plena libertad para optar de manera permanente por la hora de verano o por la de invierno.

Pero hacía falta tiempo para evitar que esta libre elección de hora acabe degenerando en un caos de husos horarios en Europa, en el que países vecinos tengan horas distintas y hasta contradictorias.

Hay que tener en cuenta que ahora mismo los Estados miembros de la UE ya se rigen por tres husos horarios distintos: tres están en la hora de Europa Occidental (Irlanda, Portugal y Reino Unido), otros 17 en la hora de Europa Central (entre ellos España), y los ocho restantes en la hora de Europa Oriental (Bulgaria, Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania y Rumanía).

Los países más entusiastas con la abolición del cambio de hora son Alemania, Lituania, Finlandia, Estonia, Letonia o Croacia.

Países como Portugal, Grecia o Reino Unido se oponen a abolir el cambio de hora. Aducen que el actual sistema funciona y les conviene.

Sin embargo, España, a pesar de contar con un grupo de expertos que analizó durante varios meses los pros y los contras del cambio, no llegó a una conclusión cerrada y recomendó mantener la situación actual cambiando los relojes cada seis meses.

Este grupo de expertos formado por nueve mujeres y cuatro hombres, aconsejó a finales de 2019 que España se mantenga en el actual huso horario (que coincide con el centroeuropeo) hasta el año 2021.

España lleva empleando el mismo huso horario desde hace más de 30 años, que coincide con el de Alemania y, paradógicamente, desde 1918 año de la mal llamada «gripe española», al que la sociedad española está acomodada.

Sin embargo, si la Comisión Europea retoma sus planes de fijar un solo uso para todo el año España deberá decidir si prefiere el de verano o el de invierno.

Ahorros energéticos residuales

El cambio de uso horario puede favorecer ahorros en el consumo de luz eléctrica pero incrementos en calefacción

Tras la publicación de la propuesta de acabar con el cambio de uso, la Comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo realizó un informe elaborado por Sven Schulze en el que se puntualiza que, si bien los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, estos son marginales y no hay certeza de que se produzcan en todos los Estados miembro. Frente a los que obtienen ahorros, están los países pueden ver verse afectados por un aumento el consumo de energía.

El informe también indica que puede haber ahorros en iluminación, pero que no es tan obvio que ocurra lo mismo con la calefacción, pues podría incluso aumentar su consumo. Además, según indicaron los expertos, los resultados son difíciles de interpretar ya que están muy influenciados por factores externos tales como la meteorología, la geografía y el comportamiento de los usuarios.

En España no existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos.

Además, las nuevas exigencias de eficiencia energética en iluminación, en los sistemas de climatización y en los propios edificios, así como la progresiva introducción del autoconsumo, alteran significativamente los análisis que, originalmente, se utilizaban para calcular estos datos.

Desde el Ministerio de Transición Ecologica, en cualquier caso, se anima a la ciudadanía a practicar –en la medida de lo posible– medidas que fomenten la eficiencia y el ahorro de energía en sus consumos domésticos, especialmente mientras se prolonguen las medidas de confinamiento.

Y ¿cómo cambiamos el reloj biológico?

Al margen de lo que cada uno pueda preferir algunos expertos lo tienen claro.

El horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, mejora el rendimiento intelectual y ayuda a disminuir la aparición de enfermedades cardiovasculares

Según la Sociedad Española de Sueño en España lo más conveniente para la salud es que exista un horario estable sin cambios durante el año; y que se mantenga de forma permanente el horario de invierno (GMT+1).

Gracias a esto se conseguiría una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar más habitual (8:00 am – 17:00 pm), especialmente en las primeras horas de la mañana.

Esta postura viene avalada por estudios científicos que muestran que el horario de invierno promueve un ritmo biológico más estable que el del verano, mejora el rendimiento intelectual y, ayuda a disminuir la aparición de enfermedades como las cardiovasculares, la obesidad, el insomnio y la depresión.

El horario de invierno, por tanto, sería el más beneficioso para la población española, especialmente para los grupos más sensibles a los cambios de horario y a padecer trastornos del sueño y de la salud como son los niños y las personas de edad avanzada.

El control del sueño corre a cargo de un reloj interno situado en el cerebro que depende de factores externos como la temperatura y la luz. Esta última tiene una gran importancia en la regulación del reloj interno y en la instauración de un ritmo sueño‐ vigilia ordenado y estable.

En nuestro planeta las horas de exposición a la luz solar cambian a lo largo del día y tiene gran importancia cuándo amanece y cuándo anochece. Tanto la oscuridad por la mañana como la luminosidad por la noche retrasan el reloj interno produciendo un desajuste en el mismo.

Esta desincronización hace que las personas tengan tendencia a acostarse más tarde por la noche y despertarse más tarde por la mañana. Este cambio provoca que se tienda a dormir menos tiempo los días laborables y a dormir más los festivos, una situación que puede favorecer un bajo rendimiento laboral y escolar y, de forma crónica, facilitar la aparición de enfermedades asociadas a la falta y a la mala calidad del sueño.

El cambio de horario, aunque solo sea de una hora, altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno, que tarda varios días en reajustarse.

Cambiar la hora implica un periodo de adaptación y es por ello que se eligió hacerlo en la madrugada del sábado al domingo.

A pesar de ello, no es infrecuente que los primeros días después del cambio de hora algunas personas refieran irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio. Por ello es conveniente no hacer cambios y promover una mayor exposición a la luz natural cuando la mayoría de las personas están trabajando o aprendiendo en la escuela.

Esto es lo que ocurre durante el horario de invierno (GMT+1), en contraposición a lo que sucede con el de verano (GMT+2).

Estudios recientes elaborados en la Universidad de Murcia indican que el horario de invierno en España es, por un lado, el que permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar; y, por otro, el que conlleva una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar.

El horario de invierno facilita tener más horas de sueño y un despertar más natural que coincide con el amanecer. Si hubiese un horario de verano permanente, en los meses de invierno habría falta de luz por la mañana y en los de verano un exceso de luz por la noche, una situación que desajusta el reloj interno y puede provocar bajo rendimiento y vulnerabilidad a determinadas enfermedades.

En algunas ciudades españolas, un horario de verano durante todo el año supondría que en invierno el amanecer no se produciría antes de las 9.30 horas y que en verano el anochecer llegaría sobre las 22:00 horas.

Así que este domingo una hora menos de sueño, de confinamiento y un jet-lag que tardaremos 24 horas en controlar.


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