En nuestra anterior entrega hemos visto a los españoles dispuestos a “sacrificarse” por un futuro mejor.
Pareciera que a los españoles no se aplica aquélla reflexión que Churchill dedicó a los norteamericanos: “Puedes siempre contar con que los norteamericanos harán lo correcto, después de que hayan probado a hacer antes todo lo demás”, lo que viene al caso, dado que la principal resistencia a los acuerdos globales sobre el cambio climático, viene precisamente del país que más contamina, los EEUU de Norteamérica. Los españoles, que por si algunos no se han enterado, es cierto, ya no tienen un Imperio, están dispuestos a “sacrificarse” por un futuro mejor. Nos falta por saber si esta actitud de sacrificio lo es en aras de la “Humanidad” o de la asociación política “España” o de ambas.
Aunque para esta pregunta no tenemos respuesta, sí podemos responder otras. Empecemos con «¿Todos los españoles están dispuestos a sacrificarse en igual medida?». Parece que no; a medida que nos vamos a la derecha, sobre todo a la extrema derecha, hay menos personas dispuestas a “sacrificarse” ahora para vivir mejor en el futuro. Los que no quisieron decirnos cuál era su ideología son quienes menos dispuestos están a hacer sacrificios. No sabemos si esta baja voluntad de sacrificio en la parte derecha se debe a que no creen que sea necesario hacer sacrificios o a que prefieren que los hagan otros, si el asunto cae en el campo de la pedagogía política o de conductas antisociales o de ambas.
A medida que subimos en la escala social, la disposición a sacrificar algo en el presente para vivir mejor en el futuro, aumenta. Algún amigo economista interpretará esto como prueba del descuento del tiempo; como evidencia de esa vieja teoría que dice que a mayor capacidad para resistir las tentaciones en el presente, mayores éxitos en el futuro; y por tanto, los pobres son pobres porque no son capaces de resistir las tentaciones del presente: le das un niño de chabola una tableta de chocolate y se la come toda, no deja nada para mañana.
A escala planetaria, esta interpretación, es problemática, toda vez que a medida que caminamos hacia los imperios del Centro y del Sol Naciente, las gentes son más pacientes. Quizás, por ello, estos economistas impacientes acepten una interpretación mucho más sencilla: están dispuestos a sacrificar algo los que tienen algo que, si bien no les sobra, es prescindible sin gran quebranto. Sobre todo porque saben, que si se abre un enorme vacío en su alma, pueden volver a comprar la “utilidad” de la que se han deshecho.
Otra lectura, de esas que se llaman “populistas” es: “ya lo decía yo, esto del cambio climático es cosa de ricos; que se sacrifiquen ellos”. Esta sin duda, se apoyará en otro argumento, que aproximadamente viene a decir, quien más consume, más contamina, por tanto más debe sacrificarse. Ya sabemos que entre populismo y justicia, a veces hay una zanja que es posible saltar sin esfuerzo y otras veces solo es posible ir al otro lado, rodeándola, con la suficiente magia para que nos confundan con Pinocho. Por otra parte, para la correcta lectura de los datos, debe tenerse en cuenta que de clase alta, en sentido estricto, no hay muchos entrevistados, porque no hay entrevistador que llegue a ellos.
Las siguientes preguntas son cómo relaciona la ideología con la responsabilidad de cada uno de los agentes que, aparentemente, tienen algo que hacer sobre el cambio climático. Si, por un momento, nos olvidamos de los que no quieren revelarnos cuál es su ideología, no aparecen tendencias marcadas en la confianza en los Acuerdos Internacionales y en las Acciones del Estado; apenas son observables algunos matices entre las derechas.
Pero la confianza en las acciones de la empresas y las acciones individuales, cae cuando caminamos hacia la derecha, resultado algo contra-intuitivo para aquellos que confunden lo que se dice –responsabilidad individual- con lo que se hace –irresponsabilidad individual-, que son casi todos menos usted que lee y yo que escribo, es decir, todos los demás (los que haciendo deporte en la calle pueden registrar que están en confinamiento).
Y ya para terminar, como no podía ser de otro modo, cuanto más a la izquierda mayor debe ser la confusión entre la ciencia y la revolución, porque cuanto más a la izquierda, más confianza en la investigación científica y técnica para resolver el cambio climático.
Visto así se entiende, por qué los anticuerpos roji-gualdas protegen a algunos (a otros solo a título póstumo, que es tan título como cualquier otro) y por qué Octave Mirabeau encontró en China El jardín de los Suplicios: ¿dónde si no en China, el país de la paciencia, podría estar ubicado?