La epidemia activa el virus del nacionalismo en Europa - EL ÁGORA DIARIO

La epidemia activa el virus del nacionalismo en Europa

La epidemia activa el virus del nacionalismo en Europa

La UE no puede mirar para otro lado cuando están en juego, de momento, la tercera y cuarta economías de la zona euro y miles de vidas. Mientras Francia lidera la Europa solidaria y mestiza de norte y sur, Holanda y Alemania encabezan el nacionalismo egoísta



LA HISTORIA

Italia y España encuentran, frente a la crisis sanitaria que amenaza todo lo que somos, una Europa dividida entre los que creen que la solidaridad está en el corazón de la construcción europea y los que, nacionalismo rancio mediante, le quieren poner sordina, siempre que se hable de dinero. Hemos de encontrar el camino para que Europa siga siendo la solución, porque España se empeña en seguir siendo el problema.

TAMBIÉN ES MALA SUERTE QUE SEAMOS ESPAÑA E ITALIA LOS QUE TENGAMOS QUE PEDIR AYUDA…

Mala suerte es que te caiga un rayo a campo través… Aunque lo cierto es que la UE no arbitró medidas específicas para la epidemia que venía de China, y que solo Alemania parece haber adoptado desde el principio la gestión adecuada. A día de hoy, los muertos allí son 15 veces menos que en España, con una población que casi nos dobla.

Dicho esto, ni italianos ni españoles podemos estar contentos de cómo se ha gestionado una crisis sanitaria que está poniendo en jaque nuestro futuro.

En cualquier caso, Europa no puede mirar para otro lado cuando están en juego, de momento, la tercera y cuarta economías de la zona euro, y miles de vidas. Francia lidera la Europa solidaria y mestiza de norte y sur, y Holanda y Alemania la Europa de nacionalismo egoísta. La diferencia es que el presidente holandés personalmente encarna una posición de prejuicio casi étnico, mientras que Merkel es simplemente realista respecto de lo que le permitiría su parlamento.

¿ESTAMOS EN UN CALLEJÓN SIN SALIDA? 

No necesariamente. El primer paso es ser realistas: los eurobonos no se van a conseguir. Llevamos más de 10 años detrás de ellos sin éxito. Conocemos en nuestras carnes la cerril tozudez del nacionalismo, da igual de donde sea. Por lo tanto, hay que ver qué tenemos a nuestro alcance y cómo podemos convertirlo en útil.

El Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) está concebido inicialmente para rescates e incluye unas fuertes fiscalizaciones que rechazan los gobiernos de España e Italia, pero dispone de fondos suficientes y en condiciones económicas ventajosas, y está mutualizado.

Dada la naturaleza del problema a resolver, que incluso Merkel acepta que es sobrevenido, podría negociarse que la fiscalización se limitase a comprobar que los fondos van a los objetivos previstos, en un control presupuestario que ya es efectivo en la actualidad, sin cuestionamiento del déficit ni de la política fiscal. Ahí hay un importante margen de maniobra, sobre todo porque Merkel tiene la intención de encontrar una solución. Pero “lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”.

¿Y QUÉ PUEDE HACER SÁNCHEZ? 

El Sánchez presidente, además de dar la cara en la pelea, que lo está haciendo, debe encontrar una vía realista de negociación, sin renunciar a ningún objetivo. Si le da a Merkel una salida formal frente a los suyos la convertirá en aliada, porque ella quiere una solución buena para Italia y España, que evite la implosión emocional de la UE, de consecuencias siempre imprevisibles en la Unión real.

ESO ALLÍ, ¿Y AQUÍ? 

También es fundamental que el gobierno que construye la unidad que reclama Sánchez, es decir, las Calviño, Ribera, Planas o Maroto, las ministras y ministros que durante la crisis han tendido puentes y construido con la sociedad civil y las empresas una respuesta de país, que ese gobierno sea el que comunique su relato positivo y de unidad a España y a Europa.

Porque hay otro gobierno que es el que, como Yolanda Díaz, no solo propone medidas cosméticas y populistas, como derogar la posibilidad del despido, en el mejor estilo franquista, sino que además insinúa que hay empresarios agazapados esperando a la dramática situación actual para despedir trabajadores, un insulto a la inteligencia porque se pueden despedir o contratar sin ningún problema en cualquier momento.

Evidentemente, desde su partido, Izquierda Unida-Podemos, se estaba llevando mal el protagonismo positivo de tantos empresarios en esta crisis (como de tantos trabajadores y profesionales) y había que encontrar un marco en el que reproducir la habitual presunta culpabilidad de los empresarios y su necesario señalamiento negativo. Igual, los gritos de Irene Montero o los mítines en la hora más oscura de Iglesias. Que la realidad no tuerza el discurso de división y odio, frente al de unidad que está intentando construir la otra mitad del gobierno. El presidente Sánchez debiera evitar eso. En Europa también cuenta.


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