La ESA ha firmado un contrato histórico de 380 millones con Airbus España por el que concede a la empresa el liderazgo de una nueva misión satelital Copernicus, algo que nunca le había ocurrido a nuestro país. La misión de este Sentinel será la de ofrecer información sobre la temperatura de la superficie terrestre



Copernicus no es solo el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, sino el mayor proveedor de datos de observación del mundo. Gracias al amplio abanico de información que recoge, la sociedad en su conjunto -tanto administraciones como ciudadanos- tiene “la capacidad de entender mejor el planeta y gestionar de forma sostenible el medio ambiente en que vive”.
Para poder recabar toda esa información, el servicio Copernicus cuenta con un conjunto de satélites propios, llamados Sentinel, diseñados, construidos y lanzados por la Agencia Espacial Europea (ESA) desde el año 2014.
El último de estos satélites, el Sentinel-6 Michael Freilich, pretende ser lanzado durante el día 21 de este mes. Sin embargo, que aun no se haya puesto en marcha este satélite no ha impedido a la ESA firmar dos nuevos contratos que darán vida a dos de las seis próximas misiones Copernicus.
La novedad de la firma es que por primera vez la ESA recurrirá a España para liderar el desarrollo de una de ellas: la misión Seguimiento de la Temperatura de la Superficie Terrestre, o LSTM (Land Surface Temperature Monitoring).
“Esta misión responderá a la necesidad de los agricultores europeos de aumentar la sostenibilidad de su producción a medida que el agua escasea cada vez más y el medioambiente se va alterando”, señala la ESA.
Para lograr su objetivo, el LSTM llevará a bordo un sensor infrarrojo térmico de alta resolución espacio-temporal que ofrecerá observaciones de la temperatura superficial terrestre que permitirán cartografiar, monitorizar y hacer pronósticos sobre los recursos naturales terrestres. De acuerdo con la ESA, esta función ayudará a comprender qué cambios se están produciendo, dónde y cuándo con mayor precisión.


Este contrato signado tiene un valor de 380 millones de euros y se ha firmado con Airbus España en presencia de Pedro Duque, ministro de Ciencia e Innovación. El otro gran contrato de 455 millones de euros se ha firmado con la constructora de satélites Thales Alenia Space, por lo que Francia pasará a liderar la misión de Imágenes Hiperespectrales de Copernicus, o CHIME (Copernicus Hyperspectral Imaging Mission).
Esta misión tendrá el objetivo de transportar un espectrómetro infrarrojo de onda corta que proporcionará observaciones hiperespectrales rutinarias para dar apoyo a nuevos y mejorados servicios para la gestión sostenible de la agricultura y la biodiversidad, así como para caracterizar las propiedades del suelo, “algo fundamental para el buen estado de la vegetación”, según la ESA.
Paralelamente, ha firmado un tercer contrato de 495 millones con la división italiana de Thales Alenia Space para desarrollar la misión Radiómetro de Microondas para Imágenes de Copernicus, o CIMR (Copernicus Imaging Microwave Radiometer).
Esta misión, que elevará a la atmósfera un novedoso radiómetro de microondas de frecuencia múltiple de barrido cónico, medirá la temperatura superficial, la concentración de hielo y la salinidad superficial de los mares.
“CIMR se va a desarrollar en respuesta a los requisitos prioritarios de las comunidades clave de usuarios del Ártico y dará apoyo a la Política Integrada de la UE para el Ártico”, comenta la ESA.


Aunque los contratos firmados aseguran el desarrollo de estas tres nuevas misiones, su plena ejecución depende de nuevos acuerdos, incluido un acuerdo entre la ESA y la Comisión Europea y la decisión conjunta de la comisión, la ESA y los Estados miembros de pasar de la fase B2 a la fase C/D para los prototipos de las misiones y el aprovisionamiento de las unidades satelitales recurrentes. La toma de esta decisión está prevista para la segunda mitad de 2021.
“Estamos encantados de firmar hoy estos contratos con la industria. No solo porque, una vez construidas, cada una de estas misiones responderá a un verdadero reto medioambiental y hará avanzar el programa insignia europeo Copernicus, sino también porque debemos mantener en buena forma el tejido industrial de nuestros socios durante la COVID-19, que ha causado daños incalculables en la economía y la estabilidad laboral”, explica Mauro Facchini, director de la Unidad de Observación de la Tierra de la Comisión Europea.
“Estamos muy satisfechos de la firma de estos contratos, que constituyen un paso importante para la expansión de una familia de satélites que nos ofrece información crítica y para el avance del programa Copernicus en su conjunto”, concluye.
