LA HISTORIA
El mundo está en guerra, ya no cabe ninguna duda. Como si de una invasión extraterrestre se tratara, todos y cada uno de los países de este mundo han activado el estado de alarma, la excepcionalidad es la norma, cualquier subestimación del enemigo cuesta miles de víctimas en cualquier lugar del planeta, como nos advertía El arte de la guerra de Sun-Tzu.
Querríamos cambiar de tema, olvidarnos por un día, pero no es posible, el terror y la fascinación fijan nuestra mirada.
PERO VAMOS A GANAR LA GUERRA ¿NO?
Hemos ganado la determinación al precio de las derrotas iniciales. La soberbia y la estupidez de creernos mejores que otros nos está costando caro a muchos, a casi todos. Lo que nos parecían métodos propios del despotismo oriental de China se ha mostrado como el único modo de atajar la sangría.
Pero ya sabemos cómo derrotar al enemigo invisible, aunque por torpeza y negligencia en ocasiones tardemos en hacerlo, a costa de más bajas entre los nuestros.
Pero, a pesar de todo, vamos a ganar la guerra. Y cuando acabe, el mundo será diferente.
AL MENOS NO CAEN BOMBAS QUE LO DESTRUYEN TODO…
No se destruyen edificios pero sí la confianza y los puestos de trabajo, proyectos incipientes, y algunas ilusiones. Hay miradas perdidas, sensación de desazón.
Ramón Tamames intenta medir en la tribuna con la que estrena hoy su colaboración en El Ágora lo que se puede medir en euros, pero hay cosas que no tienen precio. Esperemos que las lecciones aprendidas nos ayuden a avanzar.
¿Y QUÉ PODEMOS APRENDER?
Pues muchas cosas.
Que no sabemos nada de mucho.
Que no debemos subestimar lo todavía desconocido de nuestro planeta.
Que adaptarnos al enemigo es el principio de la victoria, y que ese es el camino para superar el cambio climático que no cesa, nuestro siguiente desafío.
Que solo juntos superamos los grandes desafíos, pero que hay profesionales de la división y la confrontación, auténticos bomberos pirómanos que deberíamos apartar de nuestro camino, porque tenemos muchas cosas que funcionan y gracias a ellas y a las personas y organizaciones que están detrás, de todo tipo y condición, vamos a ganar esta guerra.Queríamos cambiar de tema y olvidarnos por un día, pero la melancolía se combate trabajando desde ahora para el día después. Y cuando acabemos la guerra con el Covid-19 seguiremos trabajando para salvar el planeta en que vivimos, nuestra casa.
Y como decía el filósofo francés René Guénon, «huid de los falsos profetas porque solo traen la ruina».