Si el agua hablara. Flujo efímero e inmortal que fue juez y parte de la evolución de la humanidad. Hilo conductor de la vida, del nacimiento de culturas, y de la creación en sí misma. Esencial y necesaria en su aspecto más pragmático. Mitológica y símbolo generador de dogmas y espiritualidad. La yaku mama o madre agua para los incas demuestra ser poderosa e intratable, casi mágica. Infundió un respeto y adoración, que lamentablemente con los años se ha perdido. El ciclo del agua nos permite existir y sus múltiples estados cuadran el círculo.
“Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno mismo”, dijo Jacques Cousteau. Sin embargo, el gesto más perverso con el que agradecer tal grandeza es abrir cada día un grifo sin preguntarnos de dónde y cómo viene el agua.
Mesopotamia, pioneros hidráulicos
Literalmente del griego “tierra entre dos aguas”. Las primeras civilizaciones avanzadas de la historia se asentaron a los costados del Éufrates y el Tigris. Una vez establecido el sedentarismo como forma de vida, fue cerca de los cauces fluviales el mejor lugar para prosperar. Esto tenía como dificultad aprender a convivir y gestionar el agua. El clima mesopotámico era difícil. Zonas muy áridas con sequías permanentes a diferencia de inundaciones por lluvias extremas.


«La cultura mesopotámica inició el camino del dominio del agua»
Sumerios, acadios, asirios y babilónicos tuvieron que erigirse en pioneros de la ingeniería hidráulica e idearon los primeros sistemas de control y distribución del agua. Descubrieron la irrigación como fenómeno para el éxito de la agricultura de regadío. Cada cultura fue aportando infraestructuras novedosas cada vez más sofisticadas con el objetivo de optimizar mejor sus recursos hídricos.
En Babilonia se han documentado los primeros intentos de ingeniería hidrológica subterránea. En el renombrado Código de Hammurabi aparecen las primeras leyes de regulación del uso del agua. Unos 3000 años a.c. hay constancia por algunos relieves de la utilización de los shaduf. Del primer sistema para elevar el agua por encima de su nivel. En el imperio asirio se documentan las primeras bombas de agua y unas infraestructuras de distribución preludio de los acueductos. En la ciudad sumeria de Nippur se encontró el primer alcantarillado de la historia.
La cultura mesopotámica inició el camino del dominio del agua, crucial para la evolución de las primeras sociedades desarrolladas. En el debe de su experiencia con el control hídrico se topó con los primeros problemas medioambientales, consecuencia de la intervención forzada en la naturaleza. La geografía mesopotámica sufrió la salinización y deforestación de sus tierras, y existen muchos datos de los primeros conflictos bélicos provocados por el control de las zonas más ricas en agua.


Egipto, gracias al Nilo
Si el Nilo no existiera, los egipcios no hubieran pasado de ser un pueblo nómada intentando sobrevivir en pleno desierto. De ahí a ser una de las culturas más influyentes de la antigüedad explica la adoración egipcia por el agua. A finales del periodo predinástico cientos de pueblos vivían a lo largo del Nilo. Solo tenían una certeza de aquel inmenso cauce: las tremendas crecidas periódicas.
Este supuesto inconveniente se convirtió en el motor del progreso egipcio. Las inundaciones eran el gran regalo anual para acumular y distribuir agua para el cultivo y la vida cotidiana. El crecimiento de la población fue alejando los asentamientos de las orillas del Nilo. Desde la primera dinastía se ideó un sistema de canales y diques para llevar agua a las nuevas tierras. Se han encontrado documentos donde aparece un departamento de riego, cuyo cometido era estudiar y controlar las crecidas y descensos del nivel fluvial.


