LA HISTORIA
En Estados Unidos el ritmo de contagio solo baja en 21 estados, en ocho se mantiene estable y en 21 está subiendo. Los estados más afectados, casi todos en el Sur y en el Medio Oeste, son aquellos que relajaron antes las medidas de confinamiento. Arizona, Florida y Texas, por ejemplo, registraron este martes el mayor aumento diario de contagios hasta la fecha.
Cincuenta y cinco días en Pekín sin contagios han dado paso a 137 contagios en pocos días y una demostración más de la infectividad y movilidad del virus, a pesar de la fulminante respuesta de las autoridades chinas. Ha habido rebrotes también en los países hasta ahora considerados ejemplares, como Corea del Sur, Alemania o nuestra vecina Portugal. Esto no ha acabado.
¿Y QUÉ QUIERE USTED, MÁS CONFINAMIENTO?
Evidentemente. esa es una solución económicamente suicida, por lo que debemos aplicarnos en evitar riesgos mayores, y sobre todo articular mecanismos de alerta rápida ante cualquier nuevo contagio y de respuesta inmediata para aislar los focos. La nuevamente espectacular respuesta china para intentar localizar y frenar los nuevos contagios no parece fácil de mimetizar en España.
El rebrote alemán o el portugués, por hablar de Europa, se ha producido de forma localizada. En Alemania han hecho exhaustivas campañas de PCRs a todos los trabajadores y las familias de los mataderos donde se han localizado los sucesivos brotes nuevos, y se han tomado medidas específicas en esas zonas. Lo cierto es que, en Europa, donde la situación se ha controlado a través de un severo confinamiento, la relajación nos muestra el peligro latente. Y mientras llega la vacuna hay que afinar los mecanismos de alerta y detección.
¿Y QUÉ SE ESTÁ HACIENDO?
En Europa se están poniendo en marcha apps de rastreo de posibles contagiados. Se ha cerrado un protocolo para garantizar la interoperabilidad entre las diferentes aplicaciones móviles nacionales. Eso significa que las apps de rastreo nacionales funcionarán sin problemas en cualquier país de la Unión, sin necesidad de descargarse la aplicación del país de destino. En ocho países ya están en marcha, y en otros 10 en camino, España incluida, aunque de aplicación limitada a Las Canarias, con excusas poco convincentes, que más parecen miedo a los datos que al contagio real.
Por otro lado, debería implementarse el prometedor seguimiento analítico de las aguas residuales, con productos españoles ya operativos, y que pueden transformar la capacidad de previsión y anticipación de las autoridades sanitarias.
