El planeta lo deja claro: adaptarse es vivir

El planeta lo deja claro: adaptarse es vivir

La Cumbre de Adaptación al clima ha debatido esta semana las mejores soluciones para que regiones y ciudades resistan los efectos extremos del cambio climático. Y el agua, como no podía ser de otra manera, ha sido protagonista. Sequías, inundaciones y subida del nivel del mar son los retos más acuciantes a los que hay que hacer frente


Esta semana la comenzamos con la celebración de la Cumbre de Adaptación al Clima, donde el agua fue protagonista. La gestión de lluvias torrenciales y sequías, la seguridad hídrica y la resiliencia ante la subida del nivel del mar han sido las cuestiones que han centrado la cita internacional que tuvo lugar en Países Bajos, un estado creado en torno al agua.

Los líderes mundiales debatieron soluciones y planes que permitan hasta 2030 a los ciudadanos y al planeta adaptarse a los efectos del cambio climático. La escasez y la abundancia súbita de agua, debido a los eventos climáticos extremos, son los desafíos más importantes en materia de adaptación, y requieren de una respuesta decidida por parte de los gobiernos.

Además plantearon la situación de urgencia que viven los países en desarrollo, que requieren más de 57.000 millones de euros para cumplir con sus planes de adaptación contra los desastres climáticos. Una cifra podría aumentar hasta los 247 millones de euros en 2030, según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente.

En este sentido, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres ha solicitado que el 50% de la participación total de la financiación climática proporcionada por todos los países desarrollados y los bancos multilaterales de desarrollo se asigne, en concreto, a la adaptación y la resiliencia.

Y es que cambio climático se hace notar cada día y el planeta debe adaptarse a sus envites. Precisamente esta semana se daba a conocer el Índice de Riesgo Climático, en el que España ha escalado seis puestos y se posiciona en el número 32 de los países más afectados por los fenómenos meteorológicos extremos. Supone un avance significativo en los últimos dos años ya que en 2017 ocupaba el puesto 47.

El índice también analiza los costes humanos y económicos directos de este tipo de eventos extremos: 475.000 vidas y 2,54 billones de dólares (2,1 billones de euros) en las dos últimas décadas. Puerto Rico, Myanmar, Haití, Filipinas y Pakistán son los países más castigados desde el año 2000.

Sumatra
Inundaciones en la ciudad de Iriga , en Filipinas | Foto: Rainier Ampongan

Estos días hemos vivido una muestra más de un sistema climático cambiante. Si comenzamos el año con una ola polar que nos dejó récord de temperaturas mínimas de hasta 25 grados bajo cero, cerramos el mes de enero con un récord de máximas. 28,1º se han registrado en Tarragona y temperaturas primaverales por encima de los 25 grados en la zona mediterránea.

La influencia en la península de una masa de aire de origen subtropical, más cálida y húmeda, ha sido la causante de estas temperaturas más propias de abril que de enero. Así, entre principio y final de mes, hemos tenido más de 50 grados de diferencia entre la mínima y la máxima. Un abismo que, sin duda, da que pensar.

Además, este fin de semana llega Justine, la quinta borrasca de enero, tras FilomenaGaetan, Hortensia e Ignacio. Desde el comienzo de la actual temporada de borrascas, en octubre de 2020, ya hemos tenido 10 de alto impacto, y cinco, la mitad, se han desarrollado en el mes de enero.

Dos personas toman el sol en la Playa de la Malvarrosa el 27 de Enero, cuando la temperatura superó los 25 grados. | EFE/Kai Försterling

Y una buena noticia que viene del mar. Un nuevo tratamiento basado en la plitidepsina podría convertirse en el antiviral más potente contra el nuevo coronavirus. Se trata de un fármaco sintético basado en una sustancia producida por unos pequeños seres vivos del Mediterráneo, que va camino de convertirse en el tratamiento más efectivo para evitar la replicación celular del virus SARS-CoV-2. Además tiene sello español, ya que el fármaco está desarrollado por la empresa Pharmamar.

La sustancia que ha inspirado este fármaco proviene de las ascidias unos animales invertebrados y hermafroditas que viven anclados a piedras o muelles. Los científicos que firman el estudio publicado en Science que muestra su eficacia, liderados por el virólogo español Adolfo García-Sastre, del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, señalan que este fármaco es unas 100 veces más potente que el remdesivir, el primer antiviral aprobado para tratar la covid que hasta ahora no ha demostrado una eficacia contundente.

Las ascidias son animales invertebrados y hermafroditas que viven anclados a piedras o muelles.

Para cerrar la semana, repasamos la celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental, una labor que no se circunscribe a la escuela, sino que se dirige a toda la sociedad. Su finalidad es provocar un cambio en la ciudadanía para que adopte prácticas individuales y colectivas responsables con el planeta. Y el agua es una de las lecciones más importantes.

La educación ambiental, que se planteó por primera vez en los años 70 del pasado siglo, está orientada a mejorar las capacidades de análisis, la reflexión y la acción de niños y mayores. Inculca valores que duran toda la vida y es una educación de ida y vuelta: cada persona aprende y enseña a la vez.

En una situación de cambio e incertidumbre como la que atravesamos, la educación para una ciudadanía convencida de los valores ambientales, sin duda, es una receta de éxito. Hacer de las nuevas generaciones personas que apuesten por la sostenibilidad es imprescindible para que el planeta siga siendo habitable para los hijos de sus hijos. Sin el convencimiento de todos, no podremos lograrlo.

¡Buen fin de semana!



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