Repasamos con nuestro Informe Semanal lo más destacado de una semana en la que la celebración de Fitur 2022, una de las ferias de turismo más importantes del mundo, ha puesto sobre la mesa la necesidad de que el sector sea más sostenible y digital
El turismo del futuro será sostenible o no será. Esta semana se está celebrando en Madrid Fitur 2022, una de las ferias de turismo más importantes del mundo, y uno de sus objetivos principales es relanzar la actividad de un sector turístico que cada vez apuesta más por la sostenibilidad y la digitalización, en estrecha relación con el agua, como formas de asegurar el atractivo de los destinos. De hecho, según destacan sus organizadores, a lo largo del evento están teniendo un papel muy destacado «aspectos relacionados con el desarrollo sostenible”, especialmente aquellos vinculados con la innovación, la tecnología y la transformación digital, imprescindibles para la transformación de los destinos turísticos.
Eso sí, aunque la mayoría de los destinos hablan de transformaciones y promesas de futuro, lo cierto es que en España existen actualmente ejemplos muy claros de proyectos de sostenibilidad turística que pasan por la digitalización y son ya una realidad. En concreto, uno de los mayores exponentes de este turismo renovado es la ciudad de Benidorm (Alicante), que se ha apoyado en Dinapsis, el centro de innovación para la gestión territorial sostenible que Hidraqua y el grupo Agbar pusieron en marcha en la ciudad alicantina, como palanca para impulsar su nueva imagen turística.
El éxito de la apuesta es innegable: gracias a este hub, la urbe se convirtió en 2019 en el primer destino turístico inteligente certificado del mundo, además de obtener el premio “Ciudad Sostenible” de la Fundación Forum Ambiental. Además, no es el único territorio español que ha optado por esta fórmula: Canarias también ha apostado por desarrollar modalidades de turismo sostenible mediante una alianza con Dinapsis. En concreto, además de garantizar el menor impacto ecológico de la gestión del agua, los dos hubs canarios de esta red también se especializan en actividades dedicadas a mejorar la sostenibilidad de los destinos locales con estrategias de renaturalización, planes directores de infraestructura verdes y gestión inteligente de las zonas de baño como áreas turísticas de alta ocupación o necesidad de protección.


Curiosamente, el otro gran protagonista de la semana ha sido también un conocido destino turístico isleño, aunque por motivos diametralmente opuestos. La erupción el pasado sábado del Hunga Tonga Hunga Ha’apai, un volcán submarino a 65 kilómetros al norte de Nuku’alofa, la capital de Tonga, es considerada ya como una de las más violentas que se han registrado en los últimos treinta años en el planeta. Esta pequeña nación isleaña del Pacífico ha quedado completamente aislada del resto del mundo y se teme que los terremotos relacionados con la erupción y la enorme nube de ceniza hayan acabado con el suministro de agua potable, por lo que se han enviado barcos cargados con el líquido elemento para ayudar a la población.
La Alta Comisión de Nueva Zelanda en Tonga ha indicado en un comunicado que hay informes de «daños significativos» en la costa oeste de Tongatapu, la principal isla del país, incluida la zona costera con hoteles en la capital, Nuku’alofa. Por el momento, las autoridades trabajan para restaurar las comunicaciones cortadas por la erupción y el tsunami, que destruyeron las líneas de teléfono y el internet y cuyos efectos llegaron a países tan lejanos como Perú, donde murieron dos mujeres por el oleaje.


Eso sí Fitur no ha sido el único evento importante de esta semana que dejamos atrás. Dos años después del comienzo de la pandemia de COVID-19, y con el telón de fondo siempre presente de la crisis global del clima, los líderes mundiales se han vuelto a reunir esta semana en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que por segunda edición consecutiva deberá realizarse en formato virtual por los riesgos que ha planteado la reciente ola de coronavirus debido a la variante ómicron.
A pesar de ser a distancia, el evento, conocido como Foro de Davos por la localidad suiza en la que se celebra su reunión anual, ha sido en cualquier caso la primera reunión global de este 2022 en la que coincidían los principales jefes de estado y de gobierno junto con los directores ejecutivos de las empresas los y líderes de la sociedad civil, por lo que ha sido clave para conocer las prioridades y desafíos de los próximos meses. En este sentido, las previsiones sobre la evolución de la pandemia en los próximos meses han sido un tema central de las discusiones, puesto que de ello dependerá en buena parte las perspectivas de recuperación económica y del empleo. Pero también han ocupado un lugar principal los debates en torno al desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático, ya que el Informe de Riesgos Globales del WEF, publicado la semana pasada, resaltaba que los tres principales riesgos globales, por probabilidad y por impacto, son todos de índole ambiental.


Por otro lado, esta semana también se ha aprobado el Plan Normativo del Gobierno para 2022 en el Consejo de Ministros, celebrado el martes. Gracias a él, se ha sabido que el Ejecutivo tiene previsto lanzar este año el Real Decreto sobre protección de las aguas contra la contaminación difusa producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias. Un texto que ya cuenta con el visto bueno del Consejo Nacional del Agua y cuya fase de consulta pública ya está concluido.
La contaminación de origen difuso de las masas de agua superficial y subterránea es un problema muy extendido en la mayor parte de las cuencas españolas. En particular, este hecho se pone de manifiesto por las elevadas concentraciones de nitratos que se registran en determinadas masas de agua, causadas por los excedentes de productos inorgánicos u orgánicos usados como fertilizantes. En cualquier caso, no se trata de un problema que, en el ámbito continental, afecte solo a España. La Unión Europea considera la contaminación de origen difuso como un problema central en sus políticas ambientales y agrarias.


Cerramos este repaso semanal con una espectacular noticia científica. Un cubo de 5,3 por 5,3 kilómetros, cuya altura superaría la del Mont Blanc y se extendería por una amplia zona de la ciudad de Nueva York. Ese era el tamaño del iceberg A68, desprendido de la Antártida en 2017, cuando liberó 152.000 millones de toneladas de agua dulce en el mar antártico cuando su cuerpo principal alcanzó aguas poco profundas en Georgia del Sur, tres años después. Un derrame masivo de agua dulce en un entorno marino que podría tener conecuencias indeseadas en la fauna y flora de esta islas cercanas al continente antártico, un santuario de vida silvestre en el océano austral.
Así se pone de manifiesto en un artículo publicado en Remote Sensing of Environment, que describe cómo los investigadores del Centro de Observación y Modelado Polar del Reino Unido y el British Antarctic Survey combinaron mediciones de diferentes satélites para trazar cómo A68 cambió en área y grosor a lo largo de su ciclo de vida. Y es que, cuando se generó, el iceberg tenía una superficie de más del doble del tamaño de Luxemburgo, lo que lo convertía en una de las masas de hielo de este tipo más grandes jamás registradas.


¡Buen fin de semana a todos!
