La ONU anima a adaptar las redes de transporte al cambio climático

La ONU anima a adaptar las redes de transporte al cambio climático

Es el momento de la adaptación al cambio climático. Numerosas entidades internacionales y nacionales lo llevan advirtiendo desde hace años. Ahora, un reciente informe de la UNECE lo pone de manifiesto al señalar que la red de transporte de Europa se enfrenta a nuevos peligros por culpa de fenómenos asociados a la crisis climática.


El paso de Gloria por nuestro país dejó una gran cantidad de imágenes sorprendentes en el levante peninsular, que vio cómo sus carreteras quedaban anegadas por el agua y cómo sus puertos caían ante las imponentes olas producidas en el Mediterráneo.

Sin embargo, lejos de tratarse de un fenómeno y unas consecuencias puntuales, las proyecciones de los expertos pronostican que ese tipo temporales se repetirán en el futuro por la acción del cambio climático, dejando estampas aún más desoladoras.

La red de transportes está compuesta por carreteras, vías ferroviarias, canales fluviales y aeropuertos. Todos ellos estarán afectados de un modo u otro por los fenómenos extremos que produce el cambio climático, como sequías, inundaciones o calor extremo

El motivo que ofrece la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE), entre otros, es simple: el cambio climático y sus consecuencias son imparables, por lo que piden a la humanidad dé un paso hacia delante y comience a “desarrollar estrategias de adaptación a este problema”, sobre todo a la hora de concebir las infraestructuras que nos rodean, como la red de transportes.

“La adaptación de los sistemas de transporte a los crecientes riesgos climáticos ha recibido hasta ahora una atención relativamente baja por parte de los Estados, a pesar de los enormes gastos que pueden surgir por no hacerlo”, señala la UNECE, en un estudio recién dado a conocer.

Esta dejadez por parte de los gobiernos queda reflejada en muchas de las normativas de construcción de infraestructuras de transportes, como la española, que está basada en proyecciones climáticas estáticas como las del siglo XX. Por no hablar de la escasa inversión pública en la red de transportes y en otras infraestructuras, como las relacionadas con el agua, para impulsar la adaptación al cambio climático.

De hecho, el agua es uno de los factores que más van a degradar la red de transportes en todo el mundo y, especialmente, en España, según la UNECE.

El ejemplo de España

En el caso de nuestro país, un análisis del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) destaca que el aumento de la intensidad de las precipitaciones extremas provocará una mayor erosión en los terrenos que sujetan las carreteras y redes ferroviarias, así como una mayor tendencia a la aparición de balsas de agua en túneles y de erosión en las carreteras y raíles cercanos a cauces fluviales.

Todo ello impulsará la destrucción de infraestructuras de un modo u otro y la aparición de aludes de tierra que pueden dejar incomunicadas poblaciones enteras durante días, por no hablar de las pérdidas humanas que se puedan producir por inundaciones y riadas en este nuevo contexto de cambio climático.

Las variables climáticas que afectan al transporte | Foto: CEDEX

La mejora en el drenaje de estas infraestructuras de transporte se presenta como una solución viable ante este problema ya que ayudaría a eliminar el exceso de agua. Sin embargo, en España esta medida aún queda muy lejos de poder implementarse de forma adecuada debido a que aún se está utilizando una normativa anticuada basada en unos modelos climáticos desactualizados, afirman los expertos. De hecho, desde el 2013 el CEDEX ha transmitido en sus informes la necesidad de cambios en la normativa.

Esto, a la larga, desembocará en un problema mayor ya que, como suele pasar en estos casos, no habrá una suficiente inversión para mejorar toda la red construida hasta ese momento, agravando así el problema.

Además de los sistemas de carreteras y ferroviarios, los puertos son los otros grandes afectados por el agua. En este caso, las tormentas, el oleaje y el aumento del nivel del mar son los mayores peligros que el encuentra el CEDEX. El organismo experto en obras públicas, considera que se deberá replantear el diseño y características de tráfico marítimo si se pretende seguir haciendo uso de este tipo de infraestructuras con normalidad.

El calor también puede suponer un inconveniente para los operarios que velan por la seguridad y buen funcionamiento de las redes de transporte durante y después de su construcción. También puede motivar la aparición de incendios

La ONU también muestra preocupación por esta cuestión: “Más del 60% de los puertos marítimos de la Unión Europea pueden estar bajo un alto riesgo de inundación para 2100, causando interrupciones en las operaciones y daños a la infraestructura portuaria y a los buques, especialmente a lo largo de la costa del Mar del Norte, donde el tráfico de más de 500 puertos representa hasta el 15% del transporte de carga mundial”, indica la UNECE

Después del agua, el calor extremo es el otro gran elemento que afecta al perfecto funcionamiento de las redes de transporte europeas. La UNECE, en este aspecto, advierte que España será una de las grandes afectadas, junto con Turquía, ya que según sus proyecciones climáticas, las olas de calor se volverán más frecuentes en esas regiones.

