Repasamos con nuestro Informe Semanal lo más destacado de una semana en la que la falta de lluvias en España complica cada vez más la situación hídrica del país, ya que el descenso de la calidad del agua embalsada puede poner en riesgo la capacidad de adecuarla para el consumo
España ha entrado en un nuevo periodo de sequía, fenómeno cíclico típico de nuestro clima que sin embargo este año podría ser especialmente grave, sobre todo en cuanto a consecuencias. En algunas regiones se ha declarado ya la alerta ante el descenso de recursos hídricos, que las previsiones auguran que no mejorarán a medio plazo. Es más, los modelos de previsión auguran que no solo febrero será también un mes escaso en lluvias, sino que hay una alta probabilidad de que las precipitaciones estén por debajo de lo normal en los siguientes tres meses, que es precisamente el periodo del año donde suele llover más.
La escasez de lluvias prevista para los próximos meses va a comprometer las reservas de agua embalsada, que ya venían tocadas del año pasado. Ahora mismo, en invierno, los pantanos deberían estar llenándose, pero hacen lo contrario. Cada martes, el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) hace balance del agua almacenada en los embalses, y llevamos un 2022 de continuos informes a la baja. A día de hoy, con apenas un 44,6% de agua, los embalses están cerca de 15 puntos por debajo de la media de los últimos 10 años, y un 25% menos respecto al periodo 1981-2021.
En estos casos, se da también una circunstancia muy importante y es que la calidad del agua embalsada se deteriora, porque cuando bajan las precipitaciones y desciende el nivel del agua embalsada, se pierde también calidad del líquido almacenado. En concreto, a medida que un pantano pierde volumen de agua almacenada, se hace mayor la cantidad de materiales en suspensión que el agua tiene, desde materia orgánica y sedimentos minerales a residuos prevenientes de la actividad humana. Y a ello se añade el hecho de que a medida que baja el nivel de los pantanos estos se acercan al fondo, donde durante décadas se ha depositado todo lo que el río lleva.
Las estaciones de tratamiento de agua potable (ETAP) están habituadas a vigilar y tratar este tipo de componentes, siempre presentes en el agua, pero se ven obligadas a multiplicar sus tareas cuando los niveles de estos minerales aumentan, pudiendo llegar a concentraciones que no es posible tratar en las plantas, ya que no están diseñadas en su mayoría para situaciones extremas. Al menos, en nuestro país existe conocimiento experto para tomar medidas ágiles ante situaciones extremas, pero las autoridades deben saber cómo movilizarlo y ponerlo en valor.


Ante esta situación hídrica, la circularidad del agua cobra cada vez más importancia en el contexto español. Precisamente esta semana se ha celebrado en Murcia la Feria de la Circularidad LOOP, donde el líquido elemento ha sido una vez más protagonista debido a su enorme potencial circular. En concreto, Aguas de Murcia puso esta semana sobre la mesa, en la tercera jornada del evento, grandes soluciones a grandes retos y desafíos que tiene la gestión del ciclo del agua en un escenario de sequía estructural y lucha contra el cambio climático que augura más fenómenos meteorológicos extremos con sequías y lluvias torrenciales, que generan inundaciones y avenidas.
Entre los muchos ejemplos de gestión eficiente, sostenible y circular del agua que han hecho de Murcia un referente nacional y líder en Agenda urbana, han destacado durante la jornada las Biofactorías, que convierten los residuos generados en los procesos de depuración de aguas residuales en nuevos recursos tan valiosos como abono agrícola, fertilizantes de fosforo y electricidad verde. Y es que, en cualquier caso, Murcia es ya por pleno derecho una región donde el ciclo urbano del agua se ha convertido en paradigma del modelo circular y referencia nacional en gestión sostenible del agua
Por otro lado, esta semana también se ha celebrado el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y lo ha hecho en clave hídrica. Si bien el año pasado, este Día Internacional se centró en reconocer la labor de las científicas en la lucha contra la pandemia de covid-19, este año Naciones Unidas ha decidido dedicar este día a poner en valor el papel de las mujeres en la consecución del ODS6, agua limpia y saneamiento para todos, bajo el lema «Equidad, Diversidad e Inclusión: El agua nos une».
El agua ha sido tradicionalmente un sector muy masculinizado, en parte por esa poca presencia femenina en carreras científicas y de ingeniería y tecnología, tan vinculadas al sector. No obstante, en los últimos años se ha producido un crecimiento de la contratación de mujeres técnicas e ingenieras en las empresas dedicadas al ciclo de agua urbano, aunque por el momento, las mujeres son únicamente el 19% de los trabajadores del sector.
En este sentido, este viernes se ha celebrado también la 7ª Asamblea del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un evento que ha reunido a científicas y expertas de todo el mundo, representantes de organizaciones internacionales y del sector privado, para debatir el nexo del agua en la consecución de los tres pilares del desarrollo sostenible: la prosperidad económica, la justicia social y la integridad medioambiental. Además, se pondrá en valor el papel de las mujeres y las niñas como beneficiarias y agentes del cambio, con vistas a acelerar el progreso hacia la consecución del ODS6.
Continuando con la agenda internacional, esta semana también se ha celebrado el One Ocean Summit en Brest (Francia), un encuentro mundial que ha congregado a los mayores expertos mundiales y a varios jefes de Gobierno para identificar conjuntamente soluciones prácticas para preservar y restaurar los ecosistemas marinos. El secretario de Estado de Medioambiente, Hugo Morán, participó este jueves en un foro de diálogo sobre resiliencia costera, en el que destacó que para España “es imprescindible adaptar la costa y sus usos a la subida del nivel medio del mar”.
Los peligros derivados del cambio climático en las costas incluyen el aumento en la frecuencia e intensidad de temporales costeros, la inundación permanente por la subida del nivel del mar, el incremento de la erosión y la pérdida de ecosistemas clave como consecuencia del calentamiento del agua del mar. Por eso, según Morán, la adaptación debe alcanzarse con la ejecución de obras públicas de defensa, seleccionando esas inversiones con criterios de eficacia y también de eficiencia, sino también a través de la promoción de políticas, normas y actuaciones que huyan del cortoplacismo y la improvisación.


Cerramos este repaso semanal en clave de agua con una constatación: el cambio climático complicada vez más la existencia de los Juegos Olímpicos de Invierno. Aproximadamente el 80% de la nieve en los Juegos de 2014 en Sochi, Rusia, fue fabricada artificialmente, mientras que cuando Corea del Sur acogió este evento deportivo en Pyeongchang cuatro años después, esa participación aumentó al 90%.
Sin embargo, esta situación ha llegado a su extremo con la edición de 2022, que se celebra en Pekín después de que la capital china se empeñara en ser la primera urbe en organizar unos juegos de verano y luego de invierno. A pesar de haber trasladado las pruebas a los montes Yin, a unos 200 kilómetros al noroeste, la falta total de nieve ha obligado a que el 100% del manto blanco que cubre la pistas sea generado por máquinas y cañones. Según los informes, China ha estimado que la fabricación de nieve en los Juegos de Invierno necesitará un total de 185 millones de litros de agua, el equivalente a 74 piscinas olímpicas, para cubrir 800.000 metros cuadrados de superficie de nieve.


¡Buen fin de semana a todos!
