Repasamos con nuestro Informe Semanal lo más destacado de la actualidad en una semana en la que ‘El Ágora’ ha podido conversar con la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, sobre el papel central del agua y su gestión en la reconstrucción económica y la transición climática
El agua digital será la clave de la estrategia de transición hidrológica. Esa es la opinión de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, que esta semana ha podido analizar en una entrevista con El Ágora la hoja de ruta de la política hidráulica, destacando el papel central del líquido elemento y su gestión ante la ardua tarea de la recuperación económica y la adaptación al cambio climático. Una tarea que, a su juicio, requiere humildad, diálogo, trabajo y mucha pedagogía: “Aunque el cambio climático es una noticia tremenda, ya es una realidad con la que convivimos y lo peor que podemos hacer es tenerle miedo”.
Aun así, Ribera insistió en que todo lo que se ha venido desarrollando en esta lucha climática hoy por hoy es insuficiente. “Todavía no sabemos cómo cuadrar las cifras para poder transformar la economía, acelerar la transformación del modelo socioeconómico y poder invertir en aumentar esa resiliencia que necesitamos para hacer frente a mayores inundaciones, a los grandes incendios que también hemos visto, y para preparar a la sociedad ante episodios de temperaturas extremas que hemos padecido en muchas partes del planeta en días pasados. O para periodos de sequía mucho más prolongadas, que en España pueden afectar a sectores muy importantes de nuestra economía”, aseguró.
Por eso, el agua y su gestión serán muy importantes en los años venideros. En este sentido, Ribera destacó durante la entrevista tres ejes de actuación prioritarios: prepararnos para gestionar el riesgo de inundaciones, que como hemos visto en los últimos años, tienen periodos de retorno cada vez más cortos y causan elevados daños materiales, económicos, naturales e incluso cercenan vidas humanas; resolver el déficit en materia de saneamiento y depuración, que ha provocado la apertura de expedientes sancionadores por parte de la Unión Europea, y que nos cuestan elevadas multas por incumplimiento de la Directiva Europea del Agua; y asegurar la disponibilidad de agua en cantidad y calidad, aún más en escenarios extremos, apostando por la consolidación de las fuentes alternativas.


En este contexto, en el que tal y como explicó la ministra las alianzas entre las administraciones y el sector privado serán decisivas para la ejecución del plan de recuperación y los fondos europeos, esta semana también se ha presentado un gran proyecto de colaboración público-privada que podría servir de modelo para el futuro. Distrito Digital Comunitat Valenciana ha presentado este jueves tres programas de innovación abierta basados en la colaboración público privada y enfocados a establecer sinergias entre administraciones y empresas, aportando soluciones tecnológicas a los principales retos de la comunidad.
Uno de los tres proyectos con los que contará el programa será con el Climate Change Hub impulsado por Agbar, empresa referente en la gestión del agua y el medio ambiente, acompañada de la consultora especializada en innovación Gellify. El objetivo del mismo será contribuir a la búsqueda de soluciones tecnológicas relacionados con el cambio climático, la resiliencia frente a las inundaciones, los incendios forestales, la contaminación atmosférica, la sostenibilidad del mar y los ríos, la gestión circular del agua, la gestión de catástrofes en materia de comunicaciones, logística y salvamento, así como para la concienciación ciudadana, todos ellos temas clave para la actividad de la compañía.


No es el único gran ejemplo de alianzas que hemos conocido esta semana. El municipio barcelonés de Gavà lleva años orientando sus políticas públicas hacia un modelo de economía circular, en una apuesta decidida por combatir el cambio climático y fomentar la sostenibilidad. Conscientes de que el sistema lineal de producción ha llegado a su límite, se está priorizando la circularidad a través de un ambicioso proyecto que surge de la colaboración público privada y que ha situado al municipio a la vanguardia europea en materia de sostenibilidad. Se trata de la iniciativa ‘Circular Gavà‘, que surge de la alianza con Aigües de Barcelona y el Centro Tecnológico del Agua (Cetaqua).
El éxito de este proyecto ha llevado a Gavà a renovar la colaboración con ambas entidades. El nuevo convenio, firmado este miércoles, da continuidad a los dos anteriores, suscritos desde el año 2017 con periodicidad bianual, dando así continuidad al proyecto ‘Circular Gavà’, en el que se identificaron 10 sinergias potenciales entre actores territoriales a través del análisis de los flujos de agua, energía y residuos para aplicar los principios de la economía circular como medio para garantizar la sostenibilidad social, económica y ambiental de la ciudad.


Pero más allá de España y de proyectos concretos, esta semana ha sido sobre todo importante porque la Comisión Europea ha presentado por fin el paquete legislativo Fit for 55, un ambicioso y gigantesco proyecto mediante el que se revisarán casi una decena de normativas europeas relacionadas con las emisiones y el mercado de carbono, la automoción, la energía o la edificación y se lanzarán otras cinco nuevas legislaciones. El objetivo no es otro que estar “en forma para el 55”, una alusión clara al porcentaje de reducción de emisiones que se quiere alcanzar en 2030. Bruselas pretende por tanto revolucionar por completo la forma de vivir, trabajar, desplazarse, consumir y producir de la sociedad europea para situar el continente en la vanguardia de la búsqueda de la neutralidad climática, un cambio que según los expertos exigirá un gran salto tanto a nivel social como tecnológico
No será una misión fácil. Entre las metas que del Fit for 55, está el endurecer las tasas del mercado comunitario de carbono, prácticamente doblar la cuota de renovables comunitaria, encarecer las importaciones desde países que no tengan estrictas normas climáticas o limitar casi por completo la venta y circulación de vehículos de combustión interna en algo más de una década. Y es que el objetivo último del Ejecutivo europeo no es solo reducir las emisiones, sino transformar nuestros hábitos al mismo tiempo que se genera un crecimiento económico más sostenible y se reduce la dependencia energética de la UE, que gasta unos 27.500 millones de euros al mes en importaciones energéticas, en particular de combustibles fósiles.


El revolucionario plan de la UE no puede llegar en mejor momento, tras una pandemia que ha afectado seriamente a la Agenda 2030 y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente en los países menos avanzados económicamente. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha presentado el nuevo informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI), un documento que ofrece la primera evaluación mundial, basada en evidencia, sobre la inseguridad alimentaria crónica, hambre y malnutrición desde que nació la pandemia y se expandió por el planeta.
Según han recordado, en 2014 se detuvo el largo descenso del hambre en el mundo que había comenzado en 2005. Desde entonces, la inseguridad alimentaria ha ido aumentando lentamente hasta 2020 cuando la pandemia “disparó todas las alarmas”: ya no solo los conflictos, el cambio climático y las recisiones económicas estaban exacerbando el hambre, sino que ahora la pandemia echó por tierra las esperanzas a corto plazo de alcanzar las dos primeras metas del segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS). Un revés sobre el que reflexionar antes de dar los siguientes pasos.


¡Buen fin de semana a todos!
