LA HISTORIA
Los efectos económicos de la crisis sanitaria pueden cifrase en una caída anual del PIB de entre el 9 y el 12%, mayor que la producida en el peor momento de la pasada crisis económica. Un desastre sin precedente en la España contemporánea.
¿¡NO ME DIGA QUE VAMOS A PASAR OTRA CRISIS COMO LA DEL 2008!?
No.
En cualquier caso, siempre que la crisis sanitaria se revierta sobre el mes de junio, la recuperación será mucho más rápida que entonces. Aunque hay quien dice que entre los problemas y las soluciones de la pandemia se nos vienen encima los cuatro jinetes de la Apocalipsis que personifican la preocupación por el paro, la recesión, el déficit y la deuda.
Pero la situación es hoy, con la experiencia adquirida en la Gran Recesión, muy distinta, con un sistema crediticio mucho más saneado y con un BCE como garante global de apoyo, a pesar de los titubeos iniciales de la señora Lagarde, presidenta del BCE. Finalmente se ha impuesto el espíritu de Mario Draghi cuando en 2010 dijo aquello de que “se hará lo que sea necesario para salvar el euro” y cambió el estado ánimo de los mercados.
Todo ello, hay que insistir, si la crisis sanitaria no se alarga más allá del mes de junio y destroza la
temporada turística, que en cualquier caso quedará tocada. Además
los efectos del virus recaen en el caso de España sobre una coyuntura desacelerada.
¡PUES VAYA ÁNIMOS QUE ME DA!
Esa es la verdad. Una verdad incomoda, como decía Al Gore del cambio climático. Vamos con retraso, casi todo el mundo de una manera u otra ha estado cicatero al principio de la crisis y más tarde o más temprano ha cambiado de actitud. La señora Lagarde finalmente ofrece un plan formidable sin esperar, como decía inicialmente, a que los estados gastaran su munición.
El Gobierno español, ciertamente, ha reaccionado tardíamente ante el panorama a que nos referimos, empezando con el primer Real Decreto-Ley del 10 de marzo, de medidas que eran casi ridículas para enfrentar el desafío del virus. Pero apenas cinco días después se produjo el anuncio de Sánchez de un plan que dio esperanzas a trabajadores y empresarios. No es el único que ha rectificado, como hemos visto.
¿Y EN EL MUNDO CÓMO ESTÁ LA COSA?
Pues también mal.
Las cifras de caída del PIB como consecuencia de la pandemia, globalmente, podrían ser asombrosas, difíciles de imaginar. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2020, la economía de Japón ha decrecido un 2,7% sobre el año anterior. Un porcentaje difícilmente recuperable a corto o medio plazo.
Pero las instituciones multilaterales tienen clara la gravedad de la situación.Así, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este lunes que está preparado para movilizar un billón de dólares a fin de combatir los efectos económicos y humanitarios de la pandemia. Son palabras mayores, porque ese billón es toda la capacidad de préstamo del organismo que dirige como nueva directora ejecutiva la economista búlgara Kristalina Georgieva.
Por su parte el Eurogrupo de los 19 países europeos con el euro circulando, tras una maratoniana cumbre celebrada por teleconferencia también el lunes, mostró su determinación a paliar los destrozos económicos del coronavirus. «Tomaremos cualquier acción política coordinada y decisiva que sea necesaria, incluyendo medidas fiscales, para apoyar el crecimiento y el empleo», aseguraron los ministros de Finanzas de la Eurozona en su comunicado conjunto. Palabras que debieron influir también en la presidenta del BCE.
Ángel Gurria presidente de la OCDE -en la reunión que tuvo el pasado día 10 de marzo con el Presidente Sánchez- insistió en la necesidad de medidas para proteger el empleo y facilitar liquidez a las pymes más afectadas. Incluyendo en su comentario la necesidad de que Bruselas sea flexible con los objetivos de déficit
Bueno, bien.
ENTONCES, ¿NOS SALVAMOS O NO?
Pues habrá que verlas venir. Tienen que pasar muchas cosas.
Que insistamos en las medidas más drásticas para vencer la epidemia.
Que nosotros los ciudadanos estemos comprometidos y reponsables.
Que haya lealtad institucional por parte de todos, empezando por el Gobierno, para sacar adelante unos presupuestos consensuados de reconstrucción del aparato productivo en términos de liquidez y solvencia financiera.
Que las medidas sobre el cobro de los subsidios de desempleo de los trabajadores sean rápidas y eficaces.
Que los ERE´s y los ERTE’s se produzcan ágilmente en coherencia con la situación de fuerza mayor que han forzado y forzarán los despidos.Y que tengamos suerte.