En el repaso a los principales acontecimientos de esta semana destacamos que el cambio climático es un reto sin fronteras que requiere de un trabajo coordinado global de todos los países. Un reto posiblemente mitigable si se ponen en marcha acciones que limiten y reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero con el objetivo de evitar que la temperatura del planeta aumente
El cambio climático es cada vez más evidente. Definitivamente, nos encontramos ante una emergencia climática sin precedentes. Y pesar de que los efectos de la COVID-19 han sido devastadores, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha advertido en un reciente comunicado que considera que los efectos del cambio climático superarán en dimensión y escala temporal a los de la pandemia de coronavirus.
Asimismo, el máximo responsable de Naciones Unidas considera que reforzar el cumplimiento del Acuerdo de París y apoyar la Agenda 2030 es el camino para una reconstrucción sostenible de la sociedad global.
Reducir a la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y alcanzar la meta de emisiones cero para 2050 son clave para lograr el objetivo de que la temperatura del planeta no aumente más de 1,5 grados, un límite de seguridad marcado por la comunidad científica a partir del cual los efectos del calentamiento global serían catastróficos.


Las evidencias de que el clima está cambiando son cada vez mayores. Este mes Europa ha vivido el octubre más cálido jamás registrado. En concreto, y de acuerdo con el servicio de cambio climático de Copernicus, la temperatura en Europa ha sido 1,6 °C más elevada con respecto al promedio de referencia, evidenciando así el calentamiento global en el que se encuentra el planeta.
A medida que este fenómeno se hace más patente en nuestro planeta, sus efectos son más perceptibles: sequías e inundaciones más prolongadas, aceleración en el derretimiento de los glaciares y cambios drásticos en las temperaturas y las precipitaciones.


El factor humano ha sido decisivo a la hora de modificar nuestro clima. En este contexto, las energías renovables son la respuesta para poder emprender el camino de la sostenibilidad y cumplir con los objetivos climáticos en 2050.
En ese sentido, la Agencia Internacional de Energía ha publicado esta semana su informe Renovables 2020 en el que pronostica un crecimiento imparable de las energías limpias y augura que la apuesta de Europa, India, China y Estados Unidos por las renovables tirará de la economía mundial.
Esta semana ha estado marcada también por el Foro de Alto Nivel sobre Infraestructuras y Ecosistemas Resilientes celebrado para facilitar la participación y colaboración público-privada en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España.
El Foro de infraestructuras tiene como objetivo profundizar en las medidas de recuperación verde tras el coronavirus diseñadas en el Plan de Recuperación del Gobierno. Sin embargo, y a pesar de que se esperaba una reunión específica para abordar el papel del agua como motor de la reconstrucción, el agua urbana apenas tuvo peso en la agenda del Foro de Alto Nivel, más allá del saneamiento, que sí recibe impulso. Pero es mucho más lo que el sector del agua tiene y puede ofrecer, y que debe ser tenido en cuenta por el bien de todos.
Y cerramos la semana con un hilo de esperanza. La elección de Joe Biden para ocupar la presidencia de los Estados Unidos abre de nuevo una ventana de optimismo con su promesa de convocar una cumbre internacional sobre clima en los primeros 100 días de su mandato y de retornar a su país a la gobernanza internacional sobre cambio climático.
La presidencia de Biden podría marcar una nueva era en la política estadounidense en materia climática al situar las inversiones en energías limpias e infraestructuras resilientes al cambio climático como uno de los pilares de su programa de recuperación económica y de empleo. Toca ahora tener paciencia y ver si en los próximos cuatro años Biden podrá ejecutar esa agenda.
El Acuerdo de París abre el camino para combatir el cambio climático pero es imprescindible concienciarse de manera individual para poder combatir este problema que nos atañe a todos y hay que hacerlo ya. La pandemia del coronavirus nos ha hecho sentir el miedo de que en cualquier momento nuestro cómodo ‘estado del bienestar’ se puede desmoronar, y sin caer en el amarillismo sensacionalista, los datos son angustiosos y evidencian que el tiempo para salvar al planeta se agota.
Como decía una profecía de los indios Cree: “Solo después de que el último árbol sea cortado. Solo después de que el último río sea contaminado. Solo después de que se pesque el último pez. Solo entonces, descubrirás que el dinero no se puede comer”.
El planeta no puede esperar más.