«Una de las grandes aportaciones de la cultura egipcia fue la potabilización del agua»
Aquí se idearon los nilómetros, unas construcciones escalonadas con el objetivo de medir el nivel de las aguas del Nilo. No es de extrañar que tanta preocupación derivara en la primera presa de la que se tiene constancia histórica datada en el 2270 a.c. y llamada Sad el-Kafara, en árabe, “presa de los paganos”. Una de las grandes aportaciones de la cultura egipcia fue la potabilización del agua. Utilizaron una sustancia química llamada alum, compuesta por sulfato de potasio que hoy en día se sigue utilizando en los procesos de coagulación de las potabilizadoras modernas.
Grecia y Roma, un legado para la posteridad
“¿Qué han hecho los romanos por nosotros?”, preguntan los dirigentes subversivos de Judea. “¡El acueducto, el alcantarillado, la irrigación…!”, celebraban sus seguidores contradictoriamente a la ironía. Imborrable una de innumerables sátiras de los Monty Pyton en La vida de Brian.
Y nos dejaban las pistas de todo lo que la cultura romana legó al mundo. Griegos y romanos fueron los primeros vanguardistas de la historia y enfocaron los sistemas hídricos a un nivel cotidiano parecido al de hoy en día. El punto de inflexión lo marcaron los grandes pensadores griegos. La tradición minoica, experta en las técnicas hidráulicas, dejó una herencia que fue evolucionada gracias a la introducción de las matemáticas y la geometría. Los cálculos servirían para construir una red de suministros como el alcantarillado de Atenas que en la actualidad sigue funcionando 4.000 años después.
«El alcantarillado de Atenas sigue funcionando 4.000 años después»
Los adelantos técnicos produjeron sofisticadas máquinas novedosas como el tornillo de Arquímedes, la primera bomba de agua. Tales de Mileto inició el camino por medio de métodos físicos de la desalación del agua, y fue Aristóteles quién años después diseña la primera máquina evaporadora, que sirvió a los barcos griegos para conseguir agua dulce en sus travesías. La clase política ateniense dejó constancia de su preocupación por los recursos hídricos con una -legislación recogida en las Leyes de Solón, escritas por Plutarco, con regulaciones encaminadas a mantener limpias las aguas públicas.


Con el Imperio romano llegó la excelencia del agua. Roma, conocida como la ciudad del agua en algunos escritos históricos, encabezó un vasto sistema de gestión hidráulica nunca visto. El programa de obras públicas que estableció la curia romana dotó a la capital de innumerables comodidades de uso común.
Serán los acueductos su santo y seña para la posteridad. Monstruosas infraestructuras que consiguieron transportar agua desde grandes distancias que derivaban en un complejo sistema de cañerías de plomo. Pero si hay un elemento diferenciador en la cultura romana es el cambio de concepto con respecto a la utilización del agua dedicada por primera vez al ocio. Las termas ofrecieron un lugar de relajación y de reunión pública con el único objetivo de un mero pasatiempo.


Asia y el control extremo del agua
No se puede olvidar que dos de las culturas que aportan la mayoría de la población mundial surgieron en la antigüedad con una relación de amor y odio con el agua. Los más de 5.ooo kilómetro del Huanghe o río Amarillo vieron nacer la civilización china.


Los grandes inventores de la antigüedad sufrieron para domar un caudal que sufría las consecuencias de un clima extremo de lluvias e inundaciones. El gran río determinó, por ejemplo, el cultivo con el que desde hace más de 2.000 años se alimenta a millones de personas, el arroz. Los esfuerzos de la ingeniería china se centraron en la contención del incontrolable río. Los zhulong fueron el sistema de diques hechos de bambú y rellenos de piedras, preparados para contener las crecidas extremas.


La historia de la India es la historia del río Ganges. Lugar sagrado para el hinduismo fue el símbolo de la prosperidad de los descendientes del valle del Indo. Tuvieron que aprender a vivir con una climatología que descargaba agua salvajemente en época de lluvia. Megástenes, un geógrafo griego del siglo III a.c, visitó la India y describió con asombro el sistema de canales para desviar el torrente de agua.
El Islam y su veneración fluvial
La gestión del agua en la cultura árabe no se puede entender sin su estricta relación con la religión islámica. La palabra de Alá y el Corán guardan un espacio privilegiado para el elemento que para ellos sustentaba la vida.


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El agua como factor divino y espiritual
La relación con el agua y su dimensión espiritual ha tejido la identidad de las culturas a lo largo de la historia, El agua es una de las cuatro patas en las que se sustenta la materia y ha sido símbolo y eslabón con todo lo extraterrenal de las diferentes civilizaciones.
En el antiguo Egipto, el dios Osiris era el protector de las aguas fértiles. En la cultura asiática el agua tiene categoría de divinidad. Para el Islam el agua fue donada por Alá para sustentar la vida. La palabra agua aparece 582 veces en la Biblia y su dimensión divina se manifiesta con el acto del bautismo. La mitología griega y romana tiene sus propios dioses relacionados con el elemento hídrico. Fertilidad, abundancia, riqueza, purificación. En definitiva, son infinidad las expresiones míticas derivadas del agua por todo el planeta.