El aumento de las temperaturas provocará un aumento del riesgo de aparición de ondulaciones, roderas y fisuras en el firme, por no hablar de deformidades en todos los tipos de vía y materiales que forman los puentes. El CEDEX, además, apunta que estos cambios en las infraestructuras pueden reducir considerablemente otras de sus características, como su capacidad de drenar eficientemente la escorrentía de agua.

Esto puede perjudicar la seguridad vial y desembocar en un aumento del riesgo para los usuarios de las vías, indican los expertos en infraestructuras.

Cabe destacar que la incidencia del cambio climático en los aeropuertos es «especialmente difícil de pronosticar», según el CEDEX. No obstante, indican que los fuertes vientos de los temporales, las nieblas y el calor – que obligará a repensar la estructura y pistas de muchas instalaciones – puede llegar a suponer un desafío.

Una solución al problema

La adaptación al cambio climático, ya sea creando infraestructuras novedosas o actualizando las ya existentes, se presenta como la mejor de las soluciones ante el desafío que se presenta en las redes de transporte de Europa y España.

Para ello, desde el CEDEX animan a que se creen fuentes de información de calidad para valorar la vulnerabilidad de las redes de transporte frente al clima. En este sentido, la UNECE ha desarrollado recientemente un mapa interactivo en el que se puede observar las principales redes de transporte de Europa y Canadá y los factores climáticos que más van a incidir en ellas.

La adaptación de la red de transportes puede realizarse a través de una actualización de las viejas infraestructuras o mediante la creación de unas nuevas más avanzadas

“Con este trabajo queremos crear conciencia sobre la importancia de considerar el cambio climático en la planificación, construcción y mantenimiento de las redes de transporte. También pretendemos servir como un modelo de evaluación que ayude a los Gobiernos a incrementar sus esfuerzos de adaptación”, informan desde la UNECE.

En lo que respecta a las carreteras y vías ferroviarias, el CEDEX recomienda revisar a corto plazo la normativa y recomendaciones de diseño de las obras con el objetivo de reducir su vulnerabilidad, así como una mejora de las tareas de vigilancia y mantenimiento preventivo que garanticen que las carreteras ya construidas puedan hacer frente a los nuevos escenarios de cambio climático.

En cuanto a los puertos, recomiendan evaluar caso por caso sus vulnerabilidades frente al cambio climático, dando siempre prioridad a aquellos puertos en los que anteriores estudios han mostrado un peligro inminente.

Cabe destacar que la adaptación también se puede llevar a cabo mediante una mejor planificación del emplazamiento sobre el que queremos construir. Aquí, por ejemplo, los mapas de inundaciones pueden servir de gran ayuda al ofrecer información sobre las áreas más vulnerables a las crecidas de ríos o lluvias extremas.

En cualquiera de los supuestos, la pelota está ahora en el tejado de los gobiernos, como el de España, que tiene que empezar a comprender que, al igual que con el coronavirus, la lucha contra el cambio climático empieza por la prevención. Y si no, que se lo digan a aquellos a los que temporales como Gloria dejaron, dejan y dejarán sin hogar.

La alerta del FIDEX

El cambio climático podría afectar a la red viaria y ferroviaria entre un 40 y 60%, según el Foro para la Ingeniería de Excelencia (FIDEX), que ha pedido al Ministerio de Transporte que tenga en cuenta esta previsión para la adaptación contra este problema.

Las principales medidas que iban a trasladar al ministro José Luis Ábalos se centraban en la conservación y mantenimiento de las infraestructuras pero en FIDEX, que agrupa a las principales ingenierías españolas, recalcan que, ante la sucesión de fenómenos climáticos extremos en España, se han visto obligados a contemplar esta cuestión.

Además, avisan de que las necesidades presupuestarias para el mantenimiento de infraestructuras crecerán con las «nuevas condiciones climáticas». «Las lluvias torrenciales son la principal amenaza lo que obligará a revisar, entre otros aspectos, el drenaje. También existe un alto riesgo de deformaciones del pavimento o de proliferación de incendios cerca de las vías por los cada vez más frecuentes episodios de sequía», avisan desde el FIDEX.

En este sentido, el organismo ha apuntado que deben dejarse de lado los estudios de series temporales basadas en datos históricos y así centrarse en «predicciones de futuro a 50-70 años vista» con el objetivo de «proyectar unas infraestructuras que a partir de ahora deben ser resilientes».



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