Repasamos los principales acontecimientos de una semana marcada por la Cumbre de la Biodiversidad de la ONU, en la que los países no alcanzaron ningún compromiso concreto para proteger la naturaleza
Esta semana ha estado marcada por la celebración de la Cumbre de la Biodiversidad, en el marco de la 75ª Asamblea de Naciones Unidas que ha tenido lugar en Nueva York. Su secretario general, António Guterres, ha apremiado a los líderes de los países a comprometerse con los objetivos de conservación mundiales ya que el planeta no ha logrado superar ninguna de las metas que se habían marcado en este decenio en materia de protección y recuperación de la biodiversidad. Los líderes de los países mostraron en sus discursos su buena disposición para «hacer las paces» con la naturaleza, pero más allá de las palabras no hubo un compromiso concreto.
La ONU espera que 2021 sea el «año de la naturaleza» y que se alcance un tratado similar al Acuerdo de París pero en materia de protección de ecosistemas y especies. Desde luego 2020 nos ha demostrado sin lugar a dudas que la destrucción de la naturaleza nos acerca a virus y patógenos que hacen peligrar a toda la raza humana.
Además de biodiversidad, en Naciones Unidas esta semana se ha hablado de agua, un recurso que está marcando la estrategia global frente a la COVID-19. La salud, la higiene y la alimentación son valores esenciales que dependen del agua y que deben garantizarse para superar la pandemia sin dejar a nadie atrás. Por ello, los países avanzaron durante la 33ª Reunión ONU-Agua en el Marco Mundial de Aceleración del ODS6 para apoyar el progreso del planeta en este objetivo relacionado con el preciado recurso.
También esta semana en Nueva York ha comenzado la cuenta atrás para marcar el día en el que, según estimaciones científicas aceptadas por el Acuerdo de París, el calentamiento global será irreversible. Y lo ha hecho en forma de reloj a través de la obra ‘Metrónomo’, que muestra los siete años y tres meses que quedan para llegar al punto de no retorno.


Y España, en concreto la Región de Murcia, entra en la era de la transformación digital en la gestión del agua con la inauguración de Dinapsis en Cartagena. Una herramienta para afrontar el reto del cambio climático y la obsolescencia de las infraestructuras hídricas. Una herramienta que permite integrar mejor la información sobre el consumo de agua en tiempo real y observar las situaciones críticas para así ayudar en la toma de decisiones.


Una situación crítica es la que se vive en las Tablas de Daimiel. El Patronato del Parque Nacional ha solicitado una aportación urgente de agua a partir del acueducto Tajo-Segura para restaurar el funcionamiento hidrológico de este ecosistema acuático que se encuentra prácticamente seco.
Sin agua, pese a haber sido el año hidrológico más lluvioso de la década. Este otoño comienza con la borrasca Alex, un intenso temporal que someterá a la península y a Baleares a fuertes rachas de viento acompañadas de un descenso de las temperaturas y fuertes precipitaciones.
Un evento climático que nos hace darnos cuenta de nuestra pequeñez ante la fuerza de la naturaleza y de la necesidad de adaptarnos ante lo que está por venir, porque o es un futuro verde o será un futuro sin futuro.
