El verano de nuestra desolación

El verano de nuestra desolación

El verano de nuestra desolación

Con un déficit y una deuda pública disparados, la salida de la crisis económica postcovid-19 se antoja un Everest si la Cumbre de la UE no consigue un acuerdo para ofrecer un apoyo económico y financiero a los países más afectados, como España



LA HISTORIA

Los frugales bloquean el acuerdo para la reconstrucción negociando de forma torticera, deseando en realidad prolongar la decisión más allá de agosto, a ver si con cierta recuperación Italia y España moderan sus peticiones.

¿PERO ESO ES VIABLE?

Desde luego, con España se están equivocando, porque con la explosión de rebrotes, particularmente el del área metropolitana de Barcelona, el problema lleva más camino de agravarse que de mejorar. En general, podríamos decir que los frugales, tres de cuyos presidentes son socialdemócratas, no se están dando cuenta de que más allá de la fiabilidad de un gobierno u otro, el problema del virus en absoluto ha desaparecido. Su actitud es más prepotente y de prejuicio que de preocupación por el despilfarro. Sin el compromiso de Alemania y Francia la Unión estaría al borde de la descomposición moral. Y Europa es nuestra única tabla de salvación, y no solo por el dinero.

¿QUÉ SIGNIFICARÍA EL NO ACUERDO PARA ESPAÑA?

El desastre. Con un déficit y una deuda pública disparados, sin los 140.000 millones optimistamente preasignados, la salida de la crisis económica postcovid-19 se antoja un Everest. España debe jugar a buscar un acuerdo a toda costa, con más pragmatismo que dignidad ofendida porque no tenemos margen de maniobra. Alguna demostración de consideración a que el dinero que pedimos a fondo perdido sale del bolsillo de ciudadanos de otros países no estaría de más y nos daría argumentos para negociar. Y no podemos jugar a echarles la culpa a los otros.

¿Y TAN GRAVE ES LO DE BARCELONA?

El Govern, que tanto criticó al gobierno de Sánchez, está desnortado y no da pie con bola, y el reconfinamiento masivo en Barcelona sería económicamente un desastre, no solo para Cataluña sino también para España. En la Ciudad Condal crece la desolación ante las renovadas restricciones que vuelven a alejar la recuperación que parecía traer el verano. El desgobierno y el desprestigio de la autoridad promovidos desde las propias instituciones municipales y autonómicas no facilitan la complicidad de los ciudadanos con la gestión de la crisis.

¡VAYA VERANO!

Pues sí, vaya verano. Después del duro confinamiento, y de las trágicas consecuencias de la COVID-19, llega este sinvivir de los rebrotes, acompañado de la desesperanza en que todo se va a arreglar. La moral empieza a fragilizarse. Hay que luchar contra eso, sin victimismo y sin buscar malvados enemigos ideológicos. Empecemos por nuestra responsabilidad individual, para ganarnos el derecho a la crítica, siempre constructiva sin demérito de la severidad.



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