En el repaso a los principales acontecimientos de esta semana destacamos la celebración del Día Mundial del Saneamiento que pone en valor el tratamiento de aguas residuales y el acceso a un retrete digno como herramientas básicas de salud para la población
Para el sector del agua esta semana ha estado marcada por la celebración del Día Mundial del Saneamiento o Día del Retrete (Toilet Day) impulsado por Naciones Unidas para poner en valor el tratamiento de las aguas residuales como herramienta de salud y recordarnos que más de la mitad de la población del planeta no dispone de sistemas de saneamiento adecuados.
Este año el tema del día mundial ha sido Saneamiento sostenible y el cambio climático. Y es que las inundaciones, la sequía y el aumento del nivel del mar amenazan los sistemas de saneamiento, desde los inodoros hasta las fosas sépticas y las plantas de tratamiento.
Las inundaciones pueden contaminar los pozos utilizados para el agua potable o pueden dañar los inodoros y esparcir los desechos humanos a las comunidades y cultivos alimentarios, causando enfermedades crónicas y mortales.


Para el mundo desarrollado, tener un grifo con agua de calidad a nuestra disposición y un aseo privado con todas las comodidades es algo que damos por supuesto. Pero solo hay que pensar que cuando tiramos de la cadena se van por el desagüe 10 litros de agua, la misma cantidad de la que disponen al día millones de personas en el mundo. O que cientos de miles de niños mueren al año a causa de enfermedades diarreicas por no disponer de un saneamiento del agua adecuado. O que niñas y mujeres de todo el mundo tienen que recorrer muchos kilómetros cada día para recoger agua para sus familias y no disponen de un cuarto de baño con unas condiciones mínimas lo que las expone a la violencia o a tener que dejar el colegio al iniciar la menstruación. Cifras y datos que son una auténtica vergüenza.
Por ello es imperativo que gobiernos, instituciones y sector privado apuesten por acelerar el ODS6 (agua limpia y saneamiento para todos), básico para conseguir el resto de objetivos de la Agenda 2030. Porque a pesar de lo mucho avanzado, aún queda por hacer y solo lo lograremos si trabajamos juntos.


Y de la necesidad de un agua segura para todos, pasamos a la destrucción generada a causa de los eventos climáticos extremos. Esta semana el huracán Iota ha devastado Centroamérica tan solo dos semanas después de que el ciclón Eta dejara en Honduras, Nicaragua y Guatemala un rastro de muerte y destrucción.
Millones de personas se han tenido que enfrentar de nuevo a las inundaciones y los corrimientos de tierra provocadas por Iota sin nada con lo que hacerles frente porque aún estaban desplazadas o sin hogar por los efectos de Eta. Una tragedia que nos hace darnos cuenta de los dramáticos efectos del calentamiento global, que ha intensificado la temporada de huracanes en el Atlántico.


Y esta semana también se conocía la decisión de Donald Trump, a dos meses de salir de la Casa Blanca, de acelerar las concesiones para la explotación de petróleo y gas en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en Alaska, poniendo en peligro uno de los pocos territorios vírgenes del planeta y una joya biológica única.
Más allá de las escasas familias de nativos inuit y gwich’in que viven allí, hay abundantes manadas de caribús, aves acuáticas y osos polares que poco a poco se han visto desplazados, debido al deshielo, de las regiones más septentrionales.
Esperemos que Joe Biden cuando entre en la presidencia revoque estas concesiones. La explotación del petróleo ártico, además, es especialmente costosa, y, de salir todo bien para las compañías, empezaría en aproximadamente una década, cuando la demanda global de combustibles fósiles habrá descendido considerablemente.


Mientras, la Comisión Europea ha hecho pública su estrategia para conseguir multiplicar por cinco la producción de energía eólica marina en 2030 y convertir Europa en líder de esta fuente renovable, un objetivo que requerirá la inversión de 800.000 millones de euros, que provendrán mayoritariamente del sector privado.
La estrategia pretende alcanzar como mínimo una producción de 60 gigavatios (GW) en 2030 y lograr que sea de al menos 300 GW en 2050, una potencia superior en tres veces a toda la capacidad española en el momento acutal.
En todo caso, la institución ha subrayado que esta estrategia garantizará que se respetará toda la legislación medioambiental pertinente y también se tendrán en cuenta todas las necesidades sociales y económicas de las comunidades pesqueras europeas.
Cerramos la semana con el arranque de la Mock COP26, una cumbre global del clima muy especial. En sustitución de la COP26, que se aplazó a 2021 a causa del coronavirus, este año los jóvenes han decidido organizar la Mock Cop, un macro evento digital en el que debatirán hasta el 1 de diciembre sobre justicia climática, educación, reducción de emisiones y, sobre todo, donde demostrarán qué pasaría si los jóvenes encabezasen las Cumbres del Clima.
Los jóvenes dicen no entender el aplazamiento de la COP26 de Glasgow a 2021 a causa del coronavirus, ya que consideran que esta crisis sanitaria motivada por la pérdida de biodiversidad y exacerbada por la contaminación y el calentamiento global es la demostración de que no podemos retrasar más la acción climática. Que hay que actuar ya.
Y nos despedimos con un llamamiento muy especial. Este viernes, Día Mundial de la Infancia, una genial campaña, Earh Speakers, en la que han participado 250.000 niños de 70 países prestando sus voces y rasgos faciales, denuncia que los derechos de los niños se están viendo comprometidos a causa del cambio climático. Sus voces nos piden que salvemos el planeta. Porque su futuro depende de las decisiones que tomemos los adultos en el presente. Y ya es hora de que las tomemos.
Tampoco podemos despedir la semana sin tener en cuenta que mañana sábado se celebra el Día Mundial de la Pesca, una efeméride para la cual nuestro corresponsal en EEUU, Argemino Barro, ha preparado un amplio reportaje sobre la contaminación por plásticos que sufren los océanos.
Nuestra propuesta editorial se cierra con un reseña de Analía Iglesias sobre el último libro de Ian Urbina, el conocido reportero del New York Times, que acaba de publicar en España Océanos sin ley, un texto de investigación basado en reportajes publicados previamente en el prestigioso diario y la revista National Geoprahic, que muestra la falta de cumplimiento de la gobernanza en nuestros océanos, un entorno donde algunos piratas se saltan la regulación internacional y el dios Poseidón no aparece para poner orden, como afirma Urbina.


¡Buen finde!
